Los géneros binarios son temas cuestionados en la actualidad… Ese es el caso de la deportista Caster Semenya, una mujer que produce altos niveles de testosterona y puso a la IAAF a dudar sobre su sexo.
Mokgadi Caster Semenya (1991- ) es una atleta sudafricana corredora de los 800 metros, campeona mundial en tres ocasiones (2009, 2011 y 2017) y campeona olímpica en dos ocasiones (2012 y 2016). Es considerada una de las deportistas más rápidas en la actualidad, consiguiendo los 800 metros en tiempo récord, es decir, en poco menos de dos minutos. Sin embargo, la genialidad de la corredora se ha visto opacada por varias polémicas relacionadas con sus genitales, cuyo origen radica en una condición llamada hiperandrogenismo, que le hace producir mayor cantidad de testosterona que la que produce una mujer promedio.
El hiperandrogenismo consiste en una liberación excesiva de andrógenos en el cuerpo, que tienen efectos múltiples y que es entendido como el primer síntoma de síndrome de ovario poliquístico (SOP). Aunque es un diagnóstico complejo, otras deportistas de la industria han hecho pública esta condición, como la también atleta de origen keniano Margaret Wambui y la burundesa Francine Niyonsaba. Además, se sospecha que otras deportistas ya retiradas pueden haber sufrido de esta condición, como la checoslovaca Jarmila Kratochvílová y la alemana Marita Koch.
Ahora bien, ¿cómo y por qué surge la polémica con Semenya?
Origen de la polémica
En 2009 Semenya fue ganadora del Campeonato Mundial de Atletismo, celebrado en la ciudad de Berlín. Otras corredoras cuestionaron el género de la atleta. La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, en sus siglas en inglés) pidió pruebas de confirmación de sexo, basándose en los resultados de algunos exámenes que le realizaron previamente a Caster, en donde se mostraban que los niveles de testosterona que ella producía eran superiores a los de una mujer promedio.
Aunque no se dieron detalles ni se publicaron los resultados de las pruebas, la investigación sobre el sexo de Semenya fue de carácter mediático. Una vez concluidos los análisis, ciertos medios de comunicación afirmaron que los genitales de la deportista fueron fotografiados y sometidos a observación durante varias horas. Finalmente, a finales de 2009, los resultados de los análisis concluyeron que Semenya era intersexual, ya que no contaba con ovarios ni útero y poseía testículos internos, que explicarían su gran producción de testosterona. Esto quiere decir que a mayor cantidad de testosterona mayor resistencia a la velocidad.
El personal médico que realizó el análisis de la corredora estuvo integrado por un psicólogo, un ginecólogo, un endocrinólogo y un médico especializado en medicina general. La IAAF le ordenó a Semenya doparse a base de opiáceos para reducir los niveles de testosterona en su cuerpo.
Opiniones generadas
El cuestionamiento y los análisis sobre el sexo de Semenya causaron mucha conmoción, tanto en el mundo deportivo como en los medios de comunicación. La IAAF manifestó que las pruebas eran necesarias si la corredora deseaba seguir compitiendo, ya que las atletas hiperandróginas se ven beneficiadas por su condición sobre todo en la competencia de 400 metros (por cuestiones de circulación, masa muscular y oxígeno). El atleta estadounidense retirado Michael Johnson alegó que, aunque las pruebas eran necesarias, el manejo del caso por parte de la IAAF iba en contra de la privacidad de la deportista.
En contraparte, la atleta Margaret Wambui (quien comparte la condición de Semenya) cuestionó en principio las pruebas de la IAAF durante una entrevista para la AFP en 2019, preguntando: “¿Y por qué a los hombres con bajos niveles de testosterona no se les pasa a la categoría femenina?”.
Los abogados de la deportista repetían la consigna de que los derechos de la atleta debían ser respetados, mientras que la misma Semenya ha reiterado que ella es una mujer y “fue criada como una”.
Desenlace
En el año 2010 y después de una larga disputa entre la IAAF y los abogados defensores del caso, los esfuerzos de Semenya dieron frutos y se le dejó seguir compitiendo en la categoría femenina, además se le permitió mantener sus títulos.
Sin embargo, en 2018 la IAAF reabre el caso. Mediante la creación de una norma llamada Diferencias de Desarrollo Sexual (DSD por sus siglas en inglés), las corredoras que compiten en la categoría femenina deben tener niveles de testosterona inferiores a los cinco nanomoles por litro, impidiéndole a deportistas como Semenya participar como mujeres en las competiciones (ya que pueden competir en la categoría masculina). La atleta apeló al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), pero la medida logró retrasarse solo un año, ya que a principios de 2019 se empezó a poner en vigencia.
Luego de ponerse en rigor la DSD, Semenya decidió denunciar el caso nuevamente, esta vez ante el Tribunal Federal Suizo. Este tribunal le dio temporalmente la razón, por lo que la competidora podrá realizar su deporte sin ningún tipo de dopaje.
La IAAF tomó sus medidas en pro a encajar a los deportistas en la tradicional categorización de géneros binarios (hombre y mujer), que ha funcionado por años. Esto no les aleja de recibir críticas, tanto por parte de atletas como por parte de movimientos civiles y feministas.
Mientras que ciertos críticos cuestionan que el dopaje se legalice para bajar los niveles de una hormona que mujeres como Semenya producen naturalmente, otros cuestionan el «clasismo» de las pruebas y los métodos ortodoxos con los que se cuentan, pudiendo ser considerados como violatorios.
Mientras que la IAAF y la deportista mantienen fervientemente sus razones, ¿qué opinas? ¿Ha obrado bien la IAAF? ¿Tiene Semenya una ventaja o no tiene culpa de su capacidad física?
Con información de: Wikipedia / Mujeres con ciencia / La Vanguardia / El Sevier / El Mundo / BBC / Diario Vasco / Runner’s World / Foto: Shutterstock
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