Según una reciente investigación de la Universidad de Kansas, el 68 por ciento de las mujeres ha fingido en alguna ocasión la llegada al punto álgido de la excitación sexual. Lo cierto es que, gracias a ello, disfrutarían de una mayor confianza, autoestima y salud física, ya que son los beneficios de actuar de forma altruista.
Y es que acrecentar el placer ajeno sin esperar nada a cambio es el principal motivo que lleva a la mujer a sobreactuar en la cama. Junto a la mentira piadosa, se encuentran otras tres razones de menor peso, según ha revelado un nuevo estudio publicado en la revista Archives of Sexual Behaviour.
Fingir una reacción fisiológica de tamañas dimensiones no es tarea fácil, ya que la cascada de tensión sexual no va acompañada únicamente de gestos, gritos y movimientos espasmódicos, sino también de otras respuestas corporales incontrolables como la dilatación de las pupilas y el enrojecimiento de la piel. Sin embargo, son muchas personas, en su mayoría mujeres, las que optan por exagerar la satisfacción sexual procurada por su amante, con unas motivaciones, hasta la fecha, tan desconocidas como la propia función biológica del orgasmo femenino.
La escasa investigación al respecto llevó al equipo de científicos de la Temple University en Philadelphia (EE.UU.) a buscar las razones concretas que subyacen a este deshonesto comportamiento. En su análisis, consultaron a una muestra de 481 mujeres heterosexuales de entre 18 y 32 años, todas ellas sexualmente activas y dadas a simular orgasmos durante el coito o el sexo oral, acerca del porqué del fingimiento. El equipo dió con cuatro causas bien diferenciadas, que son las siguientes (en orden de importancia):
– “Engaño altruista”: fingir un orgasmo para incrementar la satisfacción de la pareja y evitarle preocupaciones.
– “Terminar el acto sexual”: fingir un orgasmo para acelerar el clímax masculino, ya que es comúnmente considerado como punto conclusivo.
– “Miedo e inseguridad”: fingir un orgasmo para evitar sentimientos negativos propios y camuflar ciertas disfunciones sexuales como la anorgasmia o la falta de deseo sexual.
– “Aumentar la excitación propia”: fingir porque resulta placentero, excitante o morboso.
A tenor de los resultados, los autores del trabajo afirman que fingir un orgasmo no está asociado a la sumisión, como tradicionalmente se creía, sino todo lo contrario, ya que dota a las mujeres del control del acto sexual hacia la consecución de unos objetivos calculados que, en caso de no esconder patologías sexuales, no suponen ningún problema.
Fuente: Muy Interesante
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