Una noche rodeada de un aura llena de magia y misterio: la celebración de la vida y del renacimiento a través de la muerte. Te contamos la historia del Samhain, una festividad llevada a cabo desde hace más de 3000 años y que hoy en día conocemos como la noche de Halloween.
Llegaba el final del mes de octubre, y con él llegaba también el final del verano y de la temporada de cosecha; los antiguos pueblos celtas comenzaban a prepararse para dar la bienvenida al año nuevo, y al inicio de la llamada “temporada oscura”, con la fiesta más importante del período pagano en Europa, el Samhain; celebrado desde la noche del 31 de octubre, y que actualmente se conoce como Halloween.
Para los antiguos pueblos celtas, el fin de la temporada de cosecha indicaba el fin a la temporada anual de luz, marcando así el inicio a la temporada más oscura del año, es decir, la temporada de invierno donde todo era más frío, oscuro y las noches eran más largas que los días. Por ello, se le consideraba como el ‘Año Nuevo Celta’, celebrado la noche del Samhain: la celebración de la vida y del renacimiento a través de la muerte.
Sobre la religión de los celtas no se sabe mucho debido a que los druidas no dejaron –tampoco neodruidas dejan en la actualidad- escritos; así su sabiduría pasa de generación en generación de forma verbal para protegerse, y la única evidencia de la que se dispone son descripciones realizadas por los griegos, romanos y varias historias creadas posteriormente, en el Medievo, por escritores irlandeses.
No obstante, se sabe que las festividades de Samhain duraban las «tres noches de Samonios» y finalizaban con una fiesta de los “espíritus”, con la que se terminaba al año viejo y nacía el año nuevo.
Pero aquello no era lo único que se celebraba… Los días comenzaban a ser más cortos y las noches más largas, y eso daba pie a que el velo que separaba el mundo de los vivos y de los muertos se hiciera cada vez más delgado. Por lo que en la noche del Samhain -el inicio de la temporada de oscuridad-, las puertas que dividían al mundo de los vivos y los muertos se abrían y permitían el libre tránsito de las almas, y otros espíritus no tan esperados, que por esa noche podían convivir nuevamente con sus familiares vivos…
Es por eso que se decoraban las casas con flores de la estación, hojas de roble secas y con salvia. Se colocaban grandes ofrendas de comida en altares situados en las puertas de las casas para que los espíritus comieran tranquilamente; las familias se reunían alrededor de la chimenea -o de fogatas prendidas fuera de las casas- y ponían sillas extras para sus antepasados.
En las ventanas colocaban una vela blanca para guiar a sus familiares a la ‘tierra del eterno verano’, situadas dentro de un nabo (que posteriormente cambiaron por una calabaza) tallado con figuras terroríficas para que la vela, a la vez que guiaba a su familia a la luz, espantara a los espíritus no deseados.
También se colocaban dulces y manzanas en el camino, para aquellas almas que no tenían familia…
Los sacerdotes y brujos druidas, sirviendo como médiums, se comunicaban con los antepasados -que estaban esperando a ser guiados hacia la inmortalidad-, ya que de ellos se podían conseguir consejos y ayuda. Todas las personas se vestían con piles de animales, usaban máscaras o se pintaban la cara con formas aterradoras; aquello asustaba a los espectros y mantenía las fuerzas obscuras alejadas.
Uno de los rituales más importantes llevado a cabo la noche del Samhain era el del sacrificio… Es por ello que la actual noche de Halloween tiene un aire espectral y aterrador. Pero no es más que una alteración de los hechos…
Los sacrificios llevados a cabo la noche del Samhain eran de animales, y no de humanos como muchos creen. Los sacerdotes y brujos elegían a los animales de los ganados que estaban más débiles y enfermos, sacrificándolos para ahorrarles el sufrimiento de pasar por un crudo invierno al que de todas maneras no iban a sobrevivir y, así, los celtas se preparaban con reservas de carne para enfrentarse a la fría temporada donde no podían cosechar.
Con la llegada del cristianismo, esta noche fue tildada de tener un aura de magia negra, misterio, terror y, por supuesto, se le acusó de no ser más que una adoración al demonio… por lo que se declaró una fiesta pagana.
A pesar de ello, los irlandeses y demás pueblos de origen celta, siguieron con la tradición de forma oculta, incluso el Samhain es celebrado en la actualidad por los wiccanos, los druidas y demás paganos que quedan…
Del paganismo al cristianismo
Al darse cuenta de que esta tradición seguía arraigada en la cultura y que seguían predominando las festividades «paganas», los papas Gregorio III y Gregorio IV intentaron suplantarla por una festividad católica: el Día de Todos los Santos, que fue trasladada del 13 de mayo al 1 de noviembre.
Los irlandeses convertidos al cristianismo comenzaron a celebrar aquel día, y la noche anterior se preparaban para festejarla. Lo que se comenzó a conocer como Víspera de Todos los Santos, en inglés All Hallows’ Eve, que terminó llamándose Halloween.
¿Cómo el tradicional Samhain se convirtió en el Halloween ‘americano’?
A mediados del siglo XVIII, los emigrantes irlandeses empiezan a llegar a Norteamérica. Con ellos arribaron, su cultura, su folclore, sus tradiciones y, por supuesto, su noche de Samhain. Sin embargo, en un primer momento, la fiesta sufrió una fuerte represión por parte de las autoridades de Nueva Inglaterra, quienes tenían una arraigada tradición luterana. Pero a finales del siglo XIX, Estados Unidos recibió una nueva oleada de inmigrantes de origen céltico; momento en que la fiesta irlandesa se mezcló con otras creencias indias y coloniales…
Sin embargo, no comenzó a celebrarse masivamente hasta 1921, año en que se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La fiesta adquirió una progresiva popularidad en las siguientes décadas y perdió todo el sentido religioso, formando parte de la sociedad y la cultura consumista.
En la actualidad, una pequeña pero significante parte de la población –especialmente los descendientes de aquellos injustamente juzgados por sus creencias- sostiene que las tradiciones originales deben ser retomadas ya que el Samhain no es y nunca ha sido malvado o negativo.
Es un tiempo para reafirmar nuestra creencia en la unidad de todos los espíritus (almas de vivos y muertos) y nuestra resolución firme de que la muerte no es el final de nuestra existencia… Es una fantástica noche para comunicarnos con los que se fueron, para honrarles, y recordarles, así como para sentir y recapitular las pérdidas y los ciclos que llegan a su fin. Debemos ser capaces de identificar lo que llegó a su fin, agradeciendo los aprendizajes para soltar y cerrar los capítulos que aún no habíamos concluido.
Con información de Playbuzz / Whitchology / Turismo de Vigo / Las cosas que nunca existieron / Hijas de la Tierra / Wikipedia / Adivinario / Arquehistoria / Foto: Shutterstock
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