En el año 1972 un equipo de rugby uruguayo, el Old Christians Club, viajaba a Chile para disputar una serie de partidos. Este vuelo lo hacían a bordo de un avión militar de la Fuerza Aérea Uruguaya. Mientras cruzaban la cordillera de Los Andes a la altura de Mendoza (Argentina) y con sentido hacia Santiago de Chile, el avión sufrió un desperfecto y se precipitó.
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De las 45 personas que viajaban en el avión, solo 27 sobrevivieron al primer impacto del accidente. Estos quedaron atrapados a más de 4.000 metros de altura sin comida, agua, ni ropa adecuada para temperaturas que alcanzaron los -30°. Durante varios días las partidas de rescate intentaron localizar los restos del avión sin éxito. Incluso algunos aviones estuvieron cerca del lugar, pero muy alto para poder encontrarlos.
Durante los primeros días se organizaron para resistir las duras condiciones imperantes. Fabricaron elementos y utensilios ingeniosos tales como alambiques, guantes, botas para evitar hundirse en la nieve al querer trasladarse, y anteojos para resistir el frío.
Tuvieron que abrir todas las maletas que venían en el avión y de esta manera podían dormir con un par de pantalones, tres o cuatro suéteres, tres pares de calcetines, y algunos se tapaban la cabeza con una camisa para conservar el aliento. Se daban masajes para reactivar la circulación e intentaban mantener la temperatura corporal en contacto entre sí.
La búsqueda se suspendió a octavo día del accidente, sin embargo las esperanzas de los sobrevivientes nunca decayeron. Luego que acabaron con toda la comida que venía en el avión tomaron la decisión de comerse la carne de los cadáveres para poder sobrevivir. No fue una decisión fácil y en un principio varios la rechazaron, sin embargo, tuvieron que hacerlo respetando ciertas condiciones. La carne humana era comida cruda y muchas veces la ponían a secar en el frio de la nieve.
Luego de 72 días y gracias a que dos sobrevivientes cruzaron a pie la cordillera en busca de ayuda, fueron rescatados los 16 sobrevivientes de la tragedia de Los Andes. Fueron días duros, de mucha resistencia y trabajo en equipo. Luego de su rescate tuvieron que dar declaraciones por los actos que cometieron y se realizaron homenajes y sepulturas dignas a las demás víctimas del accidente.
Por María Gabriela Roa | @gabyroab | Culturizando
Con información de: Mundohispanico.com | Wikipedia.org | Actualidad.rt.com
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Autor:
María Gabriela Roa
