Si bien lo sublime puede usarse como sinónimo de lo bello, esta palabra
inicialmente trasciende lo que suele considerarse belleza ordinaria. ¿Reconoces la diferencia entre lo sublime y lo bello?
La representación artística de lo sublime tiene lugar en la época romántica, la cual marcaría un antes y un después en las artes. Esta noción sería central en la obra de los artistas pertenecientes al movimiento.
La concepción sobre lo bello que aportaron los románticos supuso un cambio y una ruptura a la idea clásica de lo bello como lo armónico y lo limitado, a la idea aristotélica de que lo bueno es bello y viceversa. Para los griegos, según lo apuntado por el autor Eugenio Trías, en su ensayo Lo bello y lo siniestro, la maldad, lo feo y lo irracional era sinónimo de lo ilimitado e infinito.
Los primeros escritos sobre lo sublime
Esta idea se mantuvo vigente en la academia hasta el despertar de la sensibilidad romántica, la cual toma como inspiración la experiencia estética de lo sublime, la belleza abismal, desarrollada en la filosofía estética de Kant que se encuentra en la Crítica del juicio.
Si bien los románticos se inspiraron especialmente de la filosofía escrita por Kant, podemos comprender esta noción a través de su origen. Lo sublime, como lo apuntan diversos estudiosos, es una categoría estética proveniente de la obra Sobre lo sublime del retórico griego Longino. El término expresa la “grandeza”, la belleza trascendental, que es capaz de producir en el hombre un estado éxtasis que va más allá de lo racional e incluso puede generar una sensación de dolor por ser imposible de comprender.
Romanticismo: El rebelde y fascinante retrato de una generación en búsqueda de la libertad
La belleza trascendental en pinturas
En las obras pictóricas del romanticismo es donde se visualiza más claramente la presencia del elemento sublime. En el lienzo los pintores plasman paisajes desmesurados; los grandes cielos y mares, los desiertos, las montañas y las tormentas, así también como la desmesura en el plano de las pasiones.
Las obras del pintor Caspar Friedrich son un ejemplo de ello. Para lograr dicho efecto procuraba el contraste… generalmente solía pintar al hombre contemplando los panoramas mencionados. El ser humano simbolizando lo efímero y nimio ante lo abismal e insondable del paisaje.
En definitiva, lo sublime es belleza, pero elevada a una categoría más trascendental, que se nutre de la desmesura natural.
‘El caminante sobre el mar de nubes’: La obra más representativa del Romanticismo
Con información de: Wikipedia / Trías, Eugenio (2006). Lo bello y lo siniestro. Ariel. / Eco, Umberto (2004). Historia de la belleza. Barcelona: Lumen.
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