Una vez inventado el cine, la idea de proyectar erotismo y escenas subidas de tono no tardó mucho en llegar, y contrario a lo que se piensa, la historia de la pornografía en el cine es casi tan antigua como el cine mismo.
La idea de proyectar una película cinematográfica en una pantalla frente a una audiencia fue una invención europea. En 1895 Robert W. Paul y los hermanos Lumière efectuaron sus primeras exhibiciones públicas del proyector cinematográfico.
Las películas pornográficas se produjeron casi inmediatamente después de que se inventase el medio. Dos de los primeros pioneros fueron Eugène Pirou y Albert Kirchner (si bien éste es recordado principalmente por los historiadores del cine como el primero en producir una película sobre la vida de Cristo, la Passion du Christ), quien dirigió la primera película pornográfica conservada para Pirou bajo el nombre artístico de «Léar».
La película de 1896, “Le Coucher de la Marie”, mostraba a la señora Louise Willy realizando un striptease –el primero en la historia del cine-. La película de Pirou inspiró un género de películas francesas subidas de tono mostrando a mujeres denudándose. Es entonces cuando otros productores advirtieron los beneficios que podían lograr.
Debido a que Piroe es casi desconocido como productor de cine pornográfico, suele acreditarse a otras películas como iniciadoras del género. Según el libro Film Facts de Patrick Robertson «la primera película pornográfica que puede fecharse definitivamente es “A L’Ecu d’Or ou la bonne auberge” producida en Francia en 1908, y cuya trama muestra a un cansado soldado que tiene una aventura con una sirviente en una posada.
La argentina “El Satario” puede ser incluso más antigua, habiéndose fechado entre 1907 y 1912. Robertson también señala que «las películas pornográficas más antiguas conservadas forman parte de la Colección Kinsey de América». Una de ellas demuestra cuán pronto se establecieron las convenciones pornográficas.
La alemana “Am Abend” (1910) es una película de diez minutos que comienza con una mujer masturbándose sola en su dormitorio, siguiendo escenas en las que practica el coito, una felación y una penetración anal con un hombre.
Pronto estas películas, llamadas ilegales, guarras o verdes, como se les llamaron, fueron producidas clandestinamente por aficionados durante muchos años desde la 1940.
Procesar la película exigía gran cantidad de tiempo y recursos, lo que llevó a alguna gente a usar sus propias bañeras para lavar el negativo cuando las instalaciones de revelado (a menudo relacionadas con el crimen organizado) no estaban disponibles.
Las películas circulaban entonces privadamente o mediante vendedores ambulantes, pero ser sorprendidos viendo o en posesión de alguna acarreaba el riesgo de terminar en prisión.
La posguerra trajo desarrollo que estimularon aún más el crecimiento del mercado pornográfico. Los desarrollos tecnológicos, especialmente la introducción de equipos de 8 mm y Super 8, provocaron en la difusión masiva de la cinematografía pornográfica amateur, surgiendo entonces empresas para abastecer este mercado.
En Gran Bretaña las producciones de Harrison Marks eran softcore, pero consideradas subidas de tono en los años 1950. En el continente estas películas eran más explícitas. Lasse Braun fue un pionero de las producciones a color de calidad que fueron originalmente distribuidas gracias a los privilegios diplomáticos de su padre.
La pornografía fue legalizada en los Países Bajos en 1969, lo que llevó a una explosión de la producción comercial. Ahora que ser pornógrafo era una ocupación legítima, no hubo escasez de inversores para financiar los medios técnicos necesarios para elaborar un producto masivo y barato, pero de calidad. Grandes cantidades de esta nueva pornografía, tanto revistas como películas, fueron introducidas de contrabando en otros países europeos, donde se vendían «bajo el mostrador» o exhibidas a veces en cineclubes «sólo para socios».
Suele considerarse que la primera película explícitamente pornográfica con una trama que fue estrenada al público en los cines estadounidenses es “Mona” (también conocida como Mona the Virgin Nymph, ‘Mona la ninfa virgen’), una producción de 1970 de 59 minutos dirigida por Bill Osco y Howard Ziehm, quienes a continuación crearon la película de culto de presupuesto relativamente alto hardcore/softcore (según el montaje) “Flesh Gordon”.
La película de 1971 “Boys in the Sand” supuso varias primicias pornográficas. Como primera película pornográfica gay ampliamente disponible, fue la primera en incluir créditos para su reparto y equipo técnico (si bien gran parte de ellos bajo pseudónimos), en parodiar el título de una película convencional (en este caso, The Boys in the Band) y en recibir una crítica del The New York Times.
En 1972 las películas pornográficas alcanzaron su punto de mayor notoriedad en Estados Unidos con “Garganta profunda” y “Tras la puerta verde” logrando la aprobación del público y convirtiéndose en fenómenos sociales. Les siguió en 1973 “The Devil in Miss Jones”, lo que llevó a muchos a predecir que las exhibiciones públicas de películas sexuales pronto serían corrientes, pero la cultura pronto se desplazó hacia una postura más conservadora y esto no llegó a suceder.
William Rotsler afirmó en 1973 que «las películas eróticas han venido para quedarse. Terminarán simplemente por mezclarse con las películas convencionales y desaparecerán como subgénero clasificado. Nada puede detener esto». Sin embargo, en Gran Bretaña “Garganta profunda” estuvo prohibida en su montaje original hasta 2000 y no se exhibió públicamente hasta junio de 2005.
Para 1982 la mayoría de las películas pornográficas se producían en las más económicas y prácticas cintas de vídeo. Muchos directores se resistieron a este cambio al principio por la calidad de imagen producida por este medio, pero los que cambiaron pronto estuvieron recaudando la mayoría de los beneficios de la industria debido a que los consumidores preferían abrumadoramente el nuevo formato.
El cambio tecnológico sucedió rápida y completamente cuando los directores advirtieron que seguir rodando en película ya no era una opción rentable. Este cambio sacó a las películas de las salas de cine para introducirlas en los hogares, suponiendo el fin de la época de las producciones de grandes presupuestos y la generalización de la pornografía.
El género volvió pronto a sus raíces mundanas y se amplió para cubrir cada fetiche posible, dado que rodar era ahora muy barato. La producción anual pasó de cientos a miles de películas, incluyendo las recopilaciones de escenas de sexo publicadas en otros vídeos.
Los CD-ROMs eróticos se hicieron populares a finales de los años 1980 y principios de los 1990 gracias a incorporar el innovador elemento de la interactividad y la fantasía. Sin embargo, su mala calidad era un inconveniente, por lo que cuando Internet se popularizó sus ventas declinaron.
Aproximadamente al mismo tiempo que la revolución del vídeo, Internet se hizo la fuente predilecta de pornografía para mucha gente, al ofrecer privacidad en el visionado al mismo tiempo que la oportunidad de interactuar con otra gente.
El reciente influjo de una tecnología tan ampliamente disponible como las cámaras digitales, tanto de vídeo como fotográficas, ha difuminado las fronteras entre el cine erótico, la fotografía y las producciones profesionales y amateur.
Existe un fácil acceso a ambos formatos, haciendo su producción muy fácilmente realizable por cualquier con acceso a un equipo. Gran parte de la pornografía actualmente disponible es producida por aficionados. El formato digital es revolucionario porque permite a los fotógrafos y directores de cine manipular las imágenes en formas antes imposibles, realzando el dramatismo o erotismo de una obra.
Foto: Movie reel Shutterstock
--
--