El consumo de sal diario es mayor de lo recomendado en una gran parte de la población mundial. Según un informe del Fondo Mundial para la Investigación de Cáncer, el consumo promedio de sal en la población es de 8,6 gramos, un 43% por encima del límite recomendado.
La sal, señala el informe, no sólo incrementa el riesgo de cáncer, también puede conducir a un aumento en la presión arterial, lo cual es un factor de riesgo de enfermedades del corazón y cerebrovasculares. Por eso, los expertos solicitan que se establezca un sistema estandarizado de etiquetado para hacer más claro al consumidor la cantidad de sal, grasa y azúcar que contiene cada producto.
Pero el problema es que es muy complejo controlar la ingesta de sal. Según el del Fondo Mundial para la Investigación de Cáncer, el 75% de la sal que comemos proviene de los alimentos procesados como comidas preparadas, queso, patatas fritas, pan, galletas y carne procesada. El otro 25% lo añadimos cuando preparamos los alimentos o en la mesa. Cifras similares maneja la Sociedad Española de Hipertensión – Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), que asegura que el 80% de la sal que consumimos proviene de las conservas y precocinados. Algo, aseguran, que puede ser problemático para nuestra salud ya que, el exceso de sal, está ligado a la hipertensión arterial.
España es, a pesar de las campañas, el segundo país europeo en consumo de sal y con una ingesta de sodio aún está muy por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien aconseja un máximo de 5 gramos diarios para mantener los valores de presión arterial en niveles aceptables (140/90 Hgmm) y, en consecuencia, reducir el riesgo de enfermedades. «Comer sano es posible y no tiene por qué hipotecar nuestro bolsillo ni nuestro tiempo», explicó la presidenta de la SEH-LELHA, Nieves Martell, quien alerta del peligro de la ingesta descontrolada de los platos precocinados y otros alimentos ricos en grasas saturadas, sodio y ácidos grasos trans, abuso de fritos, conservas y guisos demasiados calóricos.
Estudios previos
La investigación del Fondo Mundial para la Investigación de Cáncer confirma lo que un estudio de Cancer Research ya demostró: «demasiada sal contribuye considerablemente al número de casos de cáncer estomacal», señaló Lucy Boyd, de la organización CancerResearch Uk. La misma asociación entre la ingesta de sal y el cáncer gástrico halló una revisión de 7 estudios – 268 718 personas en total- publicado en Clinical Nutrition.
Cada año hay unos 980.000 casos de cáncer estomacal en el mundo. Aunque las infecciones, el consumo de alcohol y el tabaquismo son factores de riesgo importantes, la dieta también juega un papel en la enfermedad. El informe calcula que el 14% de los casos de cáncer podrían evitarse si todos limitaran su consumo de alimentos salados y sal a 6 gramos diarios.
Etiquetado
Por eso, desde el Fondo Mundial para la Investigación de Cáncer, y teniendo en cuenta que el 75% de la cantidad de sal que consumimos ya está en los alimentos procesados que compramos, señalan que debe consensuarse un etiquetado con «luces de semáforo» en los alimentos y bebidas para tener una mejor guía sobre los niveles de sal, azúcar, grasa y grasa saturada. Este tipo de etiquetado situaría colores que denotan el contenido nutricional del producto: rojo para alto contenido, ámbar para mediano y verde para bajo. La forma de etiquetado, sin embargo, es un asunto muy controvertido entre los productores de alimentos y supermercados en todo el mundo.
Fuente: radiomundial
--
--