En la sociedad el estrés se presenta de manera constante y generalizada en todos los estratos sociales, sea por el trabajo, la familia y las obligaciones diarias. Por ello, la salud emocional puede verse comprometida y deteriorada por los problemas habituales. Ante la creciente preocupación, cada vez son más las personas que practican Mindfulness. ¿De qué se trata?
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Se ha relacionado el mindfulness con las técnicas de relajación, pese a que pueda parecerlo, ambas técnicas difieren su significado. El mindfulness más allá de ser una técnica para el control del estrés es una filosofía de vida que se puede implementar.
La meditación de mindfulness tiene su origen en la antigüedad, siendo enseñada por los monjes budistas hace más de 2500 años. La técnica se relaciona el acto de meditar con la espiritualidad de la esencia personal. Al paso de los años, la práctica se ha occidentalizado.
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness consiste en enfocar la atención en los hechos del presente, al concentrar la atención en el «aquí y ahora» se logra una atención plena y calmada. En su práctica se acepta el presente, no se juzga ni se intenta cambiar. Al ser un acto plenamente consciente, podemos concentrarnos en nosotros y lo que nos rodea, ignorando las distracciones y el ruido a nuestro alrededor.
La técnica busca mantener a su practicante en el «aquí y ahora», logrando que la persona se desprenda de las preocupaciones de lo que paso y no puede cambiar, así como de lo que puede pasar y no se tiene el control. Al concentrarse, se presta atención a los sentimientos, necesidades y preocupaciones que tenemos en el presente. En la introspección comienza la sanación.
Beneficios del Mindfulness en la salud emocional
La técnica budista nos permite sanar los problemas existentes al momento de cerrar los ojos. De manera consciente y en la tranquilidad de nuestros pensamientos, logramos controlar los sentimientos impulsivos y negativos que conforman nuestra vida diaria. Al conseguir una relajación con la práctica del Mindfulness, logramos reducir los niveles de estrés.
La atención plena o Mindfulness nos permite recobrar un equilibrio interno, conectando y fortaleciendo los lazos entre el cuerpo, la mente y el espíritu. En la práctica, los niveles de estrés del cuerpo disminuyen reduciendo la ansiedad sobre los acontecimientos del pasado imborrable y el futuro incierto. Las preocupaciones tienen un efecto negativo en la mente y el cuerpo, mismos que se liberan con la atención plena.
Con el tiempo, el Mindfulness nos permite sanar las heridas, concentrando la energía en las acciones positivas del presente, desarrollando una mayor capacidad de discernimiento, un mayor índice de empatía con las personas y compasión por los seres vivientes en el mundo.
Como practicar y adoptar el Mindfulness
Para conseguir una experiencia sanadora y tranquilidad por medio del Mindfulness, antes que nada, necesitamos darle su espacio determinado, sin distracciones ni deberes de por medio. Para ello debemos localizarnos en un espacio tranquilo, libre y limpio donde nos encontremos en paz.
Es necesario encontrar un espacio cómodo donde tomar asiento. Es vital mantener la espalda recta para evitar tensiones en alguna parte de tu cuerpo. Todas las extremidades deben adoptar una posición relajada que no represente ningún esfuerzo físico.
En el siguiente paso podemos cerrar o no los ojos e iniciamos a respirar hondo. Al respirar y controlar la respiración focalizas tu atención en algo concreto. En este punto comienza a centrarte en ti mismo. Con cada reparación vuélvete consiente del paso del aire por tu nariz y boca, siente como el aire baja por tu tráquea y llega a tus pulmones. Concéntrate en tu cuerpo y continúa respirando.
Una vez tu atención esté focalizada en el aquí y ahora, siente los procesos de tu cuerpo: los latidos rítmicos, el bombeo de sangre en tu cuerpo, la sensación en tu piel, incluso tu cabello. En ese momento de equilibrio solo importas tú, nada más existe, solo tu cuerpo.
El tiempo que se emplea en el Mindfulness es variado, depende más de las sensaciones en tu cuerpo, tu nivel de estrés y como logres conectarte sensorialmente. Recomendamos un tiempo promedio de 30 minutos, sin distracciones, ocupaciones ni ruido. Antes de iniciar no dejes ninguna actividad que pueda robar tu atención en los siguientes 30 minutos.
No desesperes si no lo consigues a la primera, es común. Lo importante es la constancia. Permite que la introspección hacia tu cuerpo se convierta en un hábito diario de relajación y sanación.
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Autor:
Daniel G.
