Octubre 16, 2016

¡El problema no son ellos, el problema soy yo!

¡El problema no son ellos, el problema soy yo!

Así lo ve Mota |

Para los que no encajan en consorcios disparejos y poco normales.

Entre la diversidad, los gustos, los colores y valores, creo que ya han escrito varios autores; pero no quiero decir que unos somos de Marte y otros de Júpiter. Sino que a unos nos gusta un estilo de vida diferente al otro, bien sea en: manera de vivir, modales, gustos y pare usted de contar, pequeñas modalidades que sin duda alguna hacen la diferencia entre un individuo y el otro.

En un universo de miles de millones de personas, es imposible que todos tengan la misma manera de pensar y actuar, cada quien acciona con lo aprendió en su entorno. Cada persona es diferente a otra, sin discusión. A manera de ejemplo: ¨Imaginemos que vivimos con varias personas sin vínculo familiar, todos en condición de inquilinos, responsables en unión del sitio en donde convivimos¨. Por sentido común y de accionar razonable y normal es necesario mantener el orden, botar la basura, organizar lo desorganizado o colocar en su sitio lo utilizado. De aquí se desprenden otros vértices, como el habla y el comportamiento no sutil que muchos disfrutan ejercer. Lo ideal es empoderarnos de las responsabilidades y reglas, establecidas en un sitio dado, no todo gira alrededor de una sola persona, gira alrededor de todos los integrantes de ese universo llamado casa. Lo ejemplificado, no nos califica como personas buenas o malas, sino de la diferencia entre uno con los otros. Asimismo, y en el mismo orden se pueden medir las aspiraciones futuras de cada quien.

La tolerancia en estos casos juega un papel fundamental, es decir, que en ocasiones nos toca aceptar el ritmo de convivencia y/o manera de actuar del otro, aunque no compartamos los mismos principios. No quiere decir que seamos de territorios opuestos, pues hay vínculos muy fuertes que nacen de entre personas con polos opuestos literalmente hablando. Sin embargo, en ocasiones es difícil entender los ritmos de vida que llevan algunas personas, que se acostumbran por eternidad a unos modelos de vivencias poco convencionales que terminan estropeando el futuro de las nuevas generaciones que a su lado se encuentran. Para muchos el dinero puede afectar, mientras que para otros ¨casi siempre la mayoría¨ el dinero pasa a otro plano, podemos llevar una vida estándar, con principios y valores sin muchas riquezas. En el mismo órden, es desagradable tolerar a una persona que cada vez que va a hablar, tienen que hacerlo con 10 mil indecencias en su lenguaje, acción que en particular es reprochable.

En la mayor parte de las veces, no se trata de ser diferente o el más culto si de comportamiento se trata, sino de ser visionario con un alto nivel de perspectiva de vida y de convivencia, valido recordar el dicho que reza ¨eres lo que comes¨ y aquí encajaría ¨eres lo que haces¨. Lo que se busca, es que cada día tratemos que vivir con mucha más normalidad, sentido común y conciencia. Principios que deben de perdurar en el tiempo, para que los años restantes de nuestras vidas sea mejor, y más agradable antes los demás.

Y recuerda, si eres uno de los que con encajas en consorcios disparejos, descuida, tolera; pero no te asemejes.

Daniel Mota / TW @UnTalMota / IG @UnTalMota | Foto: Estrés laboral / Shutterstock

  • Me encanta 0
  • Me divierte 0
  • Me asombra 0
  • Me entristece 0
  • Me enoja 0