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¿Por qué debemos comer repollo?

¿Por qué debemos comer repollo?

Por Erika De Paz |

CULTURIZANDO EN WHASTAPP

Si hay algo que me recuerda la Navidad es el repollo. También la escarcha, las luces, las gaitas y, por supuesto, las hallacas. Mis diciembres siempre han estado repletos de hallacas, pero hay un día de ese mes en el que ellas están ausentes: la noche del 24. Y es que en vez de comer este plato típico venezolano, en mi casa se come pavo y repollo, repollo  agrio. Así somos quienes vivimos en este lugar del mundo: tenemos raíces de otras partes y estamos acostumbrados a compartir con muchas culturas. Por ello, no es raro que esa noche, nuestras mesas estén atiborradas de preparaciones tradicionales de otros países.

El Sauerkraut (repollo agrio en alemán) ha sido el plato estrella en la cena navideña de mi familia. Cuando lo como en abril me parece “estar” en el último mes del año. Es una comida muy propia de la gastronomía alemana, aunque también se consume en otros sitios de Europa como en Francia y Polonia. Y a pesar de no ser una exclusividad del país germano, al parecer sus soldados lo comían en épocas de guerra, pues les aportaba mucha energía y calor, y servía como cicatrizante.

El repollo (col) pertenece a la familia de las crucíferas, al igual que el brócoli y la coliflor. Sabemos que no es de los alimentos favoritos de las personas; pero aún así resulta difícil resistirse a sus encantos cuando está preparado de esa manera: fermentado. Sin embargo, este alimento también puede comerse de otras formas: crudo, en ensaladas y cocido. Este vegetal no sólo es hermoso, sino que además resulta beneficioso para la salud por las innumerables propiedades que esconden sus crujientes hojas.

Es un alimento rico en agua y bajo en grasa, por ello resulta una estupenda opción para incluir en las dietas para adelgazar. También contiene provitamina A (sobre todo el de color blanco), lo que nos protege la vista; y constituye una fuente importante de vitamina C, un poderosísimo antioxidante que, entre otras cosas, fortalece nuestro sistema inmunológico. Además, posee vitamina K, una sustancia necesaria para coagular la sangre; y vitaminas del complejo B, las cuales mantienen nuestro sistema nervioso y cardiovascular en buenas condiciones.

Asimismo, tiene muchos minerales, entre los que destacan el potasio y el magnesio. El primero es esencial para la actividad muscular, permite reducir la presión arterial, y convierte este alimento en un diurético natural que ayuda a combatir la retención de líquidos y facilita la eliminación de toxinas. El segundo sirve, entre otras cosas, como relajante muscular, favorece la transmisión de señales nerviosas y es antiinflamatorio.

El repollo, también es rico en fibra, por lo que resulta efectivo para tratar los problemas de estreñimiento y mejora la flora intestinal. Y al contener antioxidantes, permite retardar el envejecimiento, y nos protege de ciertos tipos de cáncer. Además, contiene aminoácidos capaces de curar las úlceras, y es maravilloso para eliminar los parásitos intestinales. Debemos tomar en cuenta que resulta más beneficioso consumirlo crudo que cocido, ya que de esta manera aprovechamos mucho más sus propiedades.

Desafortunadamente, no todo el mundo puede comerlo porque contiene unas sustancias bociógenas que impiden el aprovechamiento del yodo. Este oligoelemento es esencial para la producción de hormonas tiroideas, así que las personas con bocio o hipotiroidismo deben consultar con su médico antes de ingerirlo de forma regular.

Sabemos que el sabor de este vegetal es un tanto fuerte, por ello algunas personas evitan consumirlo. Sin embargo, la versatilidad de este alimento nos permite  prepararlo de muchas formas para resaltar su sabor. Si aprendemos a incorporarlo en nuestra dieta diaria, con seguridad podremos aprovechar sus asombrosas propiedades. Sólo debemos volvernos creativos cuando lo tenemos en nuestras manos, y no limitarnos a comerlo únicamente rallado con zanahoria. ¿Te animas?

Por: Erika De Paz | IG @ERIKADPS | Foto: Repollo / Shutterstock

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