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Pónganse a Leer: 'La dama de las camelias' y de cómo ser una cortesana y no morir en el intento

Pónganse a Leer: ‘La dama de las camelias’ y de cómo ser una cortesana y no morir en el intento

“Las grandes cortesanas, desde la escultural ateniense Friné hasta la pálida marquesa de Pompadour, unieron a su atractivo y buen hacer amatorio cualidades menos comunes: simpatía, inteligencia, carácter, astucia, ambición, talento, decisión y otras que forman parte de la influencia irresistible y perdurable que ejercieron, más allá de sus artes horizontales”.

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Y lo que he referido al inicio corresponde a la introducción del libro “Las Cortesanas” de Paul Tournier. Esas digamos son las características que debía tener una cortesana para triunfar en la vida.

Hoy vamos a hablar de un libro protagonizado por una cortesana francesa que enloqueció a un jovencito burgués y termina sus días consumida por una horrible enfermedad, la tuberculosis.

El libro que nos ocupa hoy es «La dama de las camelias» de Alejandro Dumas hijo, y para hablar de este clásico de la literatura universal me he buscado refuerzos… se acuerdan de mi amigo Eduardo Baccarani que nos acompañó para hablar de Capote, bueno Eduardo está hoy aquí para explicarnos porque me dijo un día que yo iba a terminar como Margarita Gautier.

La dama de las camelias

La dama de las camelias es una obra que podríamos enmarcar dentro del movimiento literario realismo pero que supone también la transición del realismo al romanticismo.

Fue publicada en 1848, y nos cuenta la historia de amor imposible de una joven cortesana que mantiene relaciones con diferentes hombres de alta sociedad, el autor nos sumerge en el drama de una jovencita que se debate entre las convenciones sociales y la vida que le tocó vivir según sus circunstancias.

Alejandro Dumas hijo nos cuenta que:

El narrador se entera por casualidad de que se va a realizar una subasta de los bienes de una joven conocida por el solo de vista, la cortesana Marguerite Gautier, conocida como la dama de las camelias porque cuando iba a la opera siempre llevaba un ramito de estas flores que eran blancas, si estaba disponible o rojas, si no lo estaba.

El narrador entra en esta subasta y compra un libro, un libro con dedicatoria. El libro Manon Lescaut de Abbé Prévost, aja la dedicatoria estaba firmada por un tal Armando Duval.

El joven Armando Duval era uno de los enamorados de la dama de las camelias, que tenía varios, un conde, un duque, unos sugar pues… porque la mujer que tiene dos velas no es mala sino advertida cuando una se le apaga, la otra le queda encendida. Al enterarse que este caballero del que no conocemos el nombre compró el libro, Armando Duval se pone en contacto y le cuenta su historia con Marguerite, que está muy ligada a la historia de Marguerite.

Resulta que Marguerite Gautier, nació en la campiña francesa, la vida era difícil y ella que era una jovencita preciosa se estaba consumiendo, así que se va a Paris, y empieza una rutilante carrera como cortesana, destaca por su belleza y sus maneras, de forma que cultiva una cartera de clientes de lo más variopintos, también tenía fama de licenciosa según el narrador y sus amantes le mantenía un ritmo de gastos altísimos, esta mujer tenía gustos caros.

A principio de la novela podemos creer que es una mujer superficial, pero a medida que la historia va avanzando nos damos cuenta de que dentro de esa coraza (que yo siento que es un mecanismo de defensa), se esconde una joven sencilla, capaz de hacer todo por amor, porque Marguerite va y se enamora de Armando Duval, y rechaza a sus amantes por este muchacho, cae rendida por el amor al punto de dejar sus costumbres atrevidas y disolutas, carentes de toda moralidad, especialmente en el plano sexual, por cierto esto es lo que significa ser licencioso.

La dama de las camelias lo que tiene de bonita lo tiene de enfermiza, y empieza a mostrar también los avances de la enfermedad más romántica de todas, aunque a mí me parece una cosa terrible, esta pobre mujer tenía tuberculosis, de manera que ella se sabe condenada a muerte.

Ahora la relación que tiene con Armando lo está llevando a él a la perdición, y el papá de Armando que vivía en el campo viaja para ponerle orden al hijo, habla con ella y le pide que lo deje, ella acepta, porque sabe que no puede darle a Armando la felicidad que ella siente que se merece.

Bueno Marguerite para apartar a Armando de su lado empieza a salir con otro caballero y Armando para darle celos empieza a salir ahora con otra cortesana amiga de Marguerite, una tal Olimpia. Pero este hombre está enamorado, así que igual se deprime, Marguerite muere llena de deudas, olvidada por los amantes de antaño y por las amigas, bueno menos por Julia Duprat que resulta ser un pan de Dios.

El romanticismo

La novela que en un punto pareciera más empalagosa que un tarro de melaza, es un bastión del Romanticismo.

El romanticismo es un movimiento cultural, que abarca la filosofía, el arte, la literatura, la música y la política que nació a finales del siglo XVIII.

La literatura romántica está muy ligada a los valores del creciente nacionalismo, despojándose del estilo neoclásico.

El gran tema del romanticismo es el Amor, pero no solo el amor visto feliz, se centra principalmente el amor trágico, ese amor que parece o es imposible.

El amor se trabaja con una sensibilidad extrema, de manera que logra emocionar al lector y hace que empaticemos con los autores o con las obras.

Para los autores románticos es muy importante realzar las emociones, como una proyección de sus propios sentimientos.

Las creaciones románticas se pueden considerar como un reflejo del interior del autor, que aprovechan los elementos de la realidad para dotarlos del significado que se buscan. Y esto lo vemos en la escena de la exhumación de Marguerite, el estado de descomposición del cuerpo y las sensaciones que se van desencadenando en los presente, Armando Duval cae enfermo de una fiebre cerebral de la impresión de ver el cuerpo descompuesto de su amada.

Alejandro Dumas hijo, el autor

Podríamos decir que Alejandro Dumas pareciera que sufre con Armando, que se mimetizan, se hacen uno solo y en cierto punto esto es así, pues el autor ha tomado una experiencia personal para escribir su obra cumbre.

El autor, nació en París en 1824 y era hijo natural (y vuelvo yo con mi tema con el termino de hijo natural) de Alejandro Dumas, pero el padre, el célebre autor de Los Tres Mosqueteros y una costurera, llamada Marie Catherine Labay. El estigma de ser hijo ilegitimo lo llevo a escribir la novela titulada “El hijo natural”.

Tuvo una educación formal, pero en los internados donde estudió fue objeto de burlas por sus compañeros. Vivió toda la vida admirando a su padre, que era un hombre realmente importante en el momento.

Se dedica a escribir, pero para diferenciarse del padre lo hace en un estilo muy distinto.

En 1844, sucede un acontecimiento transcendental, conoce a una cortesana llamada Marie Duplessis, se enamora con locura.

Escribió obras teatrales, en las que denunciaba los prejuicios sociales de la época y abogaba por los derechos de la mujer y de los niños, este es de los míos.

En 1863 la Iglesia católica incluyó todas sus novelas románticas en el Índice de Libros Prohibidos.

Murió el 27 de noviembre de 1895 y fue enterrado en el cementerio de Montmartre de París.

El affaire con Marie Duplessis

Ahora ¿quién era Marie Duplessis que enloqueció de amor y deseo a Alejandro Dumas?

Según Irving Wallace en su libro “Las ninfómanas y otras maniacas” nos cuenta que fue la cortesana más célebre de París, en la época de Napoleón III.

Logró alcanzar un alto estatus, y tenía relaciones con los hombres más poderosos de su tiempo, lo que le garantizó una vida de lujos y excesos.

Llegó a regentar un salón en el que congregó a la intelectualidad de la época, Dumas no fue el único escritor que prendado de ella, también Charles Dickens cayó a sus pies.

Su verdadero nombre era Rose Alphonsine Plessis, nació en una familia pobre en 1824, trabajaba como lavandera hasta que su padre, cuando ella tenía 13 años, se percató de que era realmente bonita, de manera que para sacar partido de esta belleza la vendió a un hombre de más de 70 años.

Esto es un delito criminal, pero en la época era algo común lamentablemente.

Al tiempo se cambió el nombre por Marie porque según ella era el nombre de la Virgen y añadió un Du antes de su apellido porque sonaba más aristocrático. Había nacido una estrella.

Conoció a un restaurador de la Galería Montpensier del Palais Royal en un baile, este caballero se enamoró de su belleza y hermosura y rápidamente la tomo por protegida, esto es básicamente como amante.

Entre sus conquistas se encuentran no solo Dumas hijo, también está el conde Antoine Alfred Agénor de Guiche, Duque de Gramont; el Conde de Perregaux con quien se casaría antes de morir; y el compositor húngaro Franz Liszt.

Marie Duplessis falleció en febrero de 1847, víctima de la tuberculosis, como Marguerite Gautier, tenía veintitrés años.

Su vida fue inspiración no solo para la dama de las camelias, también inspiro al Verdi para componer la célebre opera “La Traviata”.

Las Cortesanas y la prostitución

Como ya mencionamos la señorita Duplessis se dedicaba a cierta profesión que durante el siglo XVIII era muy común, era cortesana.

Las cortesanas ejercían la prostitución dentro de la clase alta. Eran las prostitutas mejor pagadas, generalmente ofrecían sus servicios solo y exclusivamente a hombres de clase alta como reyes, ministros y demás ricos de la época, que podían agasajarlas con regalos costosos y rentas que pagaban sus caprichos.

Con el tiempo se convirtieron en personajes altamente románticos.

Una cortesana era mucho más que una prostituta de alto nivel, eran mujeres destinadas a ser favoritas por su belleza e inteligencia.

Cómo ser cortesana y no morir en el intento

Porque es que para entretener a un hombre con todas estas responsabilidades, porque eran tipos con poder, no bastaba únicamente con ser bonita, para entretenerlo y retenerlo (que era el principal objetivo) se necesitaba también una conversación entretenida y algunas habilidades que desarrollarían con la práctica.

Las mujeres de clase alta, que eran las parejas naturales de estos hombres con poder, no tenían acceso a la educación, estas mujeres sabían bordar, coser, cantar, tocar piano y bailar, todas estas actividades que no estimulan precisamente las mentes de estos hombres. De manera que si se les plantaba una de estas cortesanas avispadas, rápidamente destronaba a la boba que tenía ese hombre en la casa.

Al inicio referíamos el libro de Paul Tournier que habla de las cortesanas, y aquí encontramos algunas claves para dedicarse a este bonito oficio sin morir en el intento, Eduardo y yo vamos a ver si tenemos estas características:

  • Lo primero es el atractivo físico.
  • Simpatía.
  • Inteligencia.
  • Carácter.
  • Astucia.
  • Ambición.
  • Talento.
  • Decisión.
  • Las artes horizontales.

¿Cuántas acertaron ustedes?

Con el paso de los años las cortesanas evolucionaron, se dedicaron a algunas otras ocupaciones, se convirtieron en autoras de novelas, poetas, actrices o bailarinas. Coco Chanel se dedicó a la moda y Sarah Bernhardt fue apodada como «la reina de la pose y la princesa del gesto», gracias a interpretaciones en el teatro, una de ella como la dama de las camelias.

Y volvemos a la obra de hoy, porque la historia de la dama de las camelias ha inspirado a un montón de gente

Giuseppe Verdi se apropió del cuento y lo convirtió en opera, la gran Greta Garbo la encaró en el cine en 1936.

Bueno gente nos agarró el sereno, nos tenemos que ir, pero nos vamos con la esperanza de haber picado su curiosidad y que van a ir a buscar la dama de las camelias y se deleitaran con este clásico inmortal.

Les dejamos pero antes le recordamos la consigna… pónganse a leer.

Imagen portada: Shutterstock

 

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