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Pónganse a leer: Como agua para chocolate y de cómo picar cebolla sin llorar

Pónganse a leer: Como agua para chocolate y de cómo picar cebolla sin llorar

Pónganse a Leer con Pedro Julio | “Cuando vayan a picar cebolla, les sugiero ponerse un trozo pequeño de cebolla en la mollera con el fin de evitar el molesto lagrimeo que se produce cuando uno la está cortando. lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, sino que a veces uno empieza, como quien dice, se pica, y ya no puede parar”.

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La cita inicial corresponde a una de mis novelas favoritas en todo el mundo y un asunto pendiente que tenía con ustedes, así arranca ‘Como agua para chocolate’ de la célebre escritora mexicana Laura Esquivel.

Cuando hicimos aquella selección de las peores madres de la literatura (por cierto si no han escuchado ese episodio vayan corriendo luego de oír este y me cuentan qué les parece mi selección), les mencioné a Mamá Elena, uno de los personajes antagónicos de este libro y les dije que un día hablaríamos de la obra, bueno yo cumplo con mis promesas, la verdad es que para mí la palabra dada es ley, así que henos aquí para darnos un banquete con una de las joyas de la literatura latinoamericana de los últimos tiempos.

Como agua para chocolate

‘Como agua para chocolate’ es una novela que podría entrar en el género del realismo mágico, aunque luego veremos que la autora inauguro un género… la ficción culinaria.

Porque aquí todo gira alrededor de la cocina, la novela esta dividida en 12 capítulos que llevan los nombre de los meses y cada mes viene acompañado de una receta de culinaria, cada capítulo empieza con la manera de preparar algún platillo de la cocina mexicana, en torno a los cuales se van congregando los comensales para darse banquete con las maravillas que prepara Tita, la protagonista que lentamente se va consumiendo en los fogones por culpa de un amor que le corresponde pero que no tiene el coraje necesario para luchar por ella.

De que va ‘Como agua para chocolate’, bueno esta es una novela como ya les adelante, y “una narración literaria más o menos extensa, usualmente de carácter ficcional, en la que se cuenta una serie de eventos prolongados en el tiempo, con el fin de entretener y brindar placer estético a sus lectores. Es, junto con la crónica y el cuento, uno de los subgéneros en que se divide el género de la narrativa, cuyo rasgo distintivo es la construcción ficcional de un narrador”. [1] Esta definición es de la página web concepto de que es una gloria.

Vamos asistiendo a la vida de una familia, la familia De la Garza, encabezada por Mamá Elena que tiene 3 hijas: Rosaura, Gertrudis y la menor Tita.

Tita es una joven que por el orden de nacimiento le corresponde proseguir con una tradición familiar bastante peculiar y poco útil, que consiste en que la hija menos no se casara, sino que se quedará soltera para cuidar de la madre. Esto le impide a Tita casarse con Pedro Muzquiz, un joven que conoció en una cena de navidad.

Pedro obvio le pide la mano de Tita a Mamá Elena, pero ella obvio le dice que no. Pero Mamá Elena se le ocurre ofrecerle a Pedro la mano de Rosaura, su hija mayor.

Tita como creció entre los fogones de la cocina porque cuando nació, Mamá Elena no podía amamantarla porque no producía leche, su esposo, el padre de Tita había muerto recientemente, así que le dio la niña a Nacha, la cocinera del rancho. Tita era una experta cocinera y le toca preparar el pastel de bodas de su hermana con el hombre que ama y llora amargamente y sus lágrimas caen en la mezcla del pastel.

La gente que come el pastel se ve afectada por una nostalgia inmensa y empieza a vomitar, todo el mundo en una baranda que da al rio arrojando lo comido.

Aquí hay un elemento de realismo mágico importante, porque las emociones de la protagonista se trasladan a los comensales de los platillos que prepara.

Al poco tiempo de esto Nacha, la cocinera y nana de Tita aparece muerta con una foto de un novio de juventud que tuvo, Tita se queda sola para tener que encargarse del bebe recién nacido de su amor Pedro y su hermana Rosaura, el niño se llama Roberto.

Pero Pedro seguía enamorado de Tita y un día le regala un ramo de rosas, para evitar un castigo de Mamá Elena, prepara “codornices en pétalos de rosas”, la receta de la pasión, porque Gertrudis la hermana del medio, siente mucho calor y se va a bañar, el baño está afuera de la casa y de repente empieza a incendiarse, Gertrudis sale desnuda y se consigue con un jinete de la revolución y se monta en el caballo con este caballero y se pierde en el horizonte.

Después de aquello Mamá Elena que es de todo menos tonta, como ve que Pedro y Tita, manda a Pedro y familia a la ciudad y Tita se deprime porque el niño Robertito muere, Tita se trastorna, se vuelve loca y se refugia en el palomar y aquí aparece el doctor Brown. John Brown que es gringo se lleva a Tita a su casa, donde vive con su abuela Luz del amanecer. Entre John y Tita nace una relación, pero llegan las malas noticias.

Resulta que llegan unos revolucionarios, y abusan sexualmente de Chencha (la nueva cocinera) y de ella, entonces Tita regresa para cuidarla, pero como cree que Tita la quiere envenenar por la comida toma vomitivos que la matan luego.

Pedro y Rosaura vuelven al funeral y llegan con su hija, una niña llamada Esperanza, a la que Rosaura ya destinó a quedarse soltera para continuar la tradición.

Tita y Pedro retoman su romance y a escondidas de todos mantiene relaciones carnales y Tita cree que está embarazada, entre tanto llega Gertrudis convertida en una generala de la revolución, y aconseja a Tita que le diga a Pedro del embarazo.

Inician una fiesta y en medio del festejo aparece el fantasma de Mamá Elena y hace que Pedro se queme, Rosaura y Tita se pelean, a los días Rosaura se muere, víctima de unos gases.

Lo que sigue no se los voy a contar, los voy a dejar con la curiosidad para que vayan a buscar el libro.

Solo diré que Tita tiene que escoger entre Pedro el guabinoso y John Brown el doctor gringo… adivinen ¿con quién se queda Tita?

La ficción culinaria

La autora nos va sumergiendo en esta trepidante historia de una manera muy original, ella como les dije nos deja en cada capítulo una receta, no solo acompañando al mes que corresponde el capítulo, no, nos deja los ingredientes y la manera de preparar, así vamos paseándonos por la cultura culinaria mexicana.

Desde  las Tortas de Navidad de enero, estas tortas son como las del chavo no como las venezolanas; las codornices en pétalos de rosas de marzo que desencadenan grandes incendios en las entrañas de quien las come; las torrejas de nata de octubre o los chiles en nogada de diciembre que son un platillo emblemático de la cocina mexicana.

Cada receta nos sitúa en el escenario, en la situación en la que nos encontramos en el libro, la cocina es el hilo conductor de esta historia.

En la cocina transcurren acontecimientos memorables y emerge como un personaje más.

Laura Esquivel, la autora

Esquivel nació en Ciudad de México, ha destacado también en teatro infantil, antes de escribir su obra culmen, de la que estamos hablando ahora mismo, escribió algunos guiones para películas.

Es licenciada en educación preescolar y de hecho estuvo vinculada a la docencia una temporada, ahora se dedica a la política, si señores Laura fue Directora general de Cultura en Coyoacán, en el centro de la ciudad de México.

Ha sido diputada federal por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena por sus siglas, este es el partido del Presidente actual de México), bueno en sus labores de desempeño como representa en las comisiones de Ciencia y Tecnología, Cultura y Cinematografía, y Medio ambiente y Recursos Naturales.

Laura Esquivel tiene un tema con la cocina, escribió también  ​una recopilación de cuentos que se llama “Íntimas suculencias”, en donde acompañan los cuentos de recetas de cocina, esto es la cúspide de su máxima que reza «Uno es lo que se come, con quién lo come y cómo lo come”.

La película

Este relato es altamente cinematográfico, a medida que uno va leyendo se va imaginado los escenarios, los personajes, la cocina, los platillos.

De manera que en 1992 la historia fue llevada al cine, y el director fue Alfonso Arau, que era el marido de Laura en ese momento.

La película se convirtió en la novena película extrajera más taquillera en los Estado Unidos. Y ocupa el lugar 56 entre las 100 mejores películas del cine mexicano.

Está protagonizada por Regina Torné como la temible Mamá Elena de la Garza; Lumi Cavazos como Tita; Marco Leonardi como Pedro, por cierto que la voz de Pedro no es la voz de Leonardi porque no hablaba español, de manera que se aprendió sus diálogos para mover la boca y buscaron a otro actor para que lo doblara. Mario Iván Martínez como Dr. John Brown y Ada Carrasco como Nacha.

3 lecciones aprendidas de la novela

Ahora, para mí un buen libro debe volarme la cabeza, es decir tiene que ponerme a pensar, a reflexionar a partir de lo que leo y de este libro he extraído 3 lecciones que quiero compartir con ustedes.

la primera es NO imiten a Pedro, a ver si aman a alguien y por alguna razón tipo Mamá Elena la cosa se complica, luchen por su amor, peleen con uñas y dientes, si amor de verdad todo valdrá la pena y sino es también, les va a quedar un cuento buenísimo para echárselo a los amigos. Pero bajo ningún concepto se les ocurra casarse con la hermana o hermano de su objeto de amor. No se torturen, además eso es cobarde.

La segunda es no sean como Tita, ustedes piensen en la Green card, el doctor Brown no solo era médico insisto con mi teoría, este caballero la trataba bien, la familia la quería y para coronar el tipo era gringo… Tita piensa en los papales. Pero es que ¿cuántas veces no nos hemos quedado con el que no nos conviene cegados por el amor?

Y finalmente en este libro se contiene una de las teorías más bellas de todos los tiempos, la teoría de los cerillos de la abuela del doctor Brown, mira otro punto para el doctor. Resulta que esta señora era una indígena nativa americana y en capítulo 6 titulado junio (masa para hacer fósforos) John Brown le explica a Tita la teoría de su abuela, yo tengo la obligación de leérselas a ustedes, dice así:

“Como ve, todos tenemos en nuestro interior los elementos necesarios para producir fósforo. Es más, déjeme decirle algo que a nadie le he confiado. Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos, como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos.

Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía el alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo. »Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por sí misma, ignorante de que sólo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo. ¡Qué ciertas eran estas palabras! Si alguien lo sabía era ella.”

Aquí vamos a hacer una pausa… respiren conmigo, y ahora pensemos… ¿qué hemos hecho con esa caja de cerillos? ¿Los hemos ido prendiendo poco a poco cada vez que ha aparecido un detonador? ¿Cuáles son esos detonadores? ¿La dejamos enmohecer?

Despedida

Yo estoy compartiendo con ustedes uno de mis libros favoritos, yo llegue a comprar varios ejemplares de esta maravilla y los regalaba a mis amigos más cercanos en una temporada. Yo sentía la necesidad de compartir con la gente que amo un trocito de mi alma que estaba entre las páginas de esta obra que es un clásico de la literatura latinoamericana, que ha sido traducida a más de 30 idiomas y es ha sido incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo.

Como ustedes que me oyen son de esa gente que yo quiero con mi alma porque me acompañan por esta aventura por el mar de las historias, tenía que compartir esto con ustedes.

Especialmente con Fernando y Denisse unos escuchas ecuatorianos que han hecho de pónganse a leer una máxima en su casa en Guayaquil, Fernando es el Director de la Academia Ecuatoriana de Ciencias Penales y Criminológicas y me invitó a darles una conferencia acerca de la literatura y el derecho penal, una experiencia fantástica de la que me siento muy honrado y orgulloso. Para Fernando y Denisse mi abrazo y mi saludo, nos une el amor por la lectura y eso para mí es un vínculo indestructible.

Pero también quiero dedicarle este episodio a mi tía Raquelita, resulta que a Raquelita le decimos Tita, ella es una aficionada a la cocina, la mejor cocinera de la familia diría yo, aunque a mí me queda mejor el arroz y Raquelita por cierto es la menor de sus hermanas.

Bueno gente nos va a agarra el sereno o Mamá Elena que es peor, de manera que vamos despidiéndonos hasta la próxima vez que nos encontremos para hacer apología a este vicio fenomenal que nos une y consume a los que andamos por aquí la lectura.

Yo me voy con la esperanza de haberles picado la curiosidad y que van a irse corriendo cuando terminen de escuchar este episodio a buscar un ejemplar de como agua para chocolate y se van a devorar este libro que es oro molido, así como se devoran los personajes cada platillo que prepara Tita con el mismo cariño con el que yo preparo este podcast para ustedes.

Me voy… pero les dejo la consigna de todas las semanas… ya la saben ustedes, pónganse a leer

[1] Fuente

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