El término inteligencia proviene del latín intelligentia, que a su vez deriva de inteligere. Esta es una palabra compuesta por otros dos términos: intus (“entre”) y legere (“escoger”). Por lo tanto, el origen etimológico del concepto de inteligencia hace referencia a quien sabe elegir: la inteligencia posibilita la selección de las alternativas más convenientes para la resolución de un problema.
De acuerdo a lo descrito en la etimología, un individuo es inteligente cuando es capaz de de escoger la mejor opción entre las posibilidades que se presentan a su alcance para resolver un problema.
Inteligencia es la capacidad o facultad de entender, razonar, saber, aprender y de resolver problemas. En este sentido se asemeja a conceptos como ‘entendimiento’ e ‘intelecto’. Las condiciones al desarrollo de la inteligencia pueden provenir tanto del intelecto como de las emociones. La inteligencia de una persona está formada por un conjunto de variables como la atención, la capacidad de observación, la memoria, el aprendizaje, las habilidades sociales que le permiten enfrentarse al mundo diariamente.
Esta semana reflexionamos sobre la inteligencia con esta frase de Hermann Keyserling: «En la práctica, sólo es problema lo que la inteligencia puede resolver.»
«En la práctica, sólo es problema lo que la inteligencia puede resolver.» Hermann Keyserling
«La inteligencia se caracteriza por una incomprensión natural de la vida.» Henri Bergson
«La inteligencia es útil para todo, suficiente para nada.» Henri-Frédéric Amiel
«Sólo la inteligencia se examina a sí misma.» Jaime Balmes
«El verdadero barómetro de la inteligencia es una vida feliz y efectiva vivida cada día y en cada momento de cada día.» Wayne Dyer
«Dos cosas me admiran: la inteligencia de las bestias y la bestialidad de los hombres.» Tristan Bernard
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