Los venenos y el envenenamiento se mencionan con frecuencia en la literatura romana, este ha sido un método mortífero utilizado durante años y, aunque el crimen de envenenamiento parece haber sido mucho más frecuente en la antigüedad que en los tiempos modernos, todavía se emplea como un método de muerte eficaz.
La palabra “Venenum” se deriva, de Venus y significa “poción de amor”. El significado exacto es frecuentemente determinado por el calificativo adjetivo bonum o malum. La palabra “Veneficium” significa “envenenamiento o practica de hechicería”, mientras que “Veneficus o venefica” fueron aplicados al envenenador o fabricante de drogas.
El primer caso conocido del delito de envenenamiento en Roma fue en el 331 a. C., cuando se atribuyó a una intoxicación una alta mortalidad, el resultado probablemente de una pestilencia. Después de que muchos de los principales ciudadanos habían muerto de la misma enfermedad, una esclava les informó a las autoridades de la época que la razón de esta alta mortalidad eran los venenos preparados y administrados por las matronas romanas.
Cuatro años más tarde, los estragos de una pestilencia trajeron otra investigación a casos de envenenamiento en Roma y en toda Italia. Habían muerto varios magistrados, entre ellos un cónsul, y muchos hombres ilustres de todas las filas, Hostilia, la esposa del cónsul, era sospechosa de haber planeado este ultraje, para elevar a un hijo de un antiguo matrimonio para el consulado. Fue condenada por pruebas circunstanciales y, con ella, tres mil fueron condenados a muerte.
Las mujeres eran las más adictas al envenenamiento, sin embargo, eran acusadas sin suficientes pruebas. Este tipo de crimen debió haber sido muy frecuente en Roma entre todas las clases de la sociedad, para obtener una herencia, para eliminar a un marido o hijastro, para librarse de sus enemigos, etc.
El envenenamiento llegó a ser tan común que los que estaban en posiciones altas no podían tomar ningún alimento o bebida sin antes ser probada por sus esclavos. Se considera que de esta práctica surgió el término “catador”.
Los venenos se administraron de varias maneras. Lo más fácil era mezclarlos en el vino que se bebía y ocultarlos en la comida. Se volvieron tan comunes que se llegó a crear sanciones y disposiciones especiales para los que eran acusados de casos por envenenamiento y además se clasificaban si eran por traición, conspiración o asesinato.
Por María Gabriela Roa | @gabyroab | Culturizando
Con información de: Penelope.uchicago.edu
--
--