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Odiseas infernales: la expedición Donner

Odiseas infernales: la expedición Donner

Por Cosas Muy Importantes | La expedición Donner, llevó el término de “viaje tortuoso” a otro nivel: atajos infernales, enfermedades, homicidios y en última instancia, canibalismo. Conoce los detalles detrás de esta odisea infernal.

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La Expedición Donner (a veces llamada Expedición Donner-Reed) fue un grupo de pioneros estadounidenses, liderados por George Donner y James F. Reed, quienes se dirigieron a la región de California en una caravana de carretas, la cual se retrasó por una serie de contratiempos y errores, lo que provocó que pasaran el invierno de 1846-1847 en la Sierra Nevada. Varios de los migrantes recurrieron al canibalismo para sobrevivir.

Oregon Trail (el sendero de Oregón)

Fue una de las principales rutas de migración por tierra de Norteamérica, que partía de varios lugares en el río Misuri y llegaba hasta el Territorio de Oregón. Esta histórica ruta comenzó a ser explorada por comerciantes españoles a finales del siglo XVIII, cuando la Gran Luisiana pertenecía a la Corona de España. Manuel Lisa, uno de los primeros, comenzó a comerciar en el río Misuri yendo desde San Luis de Illinues (entonces una pequeña ciudad que luego será San Luis (Misuri), hacia el Oeste.

Después de la compra de Luisiana (1803), los primeros en usar la ruta fueron, hacia 1820, los comerciantes de pieles (como el ya citado hispano Lisa), seguidos luego por misioneros, expediciones militares y algunos grupos de civiles a partir de la década de 1830.

A partir de 1841, y con la aparición de la doctrina del Destino Manifiesto (hacia 1845), comenzaron a recorrer la pista o ruta grupos y caravanas organizadas con cientos de colonos, ganaderos, agricultores, mineros y hombres de negocios que emigraban hacia el Pacífico Noroeste, cruzando el país recorriendo unos 3200 km. Viajaron a lo largo de la ruta en caravanas, carretas, carros, reatas, a caballo, a pie, en balsa y en barco, para establecer nuevas granjas, vida y empresas en el Territorio de Oregón, un territorio que desde principios del siglo XIX estaba administrado conjuntamente por los Estados Unidos y Gran Bretaña. El uso de la ruta alcanzó el clímax con el descubrimiento de oro en California en 1848.

La mitad oriental de la ruta fue también utilizada por los viajeros de la ruta de California, la ruta de Bozeman y la ruta Mormón, que usaban en gran parte los mismos caminos antes de separarse y dirigirse a sus destinos. Para completar el viaje en una temporada, la mayoría de los viajeros partían entre abril y junio, tan pronto como la hierba crecía lo suficiente para mantener a los animales y los caminos secos. Para hacer frente a las constantes necesidades de agua, pasto y leña para las fogatas, la ruta seguía varios ríos y arroyos a lo largo de la mitad del continente. Además, la red de caminos requirió un mínimo de obras viales para ser transitable por los carromatos.

Los cinco a seis meses de viaje permitían atravesar más de la mitad del continente y las caravanas, partiendo de Misuri, cruzaban las tierras de lo que más tarde serán cinco estados de los EE. UU.: Kansas (1861), Nebraska (1867), Wyoming (1890), Idaho (1890) y Oregón (1859). Además, algunos de los ramales de esta ruta se convirtieron en las principales arterias que alimentaron de colonos otros seis estados: Colorado, Utah, Nevada, California, Washington y Montana.

Cuando se terminó en 1869 el primer ferrocarril transcontinental —construido por las compañías Union Pacific y Pacific Central—, el uso de la ruta por los viajeros de gran distancia decayó rápidamente a medida que el tráfico ferroviario aumentaba, aunque siguió siendo usada para el transporte de grandes rebaños de ganado. En 1883 el Ferrocarril del Pacífico Norte (Northern Pacific Railway) llegó a la ciudad Portland y desaparecieron definitivamente las razones para seguir la ruta. Algunos emigrantes continuaron utilizando la ruta hasta la década de 1890 y después se construyeron carreteras para servir a los viajeros que viajaban a las ciudades que se habían ido estableciendo a lo largo de la ruta. Finalmente, se construyeron modernas carreteras y vías férreas paralelas a largos tramos de la primitiva ruta de Oregón. La U.S. Highway 26, la Interestatal 84 (en Idaho y Oregón), y la Interestatal 80 (en Nebraska) siguen en gran parte el recorrido de la ruta de Oregón.

La Expedición Donner

Hemos hablado antes de expediciones que no salieron todo lo bien que deberían haber salido. Un ejemplo es el caso de la expedición Franklin, la cual es considerada una de las más desastrosas de la historia. Hay muchas otras que también salieron fatal, algunas con peores resultados que otros. Una de las expediciones que más se recuerda es la expedición Donner, la cual pasó por todas las dificultades posibles. Era el año 1846 y un grupo de colonizadores buscaban nuevas tierras en las que asentarse. Partieron desde Springfield en Illinois, y la idea era llegar a la llamada Alta California.

Eran tiempos de expansión a nuevos territorios y muchos colonizadores buscaban la tierra prometida en territorio americano. La expedición Donner había oído que la zona de la Alta California, la cual todavía estaba en México, era una de las mejores zonas para empezar una nueva vida. Sin embargo, se convirtió en una pesadilla que nunca pensó que podía ocurrir. De entrada cometieron errores como por ejemplo no preveer el tiempo que iba a hacer.

El hacer una ruta que tiene que pasar por las montañas de Sierra Nevada en pleno invierno fue algo que no se debe hacer.  La expedición Donner Lo intentó y se quedaron atrapados en las montañas entre Nevada y California. Esto significó que se quedaron sin comida y tuvieron que recurrir a canibalismo para sobrevivir. Estuvieron 5 meses totalmente aislados y más de la mitad murieron. Estas son algunas de las cosas que pasaron y que muchos quieren olvidar.

Para hablar de la expedición Donner hay que empezar por el principio,  y es con los errores. No hay duda de que la ilusión que había entre los colonizadores era enorme en tiempos pasados, pero no eran muy prudentes. Los que no se tenían que enfrentar con los indios lo hacían con la meteorología adversa. En el caso de esta expedición parece que lo hicieron de la peor manera posible. Calcularon mal la llegada de las grandes nevadas por la zona y esto es algo que les salió muy caro.

No es del todo cierto que no hicieran caso de las advertencias de viajar tan tarde. Sabían que el invierno en las montañas era muy peligroso y les podía dejar atrapados. Sin embargo, habían oído hablar de una ruta al norte de Idaho que era más corta y rápida. La ruta no era muy conocida y había poca información sobre ella.

El Atajo de Hastings

Lansford Hastings fue un abogado norteamericano que en 1842 se radicó en Oregon luego de hacer representado a un cliente con un asunto de tierras en esta área y que posteriormente intentó independizar a California de México, para obtener un alto puesto en esta supuesta nueva república.

Para alentar a los colonos, Hastings escribió una guía llamada La guía para emigrantes de Oregón y California. Promocionaba el oeste americano como un jardín del Edén virtual y afirmaba que su atajo era la «ruta más directa» al área de la bahía de San Francisco.

El atajo, aunque más rápido en teoría, era nuevo y lleno de peligros. Hastings, simplemente miró un mapa de la ruta que el colono John C. Fremont había tomado en 1845 a través del Gran Desierto del Lago Salado, y dijo que sería más rápido y más fácil que continuar por el sendero estándar, sin tomar en cuenta de que Fremont casi muere haciéndolo.

Lo cierto es que el retraso al hacer una ruta que era poco conocida fue desastroso. Sin embargo, la mala suerte también influyó. Aun con todos los problemas que tuvieron consiguieron llegar a la ruta principal de las montañas de Sierra Nevada. Si solo hubieran llegado a este paso unos días antes, hubieran logrado cruzar las montañas y llegar a California. El problema fue que solo por unos días las intensas nevadas habían empezado y se quedaron bloqueados.

El camino literalmente se congeló formando pistas de hielo. Era imposible que los carromatos pudieran pasar por estos caminos. Tuvieron que quedarse en una zona llamada el lago de Truckee y aguantar el invierno que se les había echado encima. Montaron tiendas de campañas y cabañas improvisadas con troncos y ramas que había por la zona. Gran parte de los suministros y ganado se habían perdido en el camino, por lo que no tardaron mucho en notar los efectos del hambre.

Muchas de las expediciones de colonos eran caravanas con familias enteras. Por este motivo, una gran parte solían ser niños y adolescentes. La expedición Donner no fue diferente ya que de las ochenta personas que se quedaron atrapadas en el lago Truckee, más de la mitad no tenían la mayoría de la edad. Había también varios bebés en la expedición.

La mayoría de nosotros ha tenido mucha hambre alguna vez en la vida. Estamos hablando del hambre por haber tenido que saltarse una o dos comidas. El estómago se empieza a quejar y notamos la ansiedad por comer algo urgentemente. No es nada comparado a pasar días y semanas sin apenas comer. La expedición se había quedado atrapada en noviembre de 1846 y un mes después la situación era desesperada. En diciembre ya no les quedaba nada de comer y empezaron a tomar medidas extremas.

Ya habían matado y consumido los caballos que les habían quedado después del duro viaje. Sacaron la médula de los huesos de los caballos para hacer una sopa gelatinosa que les ayudaba a soportar el intenso frío. También les aportaba nutrientes para aguantar, pero al final eso se acabó. Otra fuente de alimento fueron los ratones que encontraban en las cochambrosas cabañas. No era mucho por lo que tuvieron que empezar  a sacrificar sus mascotas. Todos los perros fueron comidos pero eso también se acabó. Algunos masticaban raíces y cortezas de árbol, lo cual era insuficiente.

Muchos miembros de la expedición Donner empezaron a morir de desnutrición. La idea del canibalismo llegó cuando se planteó la idea de comer los cuerpos enterrados en la nieve. No todos los miembros de la expedición y se calcula que solo la mitad de los sobrevivientes recurrieron a comerse a los muertos.

La cosa era tan desesperada a mediados de diciembre que quince miembros de la expedición decidieron intentar cruzar la montaña a pie. La idea era llegar a la civilización y pedir ayuda para volver con un equipo de rescate. Después de unos días de marcha estaban extenuados y al borde del colapso por el hambre y el frío. Fue en ese momento en propusieron que uno muriera para alimentar a los demás y así sobrevivir. Incluso se propuso que dos hombres lucharan a muerte y el perdedor fuera consumido por el resto.

Sin embargo, poco después algunos miembros del grupo murieron por las duras condiciones. Ya no hizo falta sacrificar a nadie y el resto cocino y comió la carne de los que habían fallecido. Esto les dio la energía suficiente para poder seguir andando en las semanas siguientes de caminata. De los quince colonos que iniciaron el viaje solo siete llegaron a un rancho de California. Rápidamente se puso en marcha un equipo de rescate para ayudar a los atrapados en la montaña.

Se ha hablado mucho de si las personas que fueron comidas ya estaban muertas o fueron asesinadas primero. Lo cierto es que solo hubo dos personas que fueron asesinadas para luego poder comérselas. Todos los demás habían muerto por el hambre y frío y luego fueron consumidas. El grupo de quince personas que intentaban pasar las montañas incluía dos indios nativos. Cuando se habló de matar a alguien para comerlo los indios lo rechazaron de inmediato. Temían las leyendas del Wendigo y en lo que les podía convertir.

Tenían tanto miedo de que les mataran que decidieron huir. Intentaron volver al asentamiento donde estaban el resto de colonos, pero después de unos días cayeron exhaustos. Un colono llamado William Foster los encontró todavía vivos. Les disparó en la cabeza y fueron devorados por varios miembros de la expedición.

Poner en marcha un rescate en esas condiciones tan duras fue complicado. Se tardó dos meses en llegar donde estaban y su primer encuentro con la expedición Donner fue en Febrero de 1847. El problema era que fue imposible llegar con animales al lugar donde estaban los colonos. Solo pudieron llevar una cantidad limitada de comida y suministros. El problema que se encontraron fue que los supervivientes ya estaban muy débiles para viajar. Hicieron falta cuatro grupos de rescate para sacarlos a todos de la montaña y algunos murieron durante el viaje de vuelta a California.

El último grupo de rescate fue en abril. Durante el rescate encontraron a un colono llamado Lewis Keseberg.

Lewis Keseberg

Los Keseberg, formados por Lewis (32), su esposa Philippine (23) y su hija Ada (3), se unieron al Partido Donner con dos vagones. Fueron acompañados por varios compatriotas alemanes. Durante el viaje, su esposa dio a luz a un niño, Lewis Keseberg Jr.

En septiembre, durante la difícil travesía por el desierto del Gran Lago Salado , los Keseberg dejaron atrás uno de sus carromatos. Para el 7 de octubre, Keseberg y su esposa, que llevaban a su recién nacido, caminaban para aligerar la carga del vagón.  El conductor de Keseberg, un inmigrante belga conocido como Hardkoop, no podía caminar y Keseberg lo dejó atrás. Nadie pudo llevarse a Hardkoop, y fue visto por última vez sentado junto a la carretera completamente agotado.

Lewis Keseberg era un miembro impopular del partido. Los Keseberg, al ser inmigrantes, fueron objeto de cierta discriminación. Se observó que Keseberg había abusado físicamente de su esposa,  y había robado túnicas de búfalo de una tumba india mientras viajaba por el río Platte .

James Breen, miembro de la expedición, señaló que Keseberg era «de mal genio e irritable». El amigo de Keseberg, Heinrich Lienhard , escribió antes de la partida de Keseberg que «la mayor debilidad de Keseberg era su temperamento desenfrenado. Después de que su ira había disminuido, siempre se daba cuenta de su error y se sentía extremadamente arrepentido».

Aprisionado por la nieve

En el invierno de 1846-1847, incapaces de avanzar en la nieve, los miembros de la expedición Donner acamparon en Truckee Lake .

El pie de Keseberg resultó herido en un accidente de caza anterior y estaba cojo. Por lo tanto, los Keseberg no pudieron construir una cabaña adecuada. Keseberg y otros inmigrantes alemanes construyeron un cobertizo.  El 24 de enero, el hijo pequeño de Keseberg, Lewis Keseberg Jr., murió. Su madre lo enterró en un banco de nieve.

En febrero llegó un grupo de ayuda. La esposa de Keseberg, Filipina, con su hija Ada, abandonó el campamento con el grupo de ayuda.

Ada murió en el viaje y fue enterrada en la nieve por los rescatistas Reason Tucker y Daniel Rhoads. Keseberg permaneció en el campo debido a sus heridas y se mudó a la cabaña de la familia Murphy.

El segundo grupo de socorro llegó a fines de febrero y encontró a Keseberg «yaciendo dolorido en sus propios excrementos». Su herida fue atendida y los rescatistas dejaron algo de comida.

El tercer grupo de socorro llegó el 13 de marzo. Los rescatadores incluían a William Eddy y William Foster, quienes anteriormente eran sobrevivientes de la expedición.

En el campamento, encontraron a la suegra de Foster, Levinah Murphy, quien les dijo que sus hijos pequeños, James Eddy y George Foster, estaban muertos y habían sido canibalizados por los sobrevivientes.

Murphy acusó a Keseberg de matar a George Foster, pero Keseberg negó con vehemencia las acusaciones. Keseberg le confesó a Eddy que había canibalizado a su hijo.

Eddy juró asesinar a Keseberg si alguna vez se encontraban en California. Keseberg se negó a irse con el grupo de relevo, y se quedó en el campamento junto con Murphy, George y Tamzene Donner.

La cuarta partida de socorro llegó el 17 de abril y encontró a Keseberg, el único superviviente, envuelto en una manta, rodeado de huesos humanos y junto a una olla de lo que parecían ser hígado y pulmones humanos frescos.

Keseberg confesó haber canibalizado a los otros sobrevivientes después de sus muertes, pero cuando los rescatistas lo acusaron de asesinar a Tamzene Donner, Keseberg insistió en que ella murió naturalmente.

Keseberg también había escondido el dinero de Tamzene. Los rescatistas creyeron que Keseberg robó el dinero de los Donner, pero Keseberg afirmó que Tamzene le había dicho que llevara el dinero a sus hijos.

No obstante, a Keseberg se le permitió irse con los rescatistas.

De camino a Sutter’s Fort , Keseberg descubrió el cuerpo de su hija Ada. Keseberg llegó al Fuerte de Sutter el 29 de abril de 1847 y fue el último superviviente del grupo en ser rescatado.

Su reputación y acciones en el Partido Donner hicieron que muchos hablaran en su contra. Los miembros del cuarto grupo de ayuda difundieron historias espantosas y horripilantes sobre Kesebergque implicaban cierta exageración, y esta imagen de Keseberg dominaba la tradición popular. Keseberg fue vilipendiado como caníbal y acusado de ladrón y asesino. Keseberg finalmente demandó a Edward «Ned» Coffeemeyer, uno de sus propios rescatadores, por declaraciones supuestamente difamatorias. Keseberg ganó en la corte, pero solo recibió un dólar. 

Nunca fue acusado de ningún delito, murió en el Hospital del Condado de Sacramento, un hospital para pobres, en 1895.

 De las 80 personas que formaban la expedición Donner, murieron 46.

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