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“No tienes creatividad”: El día que despidieron a Disney, y 10 lecciones de su legado para motivarnos

“No tienes creatividad”: El día que despidieron a Disney, y 10 lecciones de su legado para motivarnos

Por Daniel Colombo / Sin ninguna duda, Walt Disney ha sido una de las mentes más creativas y visionarias del siglo veinte, y su legado permanece y pasa de generación en generación, más allá de detractores y de modelos que, con el paso de los años, pueden haber quedado desactualizados.

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Lo que nadie discute es que Disney marcó un antes y después en la industria del entretenimiento a nivel global.

Sin embargo, pocos saben que no todo fue fácil para él en sus inicios. Walter Elias Disney nació el 5 de diciembre de 1901 en Chicago, Illinois, y falleció en 1966. Cuarto de los cinco hijos que tuvieron Elias y Flora Disney, su infancia la vivió entre apuros económicos, y, menospreciado por su padre carpintero por su afición al dibujo y no al trabajo duro Walt creció muy unido a su madre y a su hermano Roy, ocho años mayor.

De Disney a Steve Jobs

Si Steve Jobs hubiese pensado en su teoría de “unir los puntos” -cuando aprendes algo que en aquel momento no tiene sentido, aunque sí lo tendrá muchos años después- tal vez se hubiese inspirado en Walt Disney. Es que en 1906 su padre decidió iniciar una nueva vida en una granja en Missouri, donde Walt descubrió su pasión por la naturaleza y los animales.

Tres años después el padre enfermó, vendieron la granja y se trasladaron a Kansas City, lo que devino en tomar sus primeras clases de dibujo, y su pasión por el cine, que estaba en sus inicios comerciales.

En 1918, Walt, de sólo diecisiete años, falsificó su partida de nacimiento y se alistó como soldado de la Cruz Roja para combatir en la Primera Guerra Mundial. Llegó a Europa ya en paz, y estuvo destinado en Francia y Alemania durante un año.  Al regresar a Kansas City, vivió con su hermano Roy.

Tenía un sueño en la mente: ser artista en el Kansas City Star, el diario del que había sido repartidor en la infancia. Aunque no fue posible de inmediato, empezó como aprendiz en una agencia de publicidad y conoció a su primer socio; una vez que se quedaron sin trabajo allí, montaron una empresa que sólo duró un mes: Walt quería un empleo seguro.

Algunos años y mucho esfuerzo después, en 1921 levantó una nueva productora propia, Laugh-O-Gram Films, con la que proyectaban sus dibujos hechos en las trasnoches sin dormir en el garage de su casa. Pero no juntaban el dinero que se necesitaba para mantenerla con vida.

Cuando no tienes más opciones, das el gran paso

Con deudas por todos lados y habiendo comido el alimento de perros que encontraban, Walt Disney decidió hacer una apuesta crucial, y se compró un boleto en tren a Hollywood. Allí buscó trabajo en su oficio de caricaturista, y en 1926 creó el personaje del conejo Oswald para Universal Studios. Lo que nunca sospechó es que en el contrato la empresa había patentado en secreto a su personaje.

Con toda la desazón encima, no se dio por vencido, y, garabateando en sus viajes en tren, creó a Mickey Mouse, al que había bautizado como Mortimer en primera instancia.

Su primera aparición fue el 15 de mayo de 1928 en un cortometraje mudo y desde allí el ratón ha sido imparable. Cuando el cine empezó a tener sonido, el propio Walt Disney hizo su voz hasta 1947.

El llamado del millón de dólares

Justo para esa época, Disney recibió una millonaria propuesta de Howard Hughes, un empresario que invirtió un millón de dólares a cambio de ayudarlo a meterse en el cine. Así hicieron 18 proyectos, entre ellos los icónicos Cenicienta, Alicia en el país de las maravillas, Peter Pan y 20.000 leguas de viaje submarino.  

Pero nada le fue sencillo, porque su empresa no era la reina de los dibujos animados, porque la Warner Brothers empezó a competirle fuerte con la serie Looney Tunes con Bugs Bunny a la cabeza; un personaje más aventurero, pícaro y astuto que el cándido Mickey.

Unos años después ganó un Oscar al mejor documental con El desierto viviente; y empezó un acuerdo con la cadena ABC para ceder películas a la televisión, que recién empezaba. La mayoría de los productores de cine la veían como una competencia, mientras que Disney lo pensó como una forma excelente de difusión para su obra y para atraer más gente al cine.

Así que empezó a hacer productos para televisión, entre ellos su primer largometraje con actores de carne y hueso, Mary Poppins, bastante criticada por la prensa. Pero su sueño era mayor. Quería crear un enorme parque de diversiones familiar, lo que fue Disneylandia, abierto en 1955 en Anaheim, California.

Los Oscars, Disney World, y el ocaso de su salud

Convertido en multimillonario y ganador de 29 premios Oscars, su éxito contrastaba con la precaria salud: fumador, aficionado al alcohol, murió el 15 de diciembre de 1966 en Los Angeles, después de haber supervisado los esbozos de Disney World -el parque al estilo Disneylandia pero enfocado más en los adultos-, que abrió sus puertas en 1971 en Orlando. Su obra se replicó en 1983 al abrir en Tokio, y en 1992, Euro Disney en París.

Disney falleció sin ver terminado El libro de la selva (1967), la segunda película más comercial después de Blancanieves. Siguieron años de reinado en dibujos animados, con La bella y la bestia (1991), Aladdin (1992), El Rey León (1994), entre tantos éxitos de taquilla.

“Constructores de sueños”: la filosofía de Disney en 10 frases

Así como sus célebres personajes dejaron su impronta, hubo un rasgo notable en Walt Disney que pocos rescatan, y es su filosofía llamada “Dream builders”, ‘Constructores de sueños’ en español, que está impregnada en toda su obra.

Esta filosofía impulsa el poder hacedor, resiliente, de fortaleza y de poder interno que tenemos todas las personas. Aquí, diez de sus frases más motivantes:

1 – “Si tienes un sueño y crees en él, corres el riesgo de que se convierta en realidad”.

2 – “Pregúntate si lo que estás haciendo hoy, te llevará a donde quieres llegar mañana”.

3 – “No duermas para descansar, duerme para soñar. Porque los sueños están para cumplirse”.

4 – “Son muchas las manos y los corazones que contribuyen al éxito de una persona”.

5 – “El valor de la fuerza de voluntad abre caminos”.

6 – “Las ideas proceden de la curiosidad”.

7 – “Si puedes soñarlo puedes hacerlo, recuerda que todo esto comenzó con un ratón”.

8 – “Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir”.

9 – “Todos nuestros sueños pueden convertirse en realidad si tenemos la valentía de perseguirlos”.

10 – “Hacer lo imposible es una forma de diversión”.

Imagen portada: Shutterstock

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