El origen de una misión audaz
Nellie Bly, nacida como Elizabeth Cochran el 5 de mayo de 1864, se consolidó como una figura imprescindible en la historia del periodismo estadounidense. Con apenas 23 años, su determinación la llevó a tomar uno de los mayores riesgos de su carrera: fingir demencia para poder ser internada en el asilo psiquiátrico femenino de Blackwell’s Island y revelar la verdad sobre sus condiciones.

Planificación y ejecución de la infiltración
La propuesta surgió en el periódico The New York World, dirigido por Joseph Pulitzer. Bly decidió asumir el alias de “Nellie Brown” y se hospedó en una pensión para mujeres, donde se comportó de manera errática, alegando pérdida de memoria y dinero. Pronto fue denunciada a la policía, examinada por varios médicos –quienes la declararon “positivamente demente”– y enviada al hospital Bellevue. En tan solo cuatro días, Bly consiguió ser admitida en el asilo, demostrando los problemas en el sistema judicial y médico para diagnosticar supuestas enfermedades mentales.
Vida dentro del manicomio: evidencias del abuso y la negligencia
Nada más ingresar al asilo, Bly dejó de fingir síntomas y actuó normalmente, pero descubrió que incluso entonces era considerada más “loca” por el personal. Conforme avanzaban los días, la periodista documentó condiciones alarmantes:
- Las internas dormían con ropas insuficientes, expuestas al frío severo sin mantas adecuadas.
- Eran bañadas con agua helada y obligadas a soportar largas horas sentadas en sillas incómodas, sin derecho a hablar, leer, entretenerse o moverse.
- Muchas mujeres ingresadas estaban perfectamente sanas, pero no podían explicarse por no hablar inglés.
- El trato de las enfermeras y cuidadores era grosero, frecuente el abuso verbal y físico.
- La comida era de pésima calidad, incluso podrida, y la suciedad reinaba, atrayendo ratas en los dormitorios y comedores.
- Bly observó casos de tortura física y psicológica, además de negligencia médica absoluta, existiendo riesgos incluso para la salud mental de quienes ingresaban sanas.
La periodista relató que, al cabo de unas semanas de encierro, cualquier persona perdía efectivamente la razón por el entorno opresivo y hostil generado en el asilo.
El impacto de la denuncia: reformas y legado
Tras diez días internada y gracias a la intervención de un abogado de su periódico, Bly logró salir y publicó la serie de artículos “Behind Asylum Bars”, “Inside the Madhouse” y “Untruths in Every Line”, y posteriormente el libro “Ten Days in a Mad-House” (1887). Sus crónicas se convirtieron en una bomba mediática: se abrió una investigación oficial, se despidió a parte del personal y se destinó un mayor presupuesto a la institución para mejorar la atención. Las reformas no sólo afectaron al asilo de Blackwell, sino que iniciaron cambios para otros hospitales y centros psiquiátricos de Estados Unidos.
Repercusiones para las mujeres y el periodismo
La hazaña de Nellie Bly abrió camino a generaciones de mujeres periodista y demostró el poder del periodismo encubierto. Ella no solo transformó el tratamiento a los pacientes con afecciones mentales, sino que planteó una crítica profunda al sistema hospitalario y judicial del siglo XIX. Bly se posicionó como la madre del periodismo de investigación, abriendo la puerta a reportajes que hoy consideramos esenciales para la democracia y los derechos humanos.
La vida de Bly después del asilo
A raíz del éxito, Nellie Bly se dedicó a otras grandes investigaciones, incluyendo la cobertura de la vuelta al mundo en 72 días inspirada en Julio Verne, así como la denuncia de prácticas industriales abusivas y la defensa de la participación femenina en el sufragio. Su legado como periodista encubierta y reformadora social sigue siendo estudiado y reconocido internacionalmente.
Con información de: Supercurioso | Wikipedia | Womenshistory | NPS | Playbuzz
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