Natalie Portman no es solo una actriz brillante: es una mente inquieta, una activista apasionada y una mujer que ha sabido reinventarse una y otra vez. Desde su debut en el cine hasta sus luchas personales y su activismo, su historia es una invitación a mirar más allá de la alfombra roja.
Una infancia entre dos mundos
Nacida en Jerusalén y criada en Long Island, Natalie Portman creció entre dos culturas y dos idiomas. Desde pequeña, la curiosidad la acompañaba a todas partes. Mientras otros niños soñaban con ser astronautas, ella ya imaginaba escenarios y personajes, aunque también se dedicaba con disciplina al ballet y a los idiomas. La verdad es que, para Natalie, el arte y el conocimiento siempre fueron inseparables.
El salto inesperado al cine
Todo cambió un día cualquiera, cuando una cazatalentos la descubrió en una pizzería. Le ofrecieron modelar, pero Natalie tenía claro que lo suyo era actuar. Poco después, a los doce años, debutó en Léon: The Professional. Su interpretación fue tan intensa que, a pesar de la controversia por algunas escenas, convenció a la crítica y al público. Desde entonces, el apellido Portman —tomado de su abuela materna— se volvió sinónimo de talento precoz.

Entre la fama y los libros
Mientras su rostro se hacía mundialmente famoso como Padmé Amidala en Star Wars, Natalie se enfrentaba a otro reto: Harvard. Estudió Psicología y, aunque redujo su presencia en el cine, nunca dejó de trabajar. “Prefiero ser inteligente a ser una estrella de cine”, confesó alguna vez. Y es que, para ella, el aprendizaje es tan adictivo como el aplauso.
Papeles que dejan huella
Portman ha encarnado a personajes inolvidables: desde la valiente Evey Hammond en V for Vendetta hasta la perturbadora Nina Sayers en Black Swan, papel que le valió el Óscar y el reconocimiento mundial. También la vimos como la icónica Jackie Kennedy y, más recientemente, como la poderosa Jane Foster en Thor: Love and Thunder, donde demostró que puede ser heroína dentro y fuera de la pantalla.

Más allá de las cámaras
Pero Natalie no se conforma con actuar. Dirigió A Tale of Love and Darkness y ha sido jurado en Cannes. Además, su activismo es tan firme como su presencia en escena: defiende los derechos de los animales, promueve el veganismo y alza la voz por la igualdad de género en Hollywood. Durante la pandemia, se sumó a campañas de salud pública y sigue inspirando a jóvenes a perseguir sus sueños, sin importar los obstáculos.
Un año de cambios personales
En 2024, Natalie Portman y Benjamin Millepied, con quien compartió más de una década y dos hijos, finalizaron su divorcio en Francia. No fue fácil, pero ambos han priorizado el bienestar de sus hijos y la armonía familiar. Portman, aunque reservada, ha mostrado fortaleza y serenidad ante la adversidad, enfocándose en nuevos proyectos y en su faceta de madre y activista.

Natalie Portman es, en definitiva, una mujer que se reinventa con cada paso. Brilla en el cine, pero también en la vida real, donde la inteligencia, la empatía y la pasión la convierten en una figura única. Y es que, más allá de los premios y los titulares, su mayor logro es seguir siendo fiel a sí misma.
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