Los inuit son los pueblos procedentes de las regiones árticas norteamericanas y sus ancestros creían en singulares dioses muy diferentes a los que conocemos; sin embargo, su fe estaba más enfocada en sus interesantes espíritus, y hay uno que resalta porque además de ser el más poderoso, también es la entidad de las flatulencias… ¡Conoce a Matshishkapeu!
Los inuit son los que muchas personas llaman “esquimales”, pero el término es considerado peyorativo en la actualidad por sus connotaciones racistas, ya que estos pueblos nativos fueron asimilados (en muchos casos forzosamente) a las nuevas culturas cristianas; sin embargo, en sus orígenes, adoraban a particulares dioses y espíritus, estos últimos generalmente eran seres animales, solo que es Matshishkapeu (que literalmente significaría “el hombre pedo”) el espíritu no animal que más ha resaltado en la posteridad.
Antes de escuchar la historia de esta deidad flatulenta, hay que irnos un poco más atrás y conocer al espíritu animal más importante de la mitología inuit, Kanipinikassikueu el maestro caribú (reno).
Cuenta la leyenda que Kanipinikassikeu fue alguna vez un hombre inuit, pero que se enamoró de una “mujer caribú”… así decide ir a vivir entre ellos y casarse con ella. Posteriormente no solo se transforma en uno de estos renos sino que se convierte en el “master” de ellos. Además de liderar a estas criaturas tan comunes en América del Norte, el maestro caribú también tenía que servir como intermediario entre los inuit y estos animales, ya que eran parte de la dieta básica de estos pueblos nativos y Kanipinikassikueu debía proporcionárselos para que los inuit pudieran atraparlos, y además indicarle los rituales apropiados para cazar y consumir a los caribús.
Esto definitivamente hacía que el maestro caribú fuera el ente más venerado y poderoso entre los espíritus animales, pero si en algún momento fallaba, alguien debía velar por la comida inuit…
Matshishkapeu: la leyenda del hombre pedo
Cuenta la tradición oral que un día Kanipinikassikueu decidió que los inuit no podrían cazar más renos, así que por más que ellos intentaban atraparlos para poder consumirlos, esto era definitivamente imposible sin el consentimiento del maestro caribú.
¿Qué podían hacer? Pues aparte de la relación con el maestro caribú, señor de los renos, también eran particularmente cercanos a Matshishkapeu, el espíritu de los pedos, así que le piden ayuda.
Una vez que los nativos hacen su petición, el señor de las flatulencias accede y utiliza sus increíbles poderes para ayudar. El particular espíritu causa una dolorosa constipación a Kanipinikassikueu, el maestro caribú, que si bien también era un espíritu, se dice que el dolor estomacal era tan fuerte que la poderosa entidad deseaba morir, lo que lo hizo darse cuenta que era más sencillo dejar que los inuit cazaran nuevamente a los caribús, que sufrir de este eterno y doloroso estreñimiento. Así fue cómo el espíritu reno permitió nuevamente a los inuit cazar y consumir a estos animales, y es así cuando Matshishkapeu libera el estómago del maestro caribú (permitiéndole soltar una flatulencia), salvando así el día para todos.
La información sobre este peculiar ente no es muy abundante, así que aunque algunos consideran que esta historia fue un hecho específico, otros portales sugieren que situaciones así, con este maestro caribú dificultando la caza a los inuit, eran comunes en su mitología. Entonces, afortunadamente estaba Matshishkapeu, el espíritu que es aún más poderoso que el maestro caribú, para salvarlos.
Un flatulento legado
Si bien este mito puede sonar un poco bizarro para nuestras mentalidades occidentales, en realidad tiene una explicación sencilla: los inuit estaban más abiertos socialmente al concepto de las flatulencias y solían ser objetos de risa; de hecho, como en otras culturas, un eructo es un gesto de buena educación al comer, solo que los inuit, además de eructar sin tabú, también consideraban a las flatulencias después de comer como una señal de que la comida había gustado al huésped.
También se cuenta que cuando los inuit escuchaban un pedo de misteriosa procedencia, tenían, supuestamente, a un chamán específico para que lo oliera y así interpretara de dónde venía y qué significaba el gas humano.
Volviendo a la historia de Matshishkapeu, podríamos considerar que es un espíritu de suma importancia por su notoria omnipresencia, debido a que los inuit politeístas pensaban que cada vez que se escucha una flatulencia, no importa si es estruendosa o discreta, se trata de Mashishkapeu, el hombre pedo, tratando de dar un mensaje…
Con información de Ancient Origins / Native Languages / Fart – Art
Imagen portada: Shutterstock
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