Mary Anning fue una paleontóloga que revolucionó el estudio de las especies marinas; sin embargo, y debido a distintos factores, su nombre ha permanecido oculto por años… ¿Te interesa conocer sobre la vida de esta importante mujer en la ciencia?
Mary Anning (1799-1847) fue una paleontóloga, coleccionista y vendedora de fósiles británica. Nacida en la comunidad costera Lyme Regis, Inglaterra, fue una de las hijas del matrimonio de unos protestantes no anglicanos de clase baja. Sus padres tuvieron numerosos hijos, pero solo sobrevivieron ella y su hermano, Joseph. El acercamiento a la paleontología se dio por los problemas económicos de su familia. Su padre se dedicaba a la carpintería (ebanistería) y para obtener ingresos extra buscaba fósiles y los vendía.
De pequeña, Mary y su hermano Joseph acompañaba al padre a explorar los acantilados de la playa, aunque ella siempre mostró más interés en la actividad. Richard y Mary Anning sufrieron múltiples discriminaciones por parte de la comunidad Lyme Regis, por asistir a la iglesia congregacional local. Esto contribuyó a las crisis económicas (y rechazo social) que atravesó la familia.
En 1810, Richard muere y Mary y Joseph se dedicaron tiempo completo a la búsqueda, recolecta y venta de fósiles para subsistir.
Los fósiles como medio de subsistencia
Con apenas 11 años, los hermanos Anning (en especial Mary) tomaron las riendas del negocio familiar: la venta de fósiles. Para el momento, la paleontología y la comercialización de huesos se encontraban en pleno nacimiento; sin embargo, la costa de Lyme Regis se caracteriza por tener yacimientos de épocas jurásicas y este hecho traía a una gran cantidad de turistas y comerciantes.
Joseph encontró el cráneo de un ictiosauro, un especie extinta que vivió entre el Triásico inferior hasta el Cretáceo superior. Un año más tarde, Mary encontró un esqueleto completo, estableciendo así una atención y relación con la comunidad científica. La venta de fósiles se establecería como el medio de subsistencia de la familia cuando le vendió los huesos del ictiosauro a un coleccionista llamado Thomas Birch.
Posterior a ello, su hermano se dedicó a aprender sobre tapicería y ella se generaba ingresos a través de la venta de conchas de tipo amonites y belemnites, unos moluscos existentes durante el Devónico medio hasta el Cretáceo.
Los fósiles de animales vertebrados requerían de una exploración más riesgosa en los acantilados abundantes de piedras pizarra y caliza, que en contacto con el agua hacían de los terrenos espacios sumamente inestables. Mary estuvo al borde de la muerte y perdió a su perro Tray durante una expedición.
En 1823, un artículo del Bristol Mirror habló sobre Mary y su venta de huesos del ictiosauro. En 1826 abrió su tienda Almacén de Fósiles Anning, muy conocida en la localidad. La tienda fue visitada por comerciantes europeos y citada en distintos periódicos de la prensa local.
Mary Anning y la comunidad científica
Mary Anning trabajó en conjunto con varios científicos. Generalmente, ella descubría los esqueletos siendo estudiados por expertos. Anning nunca estudió paleontología en la academia, aunque siempre fue autodidacta: consumía mucha literatura científica y disecaba animales para investigar; asimismo, copiaba a mano artículos prestados. Mediante uno de esos escritos llamó la atención del geólogo William Conybeare.
La coleccionista Elizabeth Philpot y los científicos Louis Agassiz, William Buckland, Richard Owen y Henry de la Beche viajaban para observar los fósiles de Anning y realizar exploraciones con ella.
Mary entabló una buena amistad con la esposa del naturalista Roderick Murchison, Charlotte, quien también aspiraba convertirse en paleontóloga.
Aunque trabajó estrechamente con distintos científicos, ninguno la menciona en publicaciones; sin embargo, cabe mencionar que varios de ellos recaudaron fondos para ayudarla económicamente.
Descubrimientos relevantes y omisión
Su descubrimiento más importante fue el del ictiosauro. Una vez descubrió y vendió el primer esqueleto completo pudo recolectar varios ejemplares más. El descubrimiento de esta especie abrió el estudio sobre este tipo de reptiles. El médico Everard Home asoció al ictiosauro con los ornitorrincos, las lagartijas y las salamandras, en una serie de artículos que escribió para la Royal Society. Siempre omitió el nombre de Anning.
Anning descubrió otra especie de reptil marino llamado plesiosauro. El geólogo Henry de la Beche publicó un artículo sobre el animal y omitió mencionar a la paleontóloga como la descubridora. Cuando Mary encontró un segundo esqueleto el geólogo William Conybeare tampoco la menciona.
Con el pasar del tiempo, se ha analizado que varios factores empujaron a Mary Anning al anonimato. En primer lugar, su familia era discriminada por su condición religiosa y, en consecuencia, ella sufrió las secuelas de este problema. En segundo lugar, vivía una época en donde las mujeres tenían muy poco reconocimiento en espacios como la ciencia. La condición de su sexo se vio sumada al hecho de que las personas de clase baja se dedicaban a servicios domésticos, obreros y agricultura.
Muerte y legado
Murió a la temprana edad de 47 años, por complicaciones relacionadas con el cáncer de mama, y pudo recibir honores en la Sociedad Geológica de Londres gracias a su colega Henry de la Beche. Fue la primera mujer en recibir homenaje en dicha institución. Fue mencionada en la revista All the Year Round, en un artículo escrito por Charles Dickens.
Su vida fue llevada al cine en la película Ammonite (2020), protagonizada por Kate Winslet (en el papel de Mary Anning) y Saoirse Ronan (interpretando a Charlotte Murchison, esposa del naturalista Roderick Murchison). El filme se centra en una historia de amor entre ambas mujeres y fue dirigida por Francis Lee.
A Mary Anning se le dedicó una vidriera en la Iglesia de San Miguel, en Lyme Regis.
Con información de: GeoEnciclopedia / El País / Wikipedia / Youtube / Foto: Shutterstock
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