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Martha Graham, la bailarina más importante de la danza moderna

Martha Graham, la bailarina más importante de la danza moderna

Martha Graham revolucionó al mundo con su imponente y dramática forma de bailar, hasta consolidarse como la bailarina más importante del siglo XX. Aprendió muy pronto que el carácter llevaba a la disciplina, y no solo logró ser la mejor de su época, sino una maestra que formó a excelentes bailarines…

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Martha Graham (n. Pittsburgh, 11 de mayo de 1894) tenía unos 17 años cuando vio a la bailarina Ruth St. Denis, en una presentación en la que asistió acompañada de su padre. Graham era una de las tres hijas del matrimonio conformado por George, un alienista, y Jane Beers, una mujer de ascendencia inglesa-irlandesa. Creció en una familia de clase media, con holgura económica, bajo una estricta doctrina presbiteriana.

Comenzó a tomar clases de danza pasados los 20 años, en 1916, en la Escuela de Danza y Artes Afines de Denishawn, fundada por la propia St. Denis y el famoso coreógrafo Ted Shawn. Interesada por los movimientos esenciales del cuerpo, abandona Los Ángeles para marcharse a Nueva York.

Martha Graham en la Gran Manzana

Graham llegó a Nueva York en 1926. Luego de trabajar un tiempo para la revista Greenwich Village Follies del circuito de Broadway, renunció para dedicarse a dar clases en la Escuela de Música y Teatro Eastman. No todo fue color de rosas, porque la bailarina se obligó a subsistir con muy pocos ingresos, con tal de serle fiel a su talento y a su pasión.

Con el apoyo de un grupo de bailarinas y su amante del momento, el compositor contemporáneo Louis Horst (a quien había conocido como músico cuando era pupila de St. Denis y Ted Shawn), Graham probó nuevas técnicas relacionadas con el movimiento, creando un estilo propio con raíces de lo que había aprendido en Denishawn: una mezcla de danzas americanas, orientales y hasta yoga.

Ruth St. Denis y Ted Shawn contrajeron matrimonio en 1914. Juntos revolucionaron el mundo de la danza; formaron a notables bailarines como Graham, Doris Humphrey y Jack Cole; y abrieron la primera academia formal de danza en los Estados Unidos – Imagen: Wikimedia.-

Método Graham

Graduada de Bachiller de las Artes en Danza (Universidad de Bennington, 1932), Graham, conocida ya en la ciudad por su innovadora puesta en escena, era vista como un genio prodigio, pero de un carácter severamente complicado y tenaz. Déspota y cruel son algunos de los adjetivos con los cuales sus alumnas la definían, aunque también destacaban que era fiel, entregada y dedicada como nadie.

Sus ensayos eran de largas horas y prácticamente casi todos los días de la semana, excepto algunos días como los feriados. Los maridos de sus bailarinas, acostumbrados a esperar por sus mujeres, formaron un club llamado “Esposos del Grupo de Martha Graham”.

Con la inspiración de la bailarina expresionista Mary Wigman y asistiendo a espectáculos como los de la bailarina sueca Ronny Johansson, llega a la conclusión de que la pelvis es el centro de energía del bailarín. Además, construye y le da forma a varios preceptos que definen su técnica:

  • La contracción y la relajación como sentido del todo: la danza es una forma de expresar sentimientos humanos y Graham se sentía particularmente interesada en el dolor y el sufrimiento, que se expresaban a través de la contracción (aspirar) y la relajación (expirar). La idea es que cuando el cuerpo se contraiga el movimiento viaje por toda la espina dorsal, hasta la cabeza. Los brazos y las extremidades sirven para distribuir el cuerpo en el espacio y formar imágenes simbólicas.
  • Las caídas controladas al suelo y la superficie en sí: sufrir implica caerse, siempre con delicadeza, porque llegar al suelo siempre determina que hay que levantarse; asimismo, la superficie forma parte de un espacio que hay que vivir.
  • El torso (eje de las emociones, cuyas partes más importantes son la pelvis y los abdominales) y la respiración, dos elementos de suma importancia.

En 1926, inauguró formalmente la Compañía de Danza Martha Graham.

Martha Graham (1948) – Imagen: Wikimedia.-

Llamado nazi y la llegada de la Gran Depresión

Con el nacimiento de la ideología nazi, Graham, una de las bailarinas y coreógrafas del momento, fue invitada a participar en los Juegos Olímpicos de 1935, celebrados en Berlín. La artista se mostró negativa sobre la proposición, argumentando que la mitad de sus bailarinas eran judías. Cuando los organizadores le insistieron que tratarían a sus mujeres con dignidad, ella respondió que no deseaba estar en un país en donde se trataba tan mal a la población; dándole peso a su moralidad y no a la fama que le daría asistir a un evento de tal magnitud.

Dos años después de su rechazo a los nazis, estalló la Segunda Guerra Mundial. Aunado a lo que supuso ese horror, vino la Gran Depresión y el desplome de Wall Street. Graham, como arraigada artista que era en la época, drenó aquellos sentimientos generalizados de aislamiento, melancolía y soledad en su técnica, la cual adquirió un carácter más melodramático.

La coreógrafa se casó con el que llamó el gran amor de su vida, su colega Erick Hawkins, en 1948. Ese mismo año se inauguró el Centro Martha Graham de Danza Contemporánea. Se tomó un breve descanso en 1950 y un año después creó la división de danza en la prestigiosa Escuela Juilliard. Hawkins y Graham se divorciaron en 1954.

Martha Graham: viajes y últimos años

Con el apoyo de su amiga la baronesa Bethsabée de Rothschild, Graham cofundó la Compañía de Danza Batsheva (1965), en donde formó a la primera generación de bailarines israelíes y coreografió las primeras presentaciones del grupo. Su trabajo como bailarina finalizó los primeros años de la década de 1960 y se dedicó a su trabajo como coreógrafa.

Graham y el bailarín Bertram Ross (1961) – Imagen: Wikimedia.-

Recibió varios reconocimientos, incluida una Medalla Presidencial de la Libertad en 1974, por el presidente Gerald Ford cuya esposa, Betty, había bailado con Graham en su juventud. Entre sus amistades más famosas destaca la ex primera dama Eleanor Roosevelt, para la que bailó en 1937.  

La bailarina falleció en 1991, con 96 años, por causas naturales. Es considerada la bailarina más importante y una de las personalidades más influyentes del siglo XX, equiparada con Pablo Picasso en la pintura o Ígor Stravinski en la música.

Con información de Wikipedia / La Abuela Danza / Clarín / Imagen: Shutterstock

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