Con rasgos de adultos y facciones fuertes, los bebés de las pinturas medievales no siguen el patrón común de los niños, que por lo general se ven tiernos y angelicales. No es por desconocimiento, ni por falta de talento a la hora de pintar, era una decisión totalmente consciente… Querían representar pequeños humanos que siguieran las leyes del homúnculo, que es un hombre pequeño y débil.
Matthew Everett, un profesor de historia del arte en la Universidad de Creighton, escribió un libro llamado The Early Modern Child in Art and History en el que busca explicar por qué los niños de los cuadros de la Edad Media lucen como pequeños adultos macabros.
El arte en la edad media estaba enfocado en Jesús, la Iglesia era la que tenía el mayor poder adquisitivo para costear las obras de arte y cuando las encargaban querían que todos los bebés se parecieran al prototipo de Jesús.
Los artistas seguían el modelo homunculus que significa hombre pequeño, entonces en lugar de enfocarse en las características físicas comunes de los bebés, intentaban agregarle rasgos adultos, siguiendo la premisa de la Iglesia de que Jesús nació “perfectamente formado y creció sin cambios radicales”. Explica Everett.
Además de tener rasgos fuertes y de adulto, Everett explica que al analizar con detenimiento las pinturas, muchos bebés presentan signos de calvicie típicos de la adultez. Si bien los bebés no se caracterizan por tener mucho cabello, la forma en la que pintaban la pérdida de cabello se asemeja a la de los hombres maduros.
Este estilo particular de bebés adulterados, permaneció tanto tiempo en la Edad Media puesto que no veían interés en representar naturalismo o realismo, se enfocaban principalmente en la actitud y personalidad. “En la Edad Media había una falta de interés por el naturalismo, se guiaban más por las corrientes expresionistas”.
La llegada del renacimiento
El patrón de los bebés extraños cambió en el Renacimiento, cuando se inició un proceso de arte más liberal, más libre y floral. “En el renacimiento hay un nuevo interés en observar la naturaleza y representar las cosas como se ven en realidad”.
Se buscaba representar la belleza, la sensualidad y la ternura, por eso los bebés comenzaron a pintarse de forma distinta, más naturales y más infantiles.
Durante la Edad Media los niños no eran vistos como criaturas inocentes sino como pequeños adultos, este concepto cambió en el Renacimiento, “después vino esta idea de que los niños son inocentes, si los niños nacen sin pecado, no pueden saber de maldad”. Se puede resumir que la sociedad pinta a sus bebés dependiendo de cómo los ven en la época.
Por Mary Villarroel Sneshko | @Vivodesorpresas | Culturizando
Con información de: VOX |
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