Pónganse a Leer | La poeta estadounidense Emily Dickinson dijo “Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía”, para mi Emily tenía toda la razón, para mí la poesía tiene una potencia inmensa capaz de producir en el lector todo tipo de sensaciones.
Ustedes saben que yo soy un aficionado empedernido de la poesía, que es un género que a mí me subyuga y que me gusta mucho compartir con ustedes mis poemas favoritos, o al menos los que me han volado y me vuelan la cabeza en la sección #MartesdePoesía en mi cuenta de Instagram @pedrocedenoa bueno hoy en pónganse a leer con Pedro Julio vamos a hablar de la poesía venezolana a través de las voces de esas mujeres creativas, luminosas, fantásticas que han enriquecido las letras de este país con su poesía.
La poesía venezolana
De los albores de la poesía venezolana sabemos poco, es decir, sabemos que como en el caso de los pueblos americanos, nuestra poesía como la conocemos hoy empieza a surgir a raíz del mestizaje, como una mezcla de las vertientes poéticas indígenas y coloniales, que se combinaron y amalgamaron y dieron frutos sabrosos.
Si pensamos en la poesía de los siglos XVIII y XIX (18 y 19) en Venezuela, muy seguramente pensaremos en Andrés Bello, ilustre hombre de letras al que pónganse a leer le tiene un episodio pendiente, que no solo se dedicó a la docencia y la gramática, Andresito está considerado como uno de los primeros poetas venezolanos, que propuso una lírica Latinoamérica con un gusto y un refinamiento exquisito.
En esta época aparecieron con menor repercusión algunas mujeres que como Bello vieron en la poesía un medio, un vehículo para transmitir un sentir.
tenemos por ejemplo a Polita de Lima, una falconiana que también cultivo la narrativa, Polita fundó las sociedades Alegría y Armonía y la Biblioteca Colombina, también fundo y trabajo arduamente en el impulso de revistas de corte literario como Flores y Letras, su nombre empezó a hacerse notar porque también era maestra en su tierra natal, en Coro, la capital del estado Falcón aquí en Venezuela, ese renombre la hizo acreedora del título “Princesa del Parnaso Venezolano” en 1913.
A finales del siglo XVIII nacen dos poetas orientales que dejarían para nosotros obras monumentales, Mercedes Pérez de Freites, nacida en el estado Anzoátegui y Vicenta Núñez Sucre en el estado Monagas.
En esta época la poesía venezolana influenciada por las corrientes extranjeras se inclina hacia el romanticismo y el modernismo.
El romanticismo venezolana se caracteriza por: una marcada subjetividad en la expresión de los sentimientos y los estados de ánimo del poeta, la forma sublime con que hace referencia a conceptos como la belleza, los paisajes naturales están siempre en la poesía (ya decía Mercedes Pérez que “había soñado muchas veces con un lago transparente donde asoman los nelumbios sus corolas de cristal”) el nacionalismo y la nostalgia por el pasado son elementos comunes de la poesía romántica también.
El modernismo por su parte, supone una ruptura con las reglas tradicionales, se presenta rompedor y hace énfasis en la exaltación del individuo y de la fuerza interior de ese individuo.
Ya para inicios del siglo XX, la poesía empieza a mirar aspectos sociales, nos encontramos con que los poetas venezolanos hacen un esfuerzo colectivo para romper las cadenas de la opresión, recordemos en nuestra historia esta es una época de guerra y dictadura, los poetas intentan sobrevivir, dice Antonio López Ortega en una artículo “Rafael Cadenas y la poesía venezolana” que pueden encontrar en prodavinci.com que “hablan de islas, de destierros, de derrotas, de falsas maniobras, de intemperies, de memoriales, de amantes, de gestiones”.
Saltan nombres como la poeta, narradora y ensayista Antonia Palacios, Enriqueta Arvelo Larriva que perteneció a la generación del 18 o Calcaño que escribió “Y esta hambre que suelta. Mi sangre, me vuelve profunda, traidora y poeta”.
Calcaño fue la primera poeta venezolana modernista, su poesía tiene un marcado acento erótico y sensual, pero también es sutil y elegante.
Las poetas venezolanas no solo cultivan la poesía, también trabajan la narrativa, el periodismo, la dramaturgia y el ensayo como Elizabeth Schön, Reyna Rivas o Mimima Rodríguez.
En la actualidad han surgido voces femeninas en la poesía venezolana, que la han enaltecido y han recogido los frutos de la tierra que abonaron nobles mujeres de años atrás.
La poesía actual en Venezuela está enfocada en lo que vivimos ahora, hay mucho destierro, mucho adiós, y mucha pasión.
El reconocimiento a las poetas venezolanas
En el panteón de las poetas venezolanas encontramos estrellas realmente luminosas, mujeres con una pluma magistral para retratar su sentir a través de los versos, pero pocas son reconocidas, si nos fijamos por ejemplo en Premio Nacional de Literatura de Venezuela, que se entrega desde 1948 de 75 ganadores en todos estos años, solo 7 han sido mujeres, ahora de las mujeres ganadoras, que como son poquitas las podríamos nombrar: Antonia Palacios en 1976; Ida Gramcko en 1977, Luz Machado en 1986, en 1989 Ana Enriqueta Terán, en 1994 Elizabeth Schön, en 1999 Elisa Lerner y la última galardonada fue Laura Antillano en 2013-2014, a 4 de ellas se lo otorgaron por su obra poética (Gramcko, Machado, Terán y Schön).
Las poetas venezolanas han asumido una confrontación con el medio que las rodea como forma de presentarse al mundo, en los espacios de la poesía, Magaly Zavala dice en un artículo publicado en la página web ciudadvalencia.com.ve que “a la poeta venezolana también le ha tocado luchar contra la discriminación y por alcanzar el lugar que se merecen y salir de los lúgubres espacios donde el patriarcado la ha confinado, como la casa, la cocina, los quehaceres del hogar, detrás de la cortina”.
Las voces femeninas en la poesía venezolana que no se pueden perder
Hay muchas buenas poetas venezolanas, aunque luego conozcamos o reconozcamos a pocas, tenemos a Sonia Chocron, María Antonieta Flores, Kira Kariakin, Jaqueline Goldberg, Velia Bosch, Lydda Franco, Hanni Ossott o María Auxiliadora Alvarez, acontinuacion les comparto a 6 poetas venezolanas que son imprescindibles para entender de dónde venimos, en donde estamos y para donde vamos en la poesía.
La primera es de María Josepha Damiana Paz y Castillo Padrón, o Sor María Josepha de los Ángeles.
Sor María Josepha nació en Baruta, en 1765, en el seno de una acomodada, su padre era el Procurador General y Alcalde Ordinario del Cabildo. Desde niña quería ser monja, ingresó al monasterio de las Carmelitas de Caracas, y destacaba por su agudeza, su modestia y piedad.
En sus poemas se nota mucho la influencia de Teresa de Jesús, hay mucha mística, mucho sufrimiento del alma para llegar al amado, algunos de sus poemas llegaron a nosotros gracias a una antología recogida por Julio Calcaño en 1892, en donde encontramos el poema “Anhelo” que en uno de sus versos dice:
“Es mi gloria mi esperanza,
es mi vida mi tormento,
pues muero de lo que vivo
y vivo de lo que espero.
Espero gozar mi vida
en la muerte que padezco,
en cada instante que vivo
un siglo forma el deseo.
Deseo morirme y, cuando
efecto juzgo mi afecto,
la muerte traidora huye
para dejarme muriendo…”
Se cuestiona la cárcel que supone el cuerpo para el alma.
Seguimos con Luz Machado, que no solo fue poeta, también fue ensayista y ejerció la diplomacia.
Luz Machado nació en Ciudad Bolívar, el 3 de febrero de 1916. Comenzó a estudiar derecho y filosofía en la Universidad Central de Venezuela, pero no termino esos estudios, publicó sus primeros poemas en la revista Alondra con el seudónimo de Ágata Cruz.
Se destacó también como dirigente del Movimiento Feminista Venezolano, y fundó la Asociación Venezolana de Escritores, el Círculo de Escritores de Venezuela y la Sociedad Bolivariana.
La poesía de Luz Machado le mereció varios premios, por ejemplo en 1946 fue acreedora del premio Municipal de Poesía; en 1955 se ganó el premio Nacional de Poesía “Alfredo Armas Alfonso”; en 1987 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura; también recio las y órdenes Andrés Bello en 1ra. Clase, la Banda de Honor Francisco de Miranda y el reconocimiento del Congreso de Angostura, en 1ra. Clase, en 1996 la Universidad de Guayana le otorgó un Doctorado Honoris Causa.
Falleció en Caracas en el año 1999. La poesía de Machado es intimista, va de lo que hay en su alma, es como un viaje al centro de su espíritu de la mano de la autora, que nos sumerge en sus reflexiones. En el poema “miro la casa desde un retrato” dice:
…“Soy feliz poseyendo este rostro, en un cuello sin latido
y si la sangre existe
por la casa debe andar regada, sin espanto.
El marco me defiende
y no me canso de mirar lo mismo.
Nadie sabe que por las noches
mueren envenenadas cerca de mis oídos las palabras
debajo de esta mesa”…
La siguiente es Ana Enriqueta Terán, que nació en 1918, al igual que Machado fue poeta y diplomática. En una entrevista dijo que gracias a la influencia de su madre conoció a los poetas clásicos y que ahí nació su inclinación por las letras.
La producción poética de Ana Enriqueta está influenciada por los clásicos hispanos como Góngora y Garcilaso de la Vega y por los poetas malditos franceses como Rimbaud y Baudelaire, gracias a esta mezcla logra construir un estilo propio rompiendo con la métrica y volando hacia una poesía libre.
Se le considera una de las poetas hispanoamericanas más relevante del siglo XX, por su poesía intima que enaltece los goces personales.
En 1989 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura, y hay una catedra en la Universidad de Oxford que estudia su obra. Su poesía retrata un diálogo con la realidad concreta que rodea al hombre sencillo; por eso resulta tan cercana, en el poema XI de “al norte de la sangre” de 1946 dice:
“Yo que en la vida solo he conocido
la rosa de presencia fugitiva;
yo que busqué la eterna siempreviva
del amor y su fuego defendido.
Yo que en el cauce de lo ya vivido
puse a gemir mi carne pensativa;
yo que ignoro la causa primitiva
de mi vivir y mi naciente olvido,
alabo el soplo de la primavera,
la incierta lumbre que en secreto admira
el despojado corazón que espera.
Alabo mi vivir humilde y denso,
mi corazón de tintes indefensos,
que es más oscuro cuanto más se mira”.
La próxima poeta es Ida Gramcko, que nació en 1924. Tuvo un inicio temprano en las letras, en 1942 con 18 años publica el poemario “Umbral”, con el que se ganó el Premio de la Asociación Cultural Interamericana.
Fue la primera mujer reportera policial del diario El Nacional, y ejerció el periodismo y la diplomacia también, fue agregada cultural en la Unión Soviética. Se licenció en Filosofía por la Universidad Central de Venezuela y ejerció la docencia dictando la cátedra de Poesía y Poetas en la Escuela de Letras. En 1977 se ganó el Premio Nacional de Literatura de Venezuela.
Mariano Picón Salas, dijo que la poesía de Ida Gramcko se destacaba por su alta coherencia lírica y cerrada, la poesía de Gramcko se centra en expresar sentimientos, en trasmitir emociones que llegan a unas profundidades insospechadas, a través del tiempo asistimos a la madurez de la poeta junto a ella, como en el poema “paisaje al fondo de un espejo” del libro La vara mágica de 1948.
…“A su charco avancé, clara y desnuda.
Alrededor hallé el paisaje eterno:
el mar, una cigarra, una columna…
Oí la voz del mar en el silencio;
la voz de la cigarra en la penumbra;
enlacé la columna con mi cuerpo
y al fondo del espejo vi una ruta,
los árboles y el cielo.
Era un jardín no visitado nunca”…
Continuamos con Esdras Parra, que dijo “busco que el poema se disloque, pero sin perder jamás la coherencia interna que lo sostiene”, aquí tenemos a una genio.
Esdras pasó del ambiente familiar rígido, a vivir en Londres, se fue cuando tenía 17 con una beca por ser buena estudiante, allá también inicio su cambio definitivo, cambio de sexo. Se labró un nombre hasta convertirse en una de las poetas con mayor calidad en el panorama venezolano, Esdras Parra es referencia e inspiración.
Cuando volvió a Venezuela se destacó como ensayista y editora, fundó la revista Imagen, y publicó varias obras de narrativa, fue a partir de la década del noventa que incursionó en la poesía.
La poesía de Esdras Parra es valiosísima por su excelente calidad y ritmo. Hoy en día los lectores son más capaces de entender su obra y su vida, sin murmullos y con admiración.
Recientemente la Fundación La Poeteca de Caracas editó y publicó “Lo que trae el relámpago” dos libros póstumos.
Su poema “por ese rostro mío tuyo” dice:
“Por ese rostro mío tuyo
que has olvidado
por ese recuerdo me llamas
y ya no es tu boca sino otra boca
y no son tus labios sino el viento
y tocas fondo hasta llegar
al gran problema
aquí bajo este cielo
sin herencia sin alma
aquí sobre esta tierra
sin sueños sin nieve”.
Y finalmentela poeta María Ramírez Delgado, que nació en Los Teques, se licenció en Filosofía por la Universidad Católica Santa Rosa y se ha dedicado a la docencia en la Universidad Simón Bolívar y en la Universidad Monte Ávila en Caracas.
Es fundadora y directora de la Fundación Centro de Investigación y Estudios de la Venezolanidad. Y ha Publicado varias obras como: En el barro de Lesbos; Éramos malos; Quemaduras; Navajas sobre la mesa y Violencia. Su poesía ha sido traducida al portugués, inglés y alemán.
La poesía Ramírez Delgado explora la interioridad, el enfrentamiento con uno mismo, la locura, la depresión, el caos y la muerte, todo desde lo cotidiano y desde lo femenino.
Su poema “nocaut” dice así:
“El puño no siente el gesto, es el fondo del precipicio destazándolo.
Un golpe no es demasiado para fragmentar a un hombre en un ring.
Un infarto certero y firme, la imposibilidad de la caricia, un instante robusto, el alma hecha añicos sobre la lona.
La situación puede ser calculada porque los oráculos han vaticinado. La velocidad del derrumbe no se mide. Si, la negra prolongación, el estertor del cerebro dentro de su fragilidad pereciendo. Las palpitaciones erráticas, descienden.
Piragua a través del Leteo imperceptible”.
Qué grande es la poesía, que maravilla de invento del ser humano, que milagroso haber nacido en este país, en esta época y poder tener acceso a estas poetas.
Despedida
Gente ya nos agarró el sereno, es momento de despedirse, pero antes renovare como siempre mi esperanza de haberles picado la curiosidad y que una vez terminen de escuchar este episodio se van a ir a investigar y a leer a estas mujeres esplendorosas que nos han dejado su poesía para alimentar nuestras almas.
Las poetas venezolanas están ahí esperando como un tesoro que está por descubrir, no se las pierdan por favor.
Se me quedaron un montón por fuera, y a otras las deje de manera intencional fuera de este episodio porque ya hablamos de ellas, como Yolanda Pantin ganadora del Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca el año pasado y la poeta Carmen Isabel Maracara que nos acompañaron en el episodio 4 de la primera temporada para celebrar el día mundial de la poesía, no se las pierdan a ellas tampoco, por lo que más quieran.
Ahora sí, es momento de decir adiós, pero antes les recuerdo la consigna, ya la saben ustedes… pónganse a leer.
Imagen portada: Shutterstock
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