¿Te gustaría saber cómo se originó la primera pasarela de moda de la historia? Esta práctica, tan difundida hoy en día, está intrínsecamente relacionada a la inventiva Lucy Lady Duff-Gordon, la primera diseñadora de gala y lencería en alcanzar fama mundial. Conoce más sobre la obra de esta admirable mujer aquí.
Primer matrimonio y descubrimiento de una vocación
Lucy Sutherland nació el 13 de junio de 1863 en Inglaterra, pero creció en Ontario – Canadá. Desde pequeña, Lucy demostraría tener una gran habilidad para crear vestidos y otros tipos de ropa para mujer. Sus primeros modelos los ideó a partir de los vestidos que sus muñecas de trapo usaban.
La hermana de Lucy, la futura novelista Elinor Glyn, fue su primera modelo. Pero la actividad creadora de la precoz diseñadora se vio interrumpida por el matrimonio de Lucy con James Stuart Wallace, acaecido en 1884. El matrimonio tuvo una hija, pero la relación duraría apenas siete años.
En 1893, ya divorciada, Lucy se dio cuenta de que necesitaba encontrar alguna forma de hacer dinero, para mantenerse a sí misma y a su hija, ya que ahora vivían solas. La solución del dilema surgió de forma natural, se dedicaría a hacer lo que siempre había querido: diseñar ropa.
Lucy convirtió entonces su casa de Londres en un taller de costura. Pero la rápida fama que la diseñadora alcanzó hizo que pronto este primer local, ubicado en el West End, se quedara pequeño. La emprendedora solventó el problema abriendo más tiendas dentro de la capital inglesa.
Con el tiempo, la tienda de Lucy se transformó en Lucille Ltd, una boutique de alta costura; la primera inglesa en tener sedes internacionales. Estas sucursales estaban ubicadas en París, Nueva York y Chicago.
Segundo matrimonio y escape del Titanic
En 1900, Lucy Sutherland se casó con el barón escocés sir Cosmo Duff-Gordon. A partir de ese momento Lucy pasaría a ser conocida como Lady Duff-Gordon.
La pareja vivió en paz y tranquila, hasta el momento en que decidieron realizar un viaje en un transatlántico de lujo, cuyo primer recorrido acabaría en tragedia. La noche del 14 de abril de 1912 fue la más inusual en la vida de Lady Duff-Gordon.
Esa aciaga noche, el casco del RSM Titanic se quebraría al chocar contra un iceberg. La pareja Duff-Gordon pudo escapar a tiempo en uno de los botes salvavidas; según ciertas investigaciones, todo gracias a que el barón sobornó con dinero a los marineros encargados de administrar los puestos en los botes.
Estilo de la marca y las primeras pasarelas de moda
Los diseños de Lady Duff-Gordon, que se concentraban en ropa de dormir y vestidos de gala, se fueron refinando hasta convertirse en una marca reconocible. Los ornamentos colgantes y los flecos eran dos de las características más frecuentas a encontrar en los vestidos de Lucy.
Pero quizás la mayor contribución Lady Duff-Gordon al mundo de la modafueron sus «maniquíes»; nombre con el que la diseñadora bautizó a las primeras modelos profesionales, entrenadas por ella misma, para mostrar sus diseños.
Lucy, quien era abierta y conversadora, también manejaba las relaciones públicas de su empresa. La diseñadora cuenta en su autobiografía que un día, pensando en cómo mantener interesados a sus clientes más acaudalados, se le ocurrió crear un nuevo concepto de muestra de ropa.
Con algo de ingenio y amenidades, surgieron las primeras pasarelas, que, más que pasarelas, eran exhibiciones privadas en teatros. La experiencia que vendía Lucy a su selecto público era más parecida al espectáculo del Victoria Secret Fashion Show que a una pasarela convencional.
Las pasarelas de Lucy tenían temas individuales (usualmente emociones o novelas famosas de la época), música en vivo e iluminación especial. A estos eventos se entraba con invitación, y quienes tenían la suerte de presenciarlos salían con souvenirs y programas de la presentación.
Pero la habilidad de Lucy para las relaciones públicas iba aún más allá. Pues, aparte de los shows, la diseñadora tenía su propia columna en las revistas Harper’s Bazaar y Good Housekeeping. Para este momento Lucy ya se había convertido en una autoridad del fashion, por lo que sus opiniones eran muy valoradas.
Una actitud de vida
El esfuerzo que la diseñadora imprimió desde el inicio en su marca y en nuevas maneras de promocionarla la llevó a tener una vida llena de sofisticación e inventiva. Cualidades a las que no renunciaría ni siquiera después de pasar a ser la esposa del barón escocés Cosmo Duff-Gordon.
Hoy en día el mundo de la moda tiene mucho que agradecerle a Lady Duff-Gordon.
Con información de: Vogue / Wikipedia / Imagen de portada:
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