John Donne es comúnmente considerado como el poeta metafísico más relevante de la época isabelina. Su libro Devociones emerge de la necesidad de expresar sus meditaciones en cuanto a la condición humana, efectuadas cuando atravesó una fuerte enfermedad en el año 1623.
El libro está compuesto por 23 capítulos en los cuales Donne analiza, partiendo desde la filosofía teológica los infortunios del hombre, y a su vez, da cuenta del avance progresivo de la enfermedad; desde la intuición de la afección hasta la recuperación de la salud. Dicho esto, podríamos inclinarnos a pensar en esta obra como un diario.
Visto superficialmente, por su rasgo autobiográfico y evolutivo, creeríamos que se narran los pormenores que genera la enfermedad en el escritor, pero Donne es ambiguo en cuanto a ello. Si bien cada paso trascendental realizado por los médicos es el título de un capítulo, estos son pequeños datos. En cada entrada solo hace breves alusiones a su experiencia. Devociones no debería ser considerado un diario de la enfermedad sino más bien un diario de meditaciones hechas en la enfermedad.
Semejanzas de Devociones con el Eclesiastés
El tono melancólico, característico del barroco, está presente en cada capítulo. El tono y tema de sus meditaciones hacen recordar al Eclesiastés bíblico. Al igual que el Predicador Salomón, Donne desarrolla los grandes temas o aflicciones persistentes en la psique del hombre a través de los siglos, como lo son la soledad, la muerte, la relatividad del tiempo, entre otros. La diferencia de estos dos libros metafísicos radica en la forma en la cual se exploran dichos tópicos. La originalidad y gracia de Donne radica en la suma de un elemento formal nuevo para su época, elemento atribuido como característica esencial de la poesía metafísica del momento.
Un aspecto importante para entender la poesía de John Donne, uno de los poetas metafísicos
Para entender la escritura de John Donne no hay que solo asociarla a sus datos biográficos o sociales, sino al ambiente sociocultural de la época isabelina: la moda, los géneros literarios, las convenciones y el estilo.
John Donne, como ya se comentó, fue uno de los poetas considerados metafísicos. El término de poesía metafísica lo acuñó el escritor Samuel Johnson en el siglo XVIII como medio para clasificar a un grupo de poetas ingleses en donde destaca Donne, que escribían de forma filosófica y meditativa sobre lo divino, la muerte, el tiempo y el amor, expresando lo efímero y paradójico de la existencia pero con la presencia importante de lo religioso.
Una de las originalidades más notorias de estos poetas era abordar los temas con el uso de la lógica y la razón. Enlazaban lo emocional con lo mental, algo inusual en la poesía, por lo que fueron duramente criticados por los literatos del momento, los cuales no lo encontraban natural y correcto, puesto que la poesía era concebida como el desahogo de los sentimientos.
La metáfora conceptual
El uso y el origen del “concepto” y la lógica en la poesía metafísica, con un alto grado de referencia a lo religioso, se debe al cambio que se produjo en la época barroca, momento de reformas cuando los dogmas son puestos en duda. Ahora el poeta se acerca al dogma cristiano haciendo uso del intelecto.
La mayoría de estos poetas metafísicos eran eruditos y demostraban su conocimiento o ingenio por medio de la metáfora hecha a partir de los conceptos, esto se convirtió en su rasgo distintivo.
En una metáfora común los dos términos que se comparan comparten características fuera del poema; en cambio, en una metáfora hecha por concepto, las características en común entre los dos términos surgen a partir de un concepto construido por el poeta en el texto.
Con este elemento se buscaba provocar el asombro del lector por medio de las analogías entre dos términos diferentes pero que se asemejaban, gracias a la elaboración e ingenio del poeta.
La metáfora en Devociones
La mayor riqueza literaria en el aspecto formal en Donne radica en las metáforas construidas por conceptos. Devociones está colmada de ellas, así el poeta construye y da cuenta de su meditar contemplativo, introduciendo con un aspecto de la enfermedad conceptos que asocian al hombre con la naturaleza, el tiempo, las relaciones humanas e incluso el Estado. El poeta se permite explorar en cada entrada un nuevo tópico trascendental.
La enfermedad es la mayor miseria del hombre
En Devociones Donne se encarga de enunciar su filosofía del Universo; el poeta concibe la enfermedad como preludio de la muerte… El lecho del enfermo es una prisión, ensayo de la tumba como el dulce sueño es el ensayo de la muerte: “Un lecho de enfermedad es una tumba; y todo lo que el paciente dice allí no son más que variaciones de su propio epitafio”.
Al igual que Salomón se percibe en él una constante autoconciencia del final del hombre en la Tierra, consecuencia del primer pecado. Si bien mientras que para el predicador su mayor lamento es debido a la futilidad de la vida, la vanidad, la aflicción de Donne más que por la muerte es por la enfermedad, puesto que la expiración del hombre es gozo, en cambio la enfermedad es dolor y la más grande miseria es la enfermedad.
Poseedor de un profundo autoconocimiento analítico, Donne, ya en el proceso de recuperación, escribe estas líneas en donde da cuenta de lo que fue su escritura para componer el libro, un ejercicio de ejemplificación donde ilustra constantemente la miseria del hombre, es decir, su dolor:
«Cada cosa sirve para ejemplificar e ilustrar la miseria del hombre. Pero no necesito ir más allá de mí mismo; por largo tiempo fui incapaz de levantarme, al cabo, debí ser alzado por otros; y ahora que estoy en pie, estoy listo para hundirme más abajo que antes». (138)
¿Por quién doblan las campañas?
Llegado al punto prominente de la enfermedad, Donne ve la muerte a un paso de distancia. En el toque de las campanas de la iglesia cercana a su vecindario percibe el fallecimiento de un hombre… Esto lo conmueve, puesto que visualiza su destino final, e incluso se compadece de este sujeto, aunque no lo conocía. Para él la humanidad es un todo, entiende ello a partir de la visión cristiana de la Iglesia, en donde esta institución es una metáfora en el cuerpo de Cristo, en la que cada creyente es un componente, es decir, es parte de la Iglesia, en la cual todos son hermanos:
«Ningún hombre es una isla, completa en sí misma; cada hombre es un trozo del continente, una parte del todo; si un terrón fuese arrastrado por el mar (y Europa es el más pequeño), sería lo mismo que si fuese un promontorio, que si fuese la finca de uno de tus amigos o tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo estoy involucrado en la humanidad; y, en, consecuencia, no envíes nunca a preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti».
Este pequeño párrafo se convierte en uno de los poemas más alabados y famosos de Donne. En él no solo converge el tema de la muerte junto con el del humanismo, la fraternidad y la compasión, también es una hermoso poema porque está compuesto con su elegante metáfora, en donde el mundo geográfico confluye como imagen de la humanidad, y cada hombre compone una parte de él.
La importancia de Devociones: un libro contemporáneo
Debido a los tópicos que en el libro encontramos que persisten en cada época a pesar de las diferencias históricas y socioculturales, y al abordo estilístico original de Donne, Devociones es un libro que ha continuado en la memoria universal y no se pierde en el olvido.
Con información de Chapther 3. The metaphysycal poetry of seventeenth century / Corns N., T. (2004). The Cambridge companion to english poetry, Donne to Marvel. United Kindomg: Cambridge university press / Donne, J. Devociones. Breviarios de información literaria / F. Marotti, Arthut. Critical essays on John Donne. “Introdution”. G. K. Hall & Co.
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