El cerebro es la central que coordina todas las actividades, tanto voluntarias como involuntarias del cuerpo humano. Dentro de las múltiples estructuras encefálicas, el cerebelo (del latín cerebellum, pequeño cerebro) es el encargado de controlar los movimientos musculares más delicados o de mayor precisión.
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Cuando, por ejemplo, intentamos enhebrar el hilo en el ojo de una aguja, este complejo proceso lo realiza el cerebelo. Esta área del encéfalo controla de forma mucho menos directa los procesos cognoscitivos y de lenguaje, cuando los pacientes sufren lesiones que lo afectan.
El cerebelo está unido al tronco cerebral por medio de haz de fibras que extendidas darían el aspecto de una tira de cerca de dos metros de longitud. Esta área se halló ya en vertebrados primitivos, del mismo modo que se encuentra, por ejemplo, en la lamprea, un animal emparentado con las anguilas que poseían una suerte de protuberancia cerebral, un cerebelo rudimentario.
El cerebelo es tributario, a través de su red de fibras neuronales, de millones de impulsos desde el cerebro; aunque de la misma manera, envía impulsos propios a este órgano vital. Sin embargo la disposición y estructura de estos dos órganos no son idénticas.
Para hacer una comparativa, el grosor de la corteza cerebral es de varios milímetros y en el cerebelo esta medida es de apenas unas décimas. Una función tan importante como la sinapsis, se genera también en esta área del encéfalo, que es la transmisión de impulsos desde las ramificaciones dendítricas.
Bajo del córtex cerebral está la conocida materia o “sustancia blanca” compuesta por una red de neuronas o axones que envían señales a otras partes del sistema nervioso. Las funciones del cerebelo son capitales en el funcionamiento y resolución de movimientos de gran complejidad que las personas realizan de manera casi inconsciente, como introducir la llave en una cerradura o aplicar la pintura de pestañas.
El avance en las técnicas de diagnóstico como los TAC, han podido desentrañar cada vez más secretos de esta zona ubicada en nuestros cerebros, de la que tan poca conciencia de su importancia tenemos. Estudios científicos han hallado que el “adiestramiento” del cerebelo de profesiones, por ejemplo, pianistas o violinistas de alto nivel, así como en deportistas de alta competencia como basquetbolistas, beisbolistas o pilotos de automovilismo, requieren un proceso de entrenamiento de esta área crucial de nuestro sistema nervioso central.
Con información de: Ojo Cientifico | Foto: Cerebro / Shutterstock
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Autor:
Daniela - culturizando.com
