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El curioso origen del nombre 'James Bond'

El curioso origen del nombre ‘James Bond’

El verdadero James Bond no tenía licencia para matar, sino para estudiar pájaros tropicales. Cuando Ian Fleming «tomó prestado» su nombre sin permiso para crear al agente 007, desató una cadena de eventos que incluye amenazas de demanda, cartas de disculpa y un intercambio de nombres que cambió la cultura popular para siempre.

Era febrero de 1952 cuando Ian Fleming, un antiguo agente de los servicios secretos británicos en la Segunda Guerra Mundial, se encontraba en su refugio de Goldeneye, Jamaica, enfrentándose a un dilema aparentemente simple pero crucial. Había comenzado a escribir su primera novela, Casino Royale, pero necesitaba un nombre para su protagonista. No cualquier nombre: debía ser perfecto para el agente 007 al servicio de su graciosa majestad, «con licencia para matar».

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Fleming, un apasionado observador de aves que había encontrado en Jamaica el paraíso para su afición, se «estrujaba el cerebro» en busca de la denominación ideal. El nombre debía cumplir requisitos específicos: breve, carente de romanticismo, anglosajón y muy masculino. Quería algo deliberadamente aburrido para un personaje que viviría aventuras extraordinarias.

La verdad es que Fleming tenía una filosofía muy clara sobre su protagonista. «Cuando escribí el primero en 1953, quería que Bond fuera un hombre extremadamente aburrido y poco interesante al que le pasaran cosas; quería que fuera un instrumento contundente», confesaría años después en una entrevista con The New Yorker. Y es que para Fleming, lo exótico debía estar en las aventuras, no en el nombre del héroe.

Sus ojos se posaron entonces sobre la Guía de pájaros de las Indias occidentales del naturalista James Bond, que tenía sobre la mesa. En ese momento eureka, Fleming supo que había encontrado el nombre perfecto para su protagonista. «¡Por Dios, ese es el nombre más aburrido que he escuchado jamás!», pensó, y decidió apropiárselo.

El James Bond real no era precisamente un don nadie. Nacido el 4 de enero de 1900, era un ornitólogo de renombre, curador de la colección de aves de la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia. Su especialidad eran las aves nativas de las islas del Caribe, precisamente la región donde Fleming había establecido su hogar jamaicano. Su libro, Birds of the West Indies, publicado en 1936 después de una década de investigación, era considerado la guía definitiva sobre la avifauna caribeña.

Además, Fleming utilizó el nombre sin pedir permiso, algo que podría haber generado problemas legales. Sin embargo, cuando las novelas de Bond ya eran conocidas en todo el mundo, Fleming decidió hacer las paces de la manera más elegante posible. Le envió una pequeña nota a Mary, la esposa del verdadero James Bond, en la que explicaba su elección: «Me pareció que este nombre breve, poco romántico, anglosajón pero a la vez tan masculino era justo lo que necesitaba, y así nació un segundo James Bond».

Como compensación, Fleming ofreció «a ella o a su esposo un uso ilimitado del nombre Ian Fleming, con cualquier propósito en el que crean les pueda servir». Sin duda un trato justo que selló una amistad inesperada entre el escritor y el científico. Fleming incluso le regaló al ornitólogo una primera edición de You Only Live Twice firmada como «Para el verdadero James Bond, del ladrón de su identidad».

La historia tiene un giro adicional fascinante. Algunos documentos desclasificados en 2018 sugieren que Fleming pudo haber conocido a otro James Bond durante la guerra: James Charles Bond, un agente del Ejecutivo de Operaciones Especiales británico que sirvió bajo las órdenes del propio Fleming. ¿Fue la historia del ornitólogo una conveniente cortina de humo para proteger la identidad de un espía real? El misterio permanece, pero la versión oficial sigue siendo la del amante de las aves.

Lo cierto es que el nombre «James Bond» se transformó de ser «el más aburrido del mundo» en uno de los más emocionantes y reconocibles de la cultura popular. Fleming logró su objetivo: crear un personaje cuyo nombre fuera tan neutral que permitiera que las aventuras extraordinarias brillaran por sí solas. Y así, gracias a un libro sobre pájaros caribeños, nació el espía más famoso de la historia.

Con información de: Screenrant / Wikipedia / Collider / Foto: Shutterstock

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