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La Nota Curiosa: ¿Cuál es la relación entre la infidelidad y el tamaño de los testículos?

La Nota Curiosa: ¿Cuál es la relación entre la infidelidad y el tamaño de los testículos?

Entre la serie de investigaciones científicas extrañas, la última es aquella en la que se considera el grado de infidelidad en relación al tamaño de los testículos de los primates. Absurdo en un primer momento, pero lo cierto es que esta idea no es nueva, y cualquiera que se dedique a estudiar los comportamientos sexuales de los animales puede considerar esto como una verdad. ¿Quieres saber por qué?

Son varios los estudios científicos que relacionan el tamaño de los testículos, la producción de esperma y la conducta de apareamiento. El primero fue Parker en los años 70, aunque a él se sumaron muchos otros con el paso de los años.

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Si bien muchas investigaciones estaban directamente relacionadas con el comportamiento de los machos y el tamaño de sus testículos, este último del doctor Bockman se centra en la fidelidad de las hembras. En primer lugar, es muy difícil explicar el término fidelidad en los animales, ya que pocas especies de primates son realmente monógamas. La infidelidad implica el engaño y la traición, algo que únicamente los seres humanos sienten. Las hembras de cualquier especie no se comprometen con un macho, por lo que no le son infieles; sin embargo, sí pueden ser más o menos promiscuas.

Aclarado el punto terminológico de la cuestión, podemos centrarnos en el tema del tamaño de los testículos. Se ha demostrado que mientras más grandes los testículos, más promiscuas eran las mujeres. Esto se debe principalmente a que muchas especies de primates tenían hembras que buscaban aparearse con varios machos, por lo que la selección natural llevó a que los hombres de la especie tuvieran genitales más grandes para reservar más esperma y por ende tener más cría.

Entre los postulados de Darwin, no solo existía la selección natural, sino también la selección sexual. Darwin consideraba que muchos animales tenían características negativas para su salud y supervivencia pero positivas para seguir reproduciéndose. Un claro ejemplo de esto es el plumaje de los pavos reales, que no les permite volar ni tampoco esconderse de sus depredadores, sin embargo, sí perpetuar su especie atrayendo a las hembras.

Otro claro ejemplo sería el caso de los testículos: permite que el macho se asegure descendencia ante hembras promiscuas, sin embargo puede conllevar problemas de salud como el aumento de posibilidades de sufrir cáncer de testículos.

¿Qué nos demuestra esto? Que si bien las relaciones sexuales entre los humanos son realmente complejas, las mujeres no son infieles según el tamaño de los testículos, aunque sí seguimos guardando ciertos rasgos completamente naturales.

Los machos de nuestra especie no tienen los testículos hiperdesarrollados como los de especies donde la hembra es promiscua, pero tampoco muy pequeños como en las que los machos monopolizan las oportunidades de apareamiento de una hembra.

Los hombres están hechos para ser competitivos con sus rivales sexuales mediante la producción y almacenamiento de grandes cantidades de esperma en una base diaria, pero carecen de los elementos básicos para tener éxito en la competencia de esperma intensiva. La anatomía masculina no prevé que su mujer lo esté engañando.

Fuente: Ojo Científico

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