Johnny Cash, conocido como «El Hombre de Negro», fue más que una leyenda de la música; su vida estuvo llena de excesos, desafíos y momentos que rozaron la autodestrucción. Desde su turbulenta carrera en los años 50 y 60, marcada por el abuso de drogas y un comportamiento caótico, hasta su redención final, Cash dejó huella tanto dentro como fuera del escenario.
Las noches de caos
Cash era famoso por su comportamiento rebelde, y las habitaciones de hotel eran a menudo víctimas de su descontrol. En una ocasión, pintó todas las paredes de su cuarto de hotel de negro, mientras que en otra, decidió meter un burro en la habitación para que le hiciera compañía. Pero la más famosa de sus travesuras ocurrió cuando él y su banda improvisaron una barra de bebidas en el pasillo del hotel y se dedicaron a beber toda la noche. Los excesos eran el pan de cada día para el cantante en esos años.
El incendio en el Parque Nacional
En junio de 1965, un incidente de proporciones épicas marcó su vida. Mientras conducía su camión, este se incendió y el fuego se extendió hasta el Parque Nacional de Los Padres en California, arrasando más de dos kilómetros cuadrados de montañas. Ante el juez, cuando le preguntaron por qué lo había hecho, Cash respondió con una de sus frases más célebres: “Yo no lo hice, lo hizo mi camión, y como está muerto, no le podemos preguntar”. El incendio acabó con 49 de los 53 cóndores en la reserva, pero la respuesta de Cash fue tan desafiante como inesperada: “No me importan sus malditos buitres”. La multa que recibió ascendió a 82.001 dólares, lo que equivaldría hoy a unos 900.000 dólares.
La leyenda del forajido… con algunas noches en la cárcel
Aunque Johnny Cash cultivó una imagen romántica de forajido, la realidad es que nunca pasó más de una noche consecutiva en la cárcel. Sin embargo, esas «únicas» noches tras las rejas fueron más de las que se podrían contar. En 1965, por ejemplo, fue detenido cruzando la frontera de México con un estuche de guitarra lleno de pastillas recetadas, lo que le valió una sentencia suspendida. Más tarde, ese mismo año, fue arrestado en Starkville, Mississippi, por traspasar propiedad privada en su intento de robar flores. Sí, flores.
El momento más oscuro de su vida: La cueva de Nickajack
En 1968, Cash, bajo el efecto de las drogas y en el punto más bajo de su vida, decidió que ya no podía más. Entró en la cueva de Nickajack, en Tennessee, con la intención de caminar hasta perderse y morir allí. Tras desmayarse de agotamiento, despertó con una epifanía: debía reencontrarse con Dios y darle un giro a su vida. Con las pocas fuerzas que le quedaban, logró salir de la cueva, marcando el inicio de un cambio profundo en su camino.
Pelea con un avestruz y su adicción a los tranquilizantes
A pesar de sus intentos de mantenerse limpio, en 1983 tuvo un insólito enfrentamiento con un avestruz que tenía en su granja. El ave lo atacó y le causó graves heridas que lo llevaron al hospital. Como resultado, Cash se volvió adicto a los tranquilizantes, luchando nuevamente con sus demonios.
El último capítulo de Johnny Cash
A lo largo de su vida, Johnny Cash enfrentó numerosas batallas internas, pero al final de sus días, era un hombre transformado. Su conexión con la religión y su búsqueda de redención lo acompañaron hasta el último momento. Aunque atravesó el infierno en varias ocasiones, finalmente encontró paz, falleciendo en 2003 como un hombre tranquilo, después de una vida llena de altibajos extremos.
Johnny Cash es un ejemplo de cómo una vida turbulenta puede transformarse, y su legado sigue vivo no solo por su música, sino por las historias que dejó tras de sí.
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