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La mala calidad del sueño podría envejecer el cerebro

La mala calidad del sueño podría envejecer el cerebro

Se acumula la evidencia de que los patrones negativos de sueño podrían hacer más que ponerle de mal humor: la cantidad y la calidad del sueño podría relacionarse con el deterioro mental y la enfermedad de Alzheimer, sugieren cuatro estudios recientes.

Un estudio equiparó la falta o el exceso de sueño con dos años de envejecimiento del cerebro. Un estudio distinto concluyó que las personas con apnea del sueño (las interrupciones en la respiración durante el sueño) tenían el doble de probabilidades de desarrollar problemas leves de pensamiento o demencia en comparación con las personas que duermen sin problemas. Pero otro sugiere que la somnolencia diurna excesiva podría predecir unas menores habilidades de memoria y pensamiento, lo que se conoce como declive cognitivo, en las personas mayores.

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«No sabemos si los cambios en el sueño, como la apnea en el sueño o las interrupciones, son señales de un declive venidero o su causa, pero estos cuatro estudios… aclaran que esta es un área que necesitamos explorar más», comentó Heather Snyder, directora asociada principal de relaciones médicas y científicas de la Asociación de Alzheimer (Alzheimer’s Association) en Chicago, quien no participó en el estudio.

Los hallazgos se presentaron el lunes en la reunión anual de la Asociación de Alzheimer, en Vancouver.
El mayor de los estudios, que examinó datos sobre más de 15,000 mujeres del Estudio de la salud de las enfermeras de EE. UU., sugirió que las que dormían cinco horas o menos al día, o nueve o más horas al día, tenían un funcionamiento mental más bajo del promedio que las participantes que dormían siete horas al día. Un exceso o falta de sueño fue cognitivamente equivalente a envejecer dos años, según la investigación, que dio seguimiento a las mujeres durante 14 años a partir de la mediana edad.

El estudio también observó que las mujeres cuya duración de sueño cambiaba en dos horas o más al día a partir de la mediana edad tenían una peor función cerebral que las participantes sin cambios en la duración del sueño, un hallazgo que se sostuvo independientemente de la duración usual de su sueño al inicio del estudio.

«Comenzamos con la hipótesis de que los cambios extremos en la duración del sueño podrían ser peor para la función cognitiva porque afectan al ritmo circadiano, así que estos resultados encajan bien», señaló la autora del estudio Elizabeth Devore, epidemióloga asociada del Hospital Brigham and Women’s de Boston. «Creo que esto nos da datos para pensar sobre intervenciones basadas en el sueño y en el ritmo circadiano como ruta de abordar la función cognitiva». El ritmo circadiano es el término para los cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas.

A continuación, las otras investigaciones nuevas que asocian el sueño con la función cerebral:

• Científicos de la Universidad de California, en San Francisco, midieron la calidad del sueño de más de 1,300 mujeres de más de 75 años usando sensores y registros de los cambios físicos durante el sueño. Hallaron que las participantes con respiración afectada durante el sueño o apnea del sueño tenían más del doble de probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo leve o demencia en un periodo de cinco años que las que no presentaban dichas afecciones. Las que tenían el mayor nivel de vigilia nocturna eran más propensas a tener peores puntuaciones en pruebas de fluidez verbal y cognición global.

• En Francia, casi 5,000 franceses mentalmente sanos mayores de 65 años fueron evaluados cuatro veces en ocho años. Los investigadores observaron distintos aspectos del insomnio, y hallaron que la somnolencia diurna excesiva, reportada por 18 por ciento de los participantes, aumentaba el riesgo de declive mental. No sucedió lo mismo con la dificultad para permanecer dormido.

• Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en St. Louis, obtuvieron muestras de sangre y líquido cefalorraquídeo de tres grupos de voluntarios (un grupo con demencia, otro grupo sano de la misma edad y un grupo más joven), durante 36 horas, y hallaron que los patrones diarios de sueño se relacionaban con los niveles de proteínas amiloideas. Esas proteínas se reconocen como un indicador de la enfermedad de Alzheimer.

Aunque Snyder y Devore concurrieron en que se necesita más investigación, los estudios potencialmente preparan el camino para intervenciones del sueño que podrían mantener el deterioro mental a raya.

«Quizás podamos ayudar a esos individuos», comentó Snyder. «Si tiene problemas para dormir, quizás lo mejor sea darles seguimiento con el proveedor de atención de salud».

Dado que las investigaciones presentadas en conferencias científicas no han sido revisadas por profesionales ni publicadas en revistas médicas, sus resultados se consideran preliminares.

Además, si sufre de insomnio, no crea que está condenado a desarrollar demencia. Aunque los estudios reportaron una asociación entre los trastornos del sueño y el declive mental, no muestran una relación causal.

@Culturizando
Fuente: radiomundial

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