En la Segunda Guerra Mundial hay infinidad de historias sobre traiciones, operaciones secretas y atentados, pero tal vez ninguna sea más conocida que la Operación Valkiria, el plan de un grupo nazi para asesinar al mismísimo Hitler.
El coronel Stauffenberg
La Segunda Guerra Mundial es conocida no solo por ser el conflicto bélico más sangriento en la historia, sino que es en sí uno de los episodios más oscuros de la humanidad. La crueldad y rudeza vivida en la época marcó a varias generaciones y al ser humano como tal. Nunca antes se había visto algo similar.
A raíz de todo lo vivido en la guerra, la fe de muchas personas fue cuestionada, causando un conflicto interno en donde lo importante no era si apoyaba a las Potencias del Eje o a los Aliados… lo crucial era acabar el conflicto sin importar el bando.
El coronel Claus Schenk von Stauffenberg fue una de esas personas que se halló en una enorme disyuntiva moral durante la IIGM. En sus inicios, fue un gran admirador de Adolf Hitler, fiel seguidor del Tercer Reich y devoto a los ideales del Führer… pero todo cambió con el desarrollo de la guerra.
Hacia 1944, el líder del Estado Mayor comprendió las injusticias por las que luchaba el régimen nazi y entendió que era menester acabar con la guerra lo más pronto posible. Decidió organizar un plan para acabar con Hitler, y allí nace la Operación Valkiria.
Un grupo de alrededor de 200 personas planeó el asesinato del Führer y la toma del poder en Alemania. Los militares se encargarían del atentado, mientras que los civiles tomarían las responsabilidades del Estado.
El atentado fallido
El 20 de julio de 1944, Hitler se reunió con varios cabecillas nazis para discutir los planes operacionales a seguir en la guerra. Stauffenberg quiso aprovechar la junta llevada a cabo en el búnker llamado “Guarida del Lobo” para asesinar al Führer y su séquito.
La operación, en líneas generales, era simple. Dos explosivos implantados en la sala, detonarían y matarían a los presentes. Durante la reunión, el coronel se excusó para ir al baño y así preparar las bombas, pero solo pudo hacer una porque un colega lo interrumpió al pedirle que regresase a la junta.
De regreso en el búnker, Stauffenberg implantó el explosivo bajo la mesa y salió porque “debía atender una llamada telefónica”. Luego de escuchar la detonación, el coronel creyó que el plan había funcionado, pero la realidad es que Hitler salió casi ileso; la mesa sirvió como un escudo y solo sufrió quemaduras y heridas menores.
La Operación Valkiria había fracasado. Claus Schenk von Stauffenberg y un grupo de militares fueron fusilados por traición, pero sus acciones no serían olvidadas. En la actualidad, son recordados como héroes por su coraje y valentía en contra del régimen de Hitler.
Angela Merkel, canciller alemana, les rindió homenajes en el 2016. En el 2019, en conmemoración del 75 aniversario, una exposición en su honor tuvo lugar en el Museo de Historia Militar de Dresde. Por último, la película titulada Operación Valquiria estrenada en 2008, protagonizada por Tom Cruise en el papel del coronel Stauffenberg, narra su hazaña.
Con información de ABC / La Vanguardia / DW / Foto: Wikimedia
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