El terror y sus variantes siempre han sido de los tópicos literarios más llamativos para los lectores. Pocos autores lograron generar un impacto en el género como lo hizo H. P. Lovecraft, el escritor que reinventó el miedo bajo un concepto que abarca al universo desconocido.
Infancia y aislamiento social
Howard Phillip Lovecraft nació el 20 de agosto de 1890, en Providence, Rhode Island, Estados Unidos. Formó parte de una familia burguesa gracias a la labor de su padre, Winfield Scott Lovecraft, quien era un hombre dedicado a los negocios de metales preciosos y joyería. Fue hijo único, lo que causó sobreprotección por parte de su madre, Sarah Susan Phillips Lovecraft.
El joven Howard mostró actitudes de un niño superdotado desde temprana edad; a los dos años recitaba poesía, a los tres aprendió a leer y a los seis ya escribía. Pese a sus aptitudes de prodigio, Lovecraft no pudo desarrollar una vida escolar gracias a sus problemas de salud y la sobreprotección de su madre.
Sarah Lovecraft no quiso que su hijo se rodeara de personas “inferiores”, ello y los ataques nerviosos del niño provocaron que no ingresase al colegio hasta los ocho años, aunque solo duró una temporada en el instituto debido a los mismos problemas. La mayor parte de su formación fue en casa y de manera autodidacta.
A los dos años, su padre sufrió un colapso nervioso causado por la neurosífilis y fue internado en el Hospital Butler, en donde permaneció hasta su muerte en 1898. Howard fue criado por su abuelo materno, quien le enseñó ese amor por la lectura y la escritura; además de la pasión por la mitología grecorromana.
Traumas y primeros escritos
Debido a la casi nula interacción social que desarrolló durante su infancia, Lovecraft se convirtió en una persona retraída. Pasaba su tiempo leyendo, escribiendo y observando todo tipo de detalles que le llamaban la atención, como la naturaleza o el firmamento espacial.
A los 13 años, guiado por su gusto hacia la literatura policial, fundó la Agencia de Detectives de Providence, la cual contó con la participación de sus vecinos y Howard tuvo un poco de vida social con ellos, aunque al final volvió a retraerse en su soledad y la lectura.
Dentro de los grandes traumas que vivió el joven, destacan la muerte de su madre y abuelo. Whipple Van Buren Phillips -su abuelo- murió en 1904 debido a un ataque de parálisis; por este hecho, Lovecraft consideró suicidarse. En 1921, en el mismo psiquiátrico en donde murió el padre de Howard, fallece su madre, quien ya había perdido la razón dentro de su locura. En ambas ocasiones, H. P. recibió un duro golpe que solo pudo sanar gracias a su devoción por la literatura.
Edgar Allan Poe fue uno de sus referentes literarios, en él encontró el gusto por lo gótico y el terror, aunque sus primeros escritos no se encontraron dentro de esa corriente. En 1906 escribió para Providence Tribune una columna sobre astronomía, y en 1914 trabajó con la United Amateur Press Association, oportunidad laboral que obtuvo tras haber criticado a un escritor de la revista Argosy y haber recibido el apoyo de varias personas por la discusión que se desató alrededor.
El Círculo de Lovecraft y el horror cósmico
En 1923, H. P. Lovecraft empieza a publicar sus obras en la revista Weird Tales, en donde forja una corriente literaria junto con Robert Bloch, August Derleth, Robert E. Howard, Henry Kuttner, Clark Ashton Smith, Donald Wandrei y Frank Belknap Long, otros escritores cuyas obras eran publicadas en revistas pulp.
El Círculo de Lovecraft presentó el horror cósmico, un concepto del terror en donde el miedo no proviene de lo sobrenatural, sino de lo que va más allá de la comprensión humana. El universo es la fuente principal del pavor en esta corriente, la cual se mezcla con la ciencia ficción y ofrece historias donde la vida alienígena y la deformación del espacio-tiempo son fundamentales.
Dentro del horror cósmico, las historias macabras profundizan en los lugares más lejanos del universo, plasmando la insignificancia del ser humano y jugando con la presencia de entidades que han existido desde antes del origen de los tiempos.
La vida de Lovecraft como escritor se suele dividir en tres etapas: «Historias macabras» (1905-1920), el «Ciclo del Sueño» (1920-1927), y los «Mitos de Cthulhu» (1927-1935), todos marcados por el pesimismo y el cinismo. Sus obras pasaron del terror común a la incorporación del mundo onírico y por último al horror cósmico como se le conoce hoy día.
Muerte y legado
Sobre el final de su vida fue cuando Lovecraft encontró cierta calma. Sus últimos 10 años estuvieron marcados por la tranquilidad de escribir lo que se convertiría en su mayor legado: la mitología de sus historias. El autor no gozó de mucha popularidad en vida y alcanzó el prestigio mundial de manera póstuma.
Howard Phillip Lovecraft murió el 15 de marzo de 1937, en Providence, Rhode Island, Estados Unidos, a causa de un cáncer intestinal. Sus familiares y amigos se encargaron de difundir sus libros, lo que contribuyó al culto por su obra y vida.
De manera paulatina, el horror cósmico de Lovecraft fue tomando mayor relevancia en la corriente del terror y fue la inspiración para jóvenes aspirantes a convertirse en escritores. El legado de Howard se puede ver en el horror moderno, tomando como ejemplo las novelas de Stephen King, quien ha declarado que uno de los momentos clave en su formación como novelista de terror fue cuando descubrió el material lovecraftiano.
Frases de H. P. Lovecraft
Como todo gran escritor, H. P. Lovecraft acuñó una serie de frases que quedaron enmarcadas para la posteridad; acá algunas de ellas.
- “La muerte es misericordiosa, ya que de ella no hay retorno; pero para aquel que regresa de las cámaras más profundas de la noche, extraviado y consciente, no vuelve a haber paz”.
- “Es una lástima que la mayor parte de la humanidad tenga una visión mental tan limitada a la hora de sopesar con calma y con inteligencia aquellos fenómenos aislados, vistos y sentidos solo por unas pocas personas psíquicamente sensibles, que acontecen más allá de la experiencia común”.
- “A mi parecer, no hay nada más misericordioso en el mundo que la incapacidad del cerebro humano de correlacionar todos sus contenidos. Vivimos en una plácida isla de ignorancia en medio de mares negros e infinitos, pero no fue concebido que debiéramos llegar muy lejos”.
- “No está muerto lo que puede yacer eternamente; y con el paso de los extraños eones, incluso la Muerte puede morir”.
- “Los hombres de ciencia sospechan algo sobre ese mundo, pero lo ignoran casi todo. Los sabios interpretan los sueños, y los dioses se ríen”.
- “La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido”.
Con información de Lecturalia / EcuRed / National Geographic / Vix
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