Usar un diseño original para vender un servicio o producto, puede ser considerado por las compañías y por sus creadores una rama del arte. Pero, cuando juntamos la publicidad que nos rodea, a la que estamos habituados, con obras de arte reconocidas a nivel mundial esta herramienta del marketing se eleva a un nuevo nivel.
La publicidad, a lo largo de la historia, siempre ha marcado la pauta de los mercados. Recientemente, gracias a la migración de la mayoría de las marcas a redes sociales ha conquistado nuevos territorios.
Los influencers, los programas de televisión, las películas… la lista de los lugares donde encontramos publicidades es interminable. Cualquier espacio donde los departamentos de marketing de las marcas puedan captar posibles clientes es ocupado.
Pero, no solo es el medio por el cual se transmite la publicidad lo que determina su impacto en el mercado. Cuando hablamos de mezclas históricas, la unión de la publicidad con el arte, específicamente las pinturas, no puede pasar desapercibida.
Las pinturas de artistas como Picasso, Da Vinci o Van Gogh han servido de inspiración para películas, libros, poemas, entre otros. Y, de igual forma, el mundo de la publicidad ha encontrado entre los lienzos de diferentes autores la musa para el desarrollo de sus campañas.
Esta unión es una sorpresa para el espectador, generalmente, pero si analizamos un poco la historia de ambas ramas artísticas, encontramos un pasado en común; sobre todo desde el siglo XX, cuando la publicidad y la pintura, se han ido desarrollando de forma simultánea y relacionada.
Los diseñadores de las publicidades, al inicio para periódicos y demás publicaciones impresas, y luego para otros medios audiovisuales, hallaron en los movimientos artísticos desarrollados a nivel mundial una gran inspiración. Los diferentes estilos pictóricos que se han desplegado a lo largo de los años, sirvieron como guías para muchos artistas.
Los movimientos como el cubismo, el surrealismo, el arte pop llegaron al mercadeo para valer de inspiración en campañas publicitarias. Los artistas tomaron las pinturas que pertenecían a la élite de cada época y las masificaron a través de sus diseños para publicidades de marcas de ropa, bebidas, electrodomésticos, etc.
Una de las figuras más reconocidas de la fusión de estos dos mundos es Andy Warhol, quien inició su carrera como ilustrador de revistas y publicista, para luego convertirse en el padre del arte pop. Su trabajo mezcló su propio arte con su conocimiento publicitario y comercial.
Conoce a Andy Warhol a través de 11 de sus obras más emblemáticas
Muchas veces, esta combinación tan impactante va más allá, tomando obras antiguas reconocidas, que han marcado un hito en la historia y volviéndolas base de publicidades para las masas. Esto ocurre cuando una marca adquiere la posibilidad de utilizar una obra, no producida por ella (ya sea pagando algún derecho de autor, por autorización o cualquier otro método), para que aparezca en su publicidad y sirva como base del diseño con el que busca comercializar su producto o servicio.
Para que puedas observar por ti mismo cómo ha sido y cómo funciona esta fusión, te dejamos aquí múltiples ejemplos gráficos de la unión de la pintura y la publicidad, a través de campañas súper creativas e ingeniosas desarrolladas a lo largo de los años:
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Con información de: PLAY GROUND | MERCA 20 | Foto: Shutterstock
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