¿Qué habría pasado si William Shakespeare hubiese tenido una hermana con sus mismas aspiraciones poéticas, en la Inglaterra del siglo XVI? En su ensayo ‘Una habitación propia’, Virginia Woolf explora la dificultad de ser escritora en un mundo dominado por la pluma masculina. ¡Conoce los detalles!
Una habitación propia (1929)
«Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si desea escribir ficción»
Virginia Woolf, en Una habitación propia (1929).
Una habitación propia («A Room of One’s Own», en inglés) es quizás, junto a La señora Dalloway (1925) y Orlando (1928), una de las obras más famosas de la autora británica Virginia Woolf.
Pese a que se encuentra categorizada en el género de ensayo, consiste en un texto basado en una serie de conferencias dictadas en 1928, bajo el título de Mujeres y Ficción, en dos colegios pertenecientes a la jurisdicción de la Universidad de Cambridge, exclusivamente para mujeres: el Newnham College y el Girton College.
Por medio de un narrador ficticio, a quien bautizó como «Mary Beaton, Mary Seton, o Mary Carmichael» y el empleo de múltiples metáforas, entre ellas, la introducción del personaje de Judith Shakespeare, Woolf aborda un argumento que gira en torno a una habitación, un espacio literal y figurativo, que permite a las mujeres convertirse en escritoras, en un mundo cuya tradición literaria ha sido siempre dominada por los hombres.
«Démosle una habitación propia y quinientas libras al año, dejémosle decir lo que quiera y omitir la mitad de lo que ahora pone en su libro y el día menos pensado escribirá un libro mejor”
Virginia Woolf, en Una habitación propia (1929).
La tragedia de Judith Shakespeare
Por medio de una audaz e interesante metáfora, Woolf se encargó de hacerle frente a uno de los problemas más importantes en torno al acceso de las mujeres a la educación, durante el siglo XIX e inicios del siglo XX.
Para ilustrar las dificultades con las cuales una mujer, aun con las habilidades de Shakespeare, debía vivir en una industria dominada por la visión masculina, Woolf introduce al personaje de Judith -hermana de Shakespeare-, a quien describe como una mujer de gran potencial, pero a quien se le privó de recibir educación, a diferencia de su hermano William.
«Tenía el mismo espíritu de aventura, la misma imaginación, las mismas ansias de ver el mundo que él. Pero no la mandaron a la escuela”, señala Woolf en el ensayo.
Pese a que Judith busca ser escritora y luchar con la opresión social y de género, se enamora de un actor, y no tarda en quedar embarazada. Esta circunstancia, que trasciende de su control, bajo el contexto y la sociedad isabelina, no le queda otra opción sino suicidarse.
“La mujer, entonces, que nació con el don de la poesía en el siglo XVI, era una mujer infeliz, una mujer que lucha contra sí misma”, explicaba la autora.
Woolf emplea el recurso de la voz de la ficción como herramienta para argumentar sobre las injusticias causadas por la sociedad patriarcal.
La ficción detrás de Judith Shakespeare podría parecer elocuente, pero, sin lugar a dudas, mantiene en su trasfondo el ideal de inspirar a las lectoras a redescubrir su propia voz.
No olvidemos que fue gracias a Una habitación propia, que la figura de Virginia Woolf fue redescubierta durante la década de 1970, en el marco del movimiento de liberación femenina, gracias a la forma en que la autora exponía circunstancias atemporales que explicaban los objetivos de la lucha feminista.
Con información de: Medium / Shmoop / GoodReads / Imagen: Wikimedia Commons
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