Cansados de la monotonía del arte tradicional y buscando crear un lenguaje innovador, tres pintores se unieron en Munich con el único propósito de marcar la diferencia.
¿Qué fue el movimiento Der Blaue Reiter (El jinete azul)?
La intención de mezclar el arte con el espíritu personal y la esencia de cada pintor, fue la inspiración para iniciar un movimiento revolucionario que buscaba personalizar el expresionismo alemán. Su intención principal era renovar el lenguaje artístico y hacerlo más libre y poético, saltándose las normas del academicismo.
¿Quiénes integraron este movimiento?
Los principales fundadores fueron Vassily Kandisky y Franz Marc.
Kandisky fue el más importante pues fue quien ideó toda la filosofía que rodeaba al movimiento, en su libro “De lo espiritual en el arte” explica cómo buscaban que cada artista tuviera una esencia propia sin dejarse guiar por las cadenas tradicionales. Buscaban transformar las percepciones del espíritu –el alma- en arte, libremente ejercido en el lienzo.
Los grandes caballos azules – Franz Marc 1911. Las líneas son redondeadas y los colores son abstractos y brillantes.
¿Por qué se llamó “Jinete Azul”?
Kandinsky tenía una fascinación por la imagen de la fábula de los jinetes que había pintado en varias ocasiones. Marc estuvo de acuerdo puesto que siempre disfrutó de la hípica.
El jinete azul fue un cuadro muy representativo en la vida de Kandinsky, insconscientemente representaba toda su ideología, él lo explicó así:
“El caballo arrastra al artista con la fuerza y la velocidad, pero el caballero que monta el caballo. Talento arrastra el artista, pero el artista realiza su talento “,
Una vez más los deseos de libertad se imponen y así nace el nombre del movimiento.
Un arte espiritual, sin ataduras ni reglamentos
Los pintores que integraron el movimiento –que al final, fueron más de 10- le dieron importancia a la fuerza de la naturaleza. Buscaban exaltar la ingenuidad de la belleza y cómo cada artista es capaz de darle al mismo cuadro una esencia diferente. El Jinete Azul, buscaba pintar la espiritualidad y estaba en contra del naturalismo –el movimiento que busca pintar la realidad de forma objetiva y precisa-.
Este movimiento influyó en el expresionismo alemán y en las corrientes artísticas abstractas de la época.
Una lucha para mantenerse auténticos y «no confundirse con el mundo»
Uno de los momentos más trascendentales del movimiento, fue una exposición realizada en Berlín en 1913 -el año en el que se disolvió-, Kandinsky se tomó la tarea de explicarle al público cuál era su meta y lo dijo así:
No vivimos hoy una época en la que el arte esté al servicio de la vida. El verdadero arte que hoy nace parece, más bien, el sedimento de todas las fuerzas que la vida no ha sido capaz de absorber; es la ecuación que espíritus de mentalidad abstracta extraen de la vida, sin deseos, sin lucha. En otras épocas el arte era el fenómeno que hacía fermentar la masa del mundo: esas épocas quedan hoy lejanas. Hasta que regresen, el artista debe mantenerse distante de la vida oficial. Este es nuestro rechazo libremente decidido contra los ofrecimientos que el mundo nos hace. Nosotros no queremos confundirnos con él…
El movimiento oficialmente no continuó, pero cada uno de los artistas que lo integraban mantuvieron su arte lo más apegado a la filosofía del Jinete Azul posible, específicamente Kandinsky quien continuó con el arte revolucionario y espiritual durante toda su carrera (no solamente con pinturas, sino con textos y poemas).
Por Mary Villarroel Sneshko | @VivoDeSorpresas | Culturizando
Con información de MasdeArte
--
--