El 11 de septiembre de 1973 fue derrocado, por medio de un sangriento golpe de estado, el presidente de Chile, Salvador Allende. Ese día pronunció su último discurso a la nación.
El golpe fue planeado inicialmente por un sector de la Armada de Chile, con el apoyo de los Estados Unidos. Posteriormente, se agregaron generales de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros. El comandante en jefe del ejército, Augusto Pinochet asumió la dirección del complot. También hubo influencia de parte de varios grupos de poder nacionales e internacionales.
Quienes apoyaron al golpe de estado lo denominaron pronunciamiento militar. Los detractores de los acontecimientos lo califican de golpe militar.
A las 10:15, a través de la emisora Radio Magallanes (la única pro-gubernamental que para ese momento aún no había sido silenciada), Salvador Allende emitió su último mensaje a la Nación, en una transmisión que pasaría a la historia.
Último discurso de Salvador Allende
“Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares… …el almirante Merino… más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha denominado director general de Carabineros.
“Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: Yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.
La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
¡Trabajadores de mi Patria!: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección.
El capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló Schneider y que reafirmara el Comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando, con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios…
Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
…Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, la seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
¡Trabajadores de mi Patria!: Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡Viva el pueblo!, ¡Vivan los trabajadores!
Éstas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.”
Salvador Allende
Después del golpe de Estado, los que apoyaban al presidente Allende sufrieron las injusticias del nuevo gobierno. Muchos desaparecieron, miles fueron asesinados y muchas personas fueron encarceladas.
El general Augusto Pinochet optó por gobernar bajo un régimen militar. La dictadura se caracterizó por la represión, el autoritarismo y el termino de políticas de origen marxista en el sector económico.
El golpe de estado trajo consigo una fuerte represión sobre los sectores opositores y disidentes (políticos, sindicales y gremiales) mediante la acción de organismos de seguridad creados para el efecto (DINA, CNI), con su cortejo de violaciones a los derechos humanos fundamentales. También el golpe significó el comienzo de un largo exilio para miles de chilenos.
En lo cultural, el golpe significó el comienzo del llamado «apagón cultural», caracterizado por la represión y autorrepresión de ciertas manifestaciones culturales consideradas contrarias a la línea del régimen militar.
En 1988 se llevó a cabo un plebiscito para saber si la población deseaba que continuara el gobierno de Pinochet. La respuesta fue “no” y después del proceso electoral en 1990 ganó Patricio Aylwin del Partido Demócrata Cristiano, terminando así con 17 años de dictadura militar.
Suicidio o asesinato
En mayo de 2011 se realizó una nueva exhumación del cadáver de Allende para intentar establecer, en palabras del médico forense Francisco Etxeberria, «la manera de la muerte o las circunstancias que rodearon a la misma».
La exhumación que ordenó el juez Mario Carroza fue realizada el 23 de mayo de 2011 por 12 forenses, siete chilenos y cinco extranjeros, y dirigida por Patricio Bustos, director nacional del Servicio Médico Legal de Chile.
El 19 de julio, el Servicio Médico Legal confirmó que Allende se suicidó durante el bombardeo al Palacio de La Moneda. El 11 de septiembre de 2012 la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago determinó el cierre definitivo del caso por la muerte del expresidente. El fallo está basado en la presunción de que por ser disparos a corta distancia «en medicina legal puede ser atribuible al suicidio».
Su hija, Isabel Allende Bussi, aceptó el resultado de la exhumación.
Cuando son inocentes los que pierden la vida a causa del odio, dejan de importar la raza, las creencias, el sexo o la condición social. Cuando es la violencia quien arrebata vidas, nos encontramos ante el horror humano… @HorroresHumanos, que nunca deben ser olvidados, para así jamás ser repetidos. Espera pronto una nueva entrega.
Foto: Salvador Allende / Wikimedia
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