Por cada 10 años en que se fuma y se bebe, el cerebro envejece el equivalente a 12 años, según un estudio. Encender un cigarrillo y tomar unos pocos cócteles a menudo van de la mano, pero según un estudio reciente, esta combinación habitual puede causar estragos en las habilidades mentales de una persona.
Los investigadores del Colegio Universitario de Londres descubrieron que la combinación de fumar y beber mucho se asoció con un declive de la función cerebral un 36 por ciento más rápida, y el problema se acelera conforme aumenta el consumo de alcohol. Las personas que evitan esta conducta podrían contribuir a proteger sus habilidades mentales conforme envejecen, concluyeron los autores del estudio.
«El consejo actual es que los fumadores deberían dejarlo o reducir el consumo, y las personas deberían evitar beber mucho alcohol», señaló en un comunicado de prensa de la universidad el investigador principal del estudio, el Dr. Gareth Hagger-Johnson. «Nuestro estudio sugiere que se debería aconsejar también a las personas que no combinaran estas dos conductas malsanas, sobre todo a partir de la mediana edad. Los comportamientos saludables en la mediana edad pueden evitar el deterioro cognitivo [mental] en las etapas tempranas de la vejez».
El estudio, que duró 10 años, contó con casi 6,500 adultos de 45 a 69 años de edad. Se preguntó a los participantes sobre sus hábitos de tabaquismo y la cantidad de alcohol que consumían. También evaluaron su función cerebral (que incluye el razonamiento verbal y matemático, la fluidez verbal y la memoria verbal a corto plazo) tres veces en el trascurso del estudio.
El efecto sobre la edad de la combinación de beber mucho y fumar fue el equivalente a 12 años, dos años más que la duración del estudio, según los hallazgos del mismo, que fueron publicados en la edición en línea del 11 de julio de la revista British Journal of Psychiatry.
«Al examinar a las personas fumadoras que bebían mucho, hallamos que por cada 10 años que envejecían, su cerebro envejecía el equivalente a 12 años», explicó Hagger-Johnson. «Desde el punto de vista de la salud pública, el aumento de las dificultades asociadas con el envejecimiento cognitivo [mental] podría reducirse si se modificaran algunos factores del estilo de vida, y pensamos que las personas no deberían beber más cantidad de alcohol con la creencia de que el alcohol es un factor protector del declive cognitivo».
Aunque el estudio encontró una asociación entre el hecho de fumar y beber y el deterioro de la función mental, no probó causalidad.
Fuente: HealthDay, traducido por Hispanicare | University College London, news release, July 10, 2013
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