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Expectativas en pareja: ¿Un juego de deudas o una conexión real?

Expectativas en pareja: ¿Un juego de deudas o una conexión real?

Las expectativas en las relaciones de pareja pueden convertirse en una trampa emocional que genera conflictos y distanciamiento. Te cuento cómo puedes liberarte de esa sensación de «deuda» en el amor y crear una relación más sana, basada en el intercambio mutuo y la comunicación efectiva.

Todos hemos escuchado frases como «si realmente me amas, harías esto por mí» o «yo hice esto por ti, ¿por qué tú no?». Son comentarios que a menudo surgen en las relaciones de pareja y que esconden detrás una red de expectativas no habladas. Pero, ¿realmente debemos algo a nuestra pareja? ¿Es el amor una especie de «banco emocional» donde acumulamos créditos y deudas? Vamos a desmenuzar esta idea, porque al final, las expectativas pueden hacer más daño que bien.

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¿Qué esperamos del amor?

Desde pequeños, las películas, series y canciones nos venden la idea del amor romántico perfecto: una conexión profunda donde nuestra pareja «sabe lo que queremos sin que tengamos que decirlo». Spoiler alert: esto no es real. Las relaciones no funcionan con magia, y mucho menos si basamos nuestro bienestar en lo que el otro debe hacer por nosotros. 

Si alguna vez pensaste que tu pareja «te debe» algo por lo que tú hiciste, caíste en la trampa de las expectativas. Y como diría el filósofo Epicteto: “Los hombres no son perturbados por las cosas, sino por sus opiniones sobre ellas”.

La trampa de las expectativas: ¿Una deuda emocional?

Imagina esto: has tenido un día largo, con mucho agotamiento y solo quieres que tu pareja te mime un poco. Pero cuando llegas a casa, parece que tu pareja ha tenido un día complicado. En tu mente, piensas: «Bueno, yo le preparé el desayuno ayer, así que ahora es su turno de cuidarme». Pero… ¿Realmente tu pareja tiene esa «deuda» contigo?

Cuando caemos en la mentalidad de «yo hice esto, tú deberías hacer lo otro», empezamos a medir nuestra relación como si fuera una transacción bancaria. Y aunque suena tentador asegurarnos de que todo esté en balance, al final esto genera frustración, ya que nuestras expectativas no siempre se cumplen. Nos olvidamos de que cada persona tiene su propia forma de demostrar afecto y que las relaciones no deberían basarse en deudas emocionales.

Expectativas y comunicación: El verdadero superpoder

Aquí está el truco: las expectativas no son malas, pero si no las comunicamos, se convierten en una bomba de tiempo. Como dice mi colega Brené Brown, «Ser claro es amable. La falta de claridad es cruel». Si realmente quieres algo de tu pareja, ¡díselo! Nadie puede leer la mente, y esperar que lo hagan solo añade presión innecesaria.

Una relación sana es como una danza. A veces uno toma la iniciativa, otras veces el otro. Pero cuando las expectativas no son claras, es como intentar bailar con los ojos vendados. Siéntate con tu pareja y hablen abiertamente de lo que necesitan, lo que esperan y lo que pueden ofrecer. Esto fortalece la conexión y evita que caigan en el ciclo de «me debes».

¿Y si las expectativas nos distancian?

Es común que las expectativas no cumplidas generen conflictos. ¿Te ha pasado alguna vez? ¿Creías que tu pareja iba a actuar de cierta manera, pero hizo justo lo contrario, y terminaste sintiendo una gran decepción? Lo importante aquí es entender que la decepción viene de una expectativa no hablada o irrealista.

Cuando estas expectativas se acumulan, pueden llevar a una factura emocional muy alta. Se genera un ambiente de tensión, donde ambos sienten que están en deuda, y esto solo aumenta el distanciamiento. En lugar de acercarse, las diferencias se profundizan.

Transformar la relación: Del deber al compartir

El cambio clave en cualquier relación es pasar de la obligación al compartir. En lugar de pensar «tengo que» o «me debes», pregúntate: «¿Qué podemos construir juntos?». Las relaciones no se tratan de quién hace más o menos, sino de crear un espacio seguro donde ambos se apoyen mutuamente.

Las parejas más exitosas no son aquellas que nunca tienen problemas, sino las que saben transformarlos. Las relaciones evolucionan constantemente, y al igual que nosotros cambiamos, nuestra forma de amar y comunicarnos también debe hacerlo. 

Es hora de liberarte

El amor no es una deuda. Las deudas emocionales son como deudas bancarias, pagas y pagas y siempre debes más .Hay que resolver estas deudas.No se trata de cumplir expectativas como si fueran contratos. Se trata de compartir, crecer juntos y comunicar lo que necesitamos. Si sientes haber caído en la trampa de las expectativas, es hora de liberarte. Habla, escucha, y recuerda: una relación sana no es un balance de cuentas, es un espacio donde ambos pueden ser ustedes mismos, sin deudas ni cargas.

Si no sabes cómo hacerlo, ¡estoy para ayudarte!

Soy Carmen Sancho, Psicóloga en Barcelona, en Castelldefels. Escríbeme por Instagram @carmensanchopsicologa o visita mi página web carmensancho.es

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