La infidelidad en las familias es mucho más común de lo que la mayoría de las personas cree. En promedio, del 20% al 40% de los hombres y del 20% al 35% de las mujeres casadas han cometido algún acto de infidelidad hacia sus esposos o esposas. Además, parece haber una relación generacional por la que este tipo de comportamientos se traspasa de padres a hijos con bastante certeza.
Existen casos sumamente conocidos donde la infidelidad parece ser un tema de linaje, o sea un tema de familia, una conducta que se transmite de generación a generación.
La familia Kennedy, en los Estados Unidos, no solo fue famosa por el asesinato de J.F. Kennedy sino también porque los tres hermanos de la familia se vieron enredados en infidelidades públicas hacia sus respectivas esposas.
De esta información nace la pregunta de que si las infidelidades son cosa de familia o si son actitudes únicas de cada individuo. Queda claro que no todos los hermanos presentan las mismas conductas, sin embargo hay ciertas actitudes que son similares, ya sea por una raíz genética o por el tipo de enseñanza brindada por los padres.
Existen varios estudios que promulgan al éxito y las cuantiosas cuentas bancarias como factor común en las infidelidades. Sin embargo también existen otros estudios que señalan factores químicos y genéticos como culpables de este tipo de conductas.
Un estudio hecho en la República Checa en 2011, decantó en una supuesta conclusión sobre un compuesto químico presente en el cuerpo humano que ha sido asociado con las conductas de infidelidad.
El compuesto, llamado alelo 334, es una variación genética másculina que interfiere en el procesamiento cerebral de arginina vasopresina, un compuesto neuroquímico asociado a las conductas monógamas de relación personal.
El estudió mostró que los hombres con dos copias del alelo 334 tienen probabilidad doble de tener crisis de pareja en comparación con aquellos que solamente tienen una copia. Las parejas de estos hombres también presentaron una menor satisfacción con sus parejas en comparación con los demás individuos.
Otro grupo de investigadores llegó a la conclusión de que aquellos que cuentan con una variación genética de Dopamina D4 asociada a las conductas adictivas también se ven incitados a tener relaciones extramaritales.
Una derivación de Dopamina D4 llamada alelo 7R+ también parece tener relación con este tipo de conductas ya que los individuos con mayor número de este alelo tuvieron más parejas sexuales a lo largo de su vida.
Sin embargo esto no demostró que aquellos con mayor alelo 7R+ fueran más propensos a la infidelidad, sino que demostró que una vez pasado el límite de la infidelidad los que cuentan con más 7R+ tienden a tener más parejas extramaritales.
Los estudios finales y generales sobre la materia establecieton que existe una cierta relación entre estos variados compuestos genéticos y la infidelidad, pero no que estos sean los responsable, sino que depende mucho más del ambiente, las oportunidades y la conducta personal de cada individuo.
Guillermo Rodriguez – Ojocientifico.com
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