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Entre la virtud y el pecado, el amor cortés de la Edad Media

Entre la virtud y el pecado, el amor cortés de la Edad Media

El amor es uno de los temas centrales de la literatura y de la vida… En la Edad Media se escribió sobre un estilo de amor idealizado, como no ha tenido lugar antes o después en la historia, y muchos críticos aseguran su trascendencia a la realidad de la época… ¡Descubre la esencia del amor cortés!

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Se dice que el amor cortés empezó de manera creativa en forma de ficción literaria, hecha para entretener a la nobleza en la época medieval, pero pronto se convirtió en práctica social. Se consideraba una forma sofisticada de amor. En el Medioevo se le refería con la expresión en occitano fin’amor, la cual en español significa amor puro o verdadero. Es en 1883 cuando, el filólogo y crítico de literatura medieval, Gastón Paris lo declara amor cortés.

Estas historias de amor se representaban en novelas de caballería -el clásico Lancelot, el caballero de la carreta de Chrétien de Troyes- y poesía lírica en lengua occitana (idioma antiguo que se habla especialmente al sur de Francia).

¿En qué consistía el amor cortés?

​En un principio, el trovador, es decir, un poeta perteneciente a la nobleza, era el protagonista principal de una trama amorosa en la cual su amada estaba casada, generalmente con el señor al que servía el poeta o caballero.

El amor era entonces secreto e imposible, nos referimos a infidelidades y traición. Aunque en la mayoría de los relatos los poetas no se refieren al cumplimiento del acto sexual, este amor no es platónico, aunque el deseo físico sí está presente.

Entre lo espiritual y lo carnal

La trama entre los protagonistas del amor puro deja vislumbrar una experiencia de contraste que se balancea entre lo espiritual y lo erótico, la virtud y el pecado. Francis Newman en el libro The Meaning of Courtly Love hace referencia a esta cualidad contradictoria: Un amor a la vez ilícito y moralmente elevador, apasionado y disciplinado, humillante y exultante, humano y trascendente”. 

La magia de esta trama radica en la forma en la que el caballero enamorado se rinde ante la dama y se humilla. El amor es apasionado y fiel, por lo tanto, puro espiritualmente. Se ajustaba, por un lado, a la moral de la Iglesia la cual empatiza más con la conexión espiritual; no obstante, su fondo es pecaminoso en cuanto a que significa una traición al matrimonio y a la lealtad del caballero hacia su señor, además, no estaba bendecido bajo el Santo Sacramento.

En la Edad Media, recordemos, existía el sistema económico y político del vasallajeImagen: Pixabay.-

Hablamos de la Edad Media, el oscurantismo, la caza de brujas, en fin, la moral y el poder de la Iglesia… Nos preguntamos entonces… ¿La práctica del amor cortés era una forma de rebelión?

Los matrimonios eran pautados bajo la conveniencia entre las familias. Los críticos sugieren que por ello surge la necesidad de un amor más personal y romántico. El amor cortés nace entonces no como reacción al puritanismo de la Iglesia sino como síntoma o consecuencia del frío arreglo nupcial.

Pero… ¿y qué hay del rol femenino?

La mujer era totalmente idealizada, su rol era secundario en el sentido de que servía de inspiración, no obstante, no tenía un rol activo de evolución o transformación en la trama. 

Si bien esto es cierto, en este tipo de relación amorosa, la mujer dominaba, no era un amor entre iguales. La dama no se podía conquistar por medio del poder o la fuerza. Se debía alcanzar su amor mediante la valentía y humillación absoluta, es decir, el caballero se comportaba como un vasallo de la dama.

La mujer decidía si el amante era digno de su amor, generalmente su actitud era orgullosa y arrogante. Mientras que el caballero era respetuoso, paciente, y se exponía a una serie de pruebas para probar su valor y apasionamiento.

Con información de: Diario nueva visión / Wikipedia.

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