Lo que un día comenzó siendo el desarrollo de sensores ultradelgados para robots podría terminar convirtiéndose en algo totalmente distinto que en realidad beneficie a los humanos.
Hace aproximadamente 10 años, Takao Someya y su equipo comenzaron a realizar investigaciones con el objetivo de desarrollar una especie de piel artificial para robots que además tuviera incorporada diversos sensores para que nuestros compañeros metálicos pudieran sentir el tacto de otros.
Esta piel permitiría que los robots “sientan” gracias a varios sensores de presión y temperatura.
Actualmente, el equipo busca aplicar su piel biónica en humanos. Esta nueva generación de pieles cibernéticas de alta tecnología tiene un grosor de solamente la décima parte del celofan, es totalmente flexible e incluso puede arrugarse como si fuera piel de verdad.
Por supuesto que los sensores de temperatura y presión no serían las principales ventajas de estas pieles si las aplicamos a personas que por supuesto ya tienen piel, pero en lugar de eso los científicos podrían incluir otros tipos de sensores, como un monitor cardíaco por ejemplo.
Para el futuro ya se está hablando de pieles con conexión WiFi y funcionalidades similares a las de un smartphone. La tecnología todavía no ha avanzado lo suficiente como para hacer de esto último una realidad, pero quizá dentro de algunos años se vuelva posible.
Fuente: Tecnomagazine
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