OPINIÓN.- Si bien es sabido que ésta actividad se ha desarrollado como una alternativa de crecimiento en algunas poblaciones, ciudades y países, la actividad turística viene con una gama de estrategias buenas y malas. Ejemplo de lo anterior es la utilización de los recursos naturales y culturales como es el caso del patrimonio.
Al citar a la palabra «patrimonio», para muchos puede venir en mente el signo $$$, o bien el legado que antiguas generaciones han dejado, considerando la importancia que éste tiene. Existen antecedentes desde tiempos muy remotos en donde se consideraba a éste como un fuerte símbolo de identidad el cual iba a ser una pieza estratégica para futuras generaciones interesadas en conocer las manifestaciones culturales de la época.
El patrimonio cultural no sólo es un componente de viejos templos o casonas ubicadas en un centro histórico, también lo son las manifestaciones artísticas enraizadas en la tradición oral de «lo que la gente cuenta» o la belleza de un paisaje natural que ha sido conservado a lo largo de millones de años producto, claro, de la naturaleza que de manera incansable, realiza en un proceso de millones de años de evolución.
Con el avance de la evolución en la humanidad, se hicieron importantes aportaciones a la comodidad de los seres pensantes, pues con la llegada de la máquina de vapor, y el término de las guerras ocurridas alrededor de todo el mundo, la gente de clase media, pudo tener acceso a los viajes, efecto que provocó una serie de cambios en las expectativas de muchas personas en varias partes del globo terráqueo.
Y si, es ahí donde muchos consideran el nacimiento del turismo. Y, aunque en mi opinión, siempre ha existido ésta actividad, lo cierto es que tiene tintes comerciales muy marcados, pero también conlleva un intercambio cultural importante.
Existen antecedentes de diarios escritos por viajeros del viejo continente, en donde se relata el asombro que éstos tienen al conocer prácticas totalmente diversas a las de su génesis como el sacrificio humano, por ejemplo. Éstos viajeros han dejado un legado sorprendente en patrimonio histórico que, por desgracia, hoy en día, se encuentra en peligro de desaparecer.
El turismo puede verse desde diversas ópticas, ya que, si bien es una entrada de dinero importante, éstos primeros viajeros no lo concebían con una gama de facilidades y servicios creados de manera mercadológica para satisfacer una experiencia de manera vivencial que trascendiera en la mente del individuo a lo largo de su vida.
Existen en nuestro país, lugares donde actividades pertenecientes al sector primario, han sido desplazadas por las armas o por dólares. Los pueblos, casi fantasmales, son borrados de la geografía mental de los jóvenes que imaginan condiciones de vida más favorables en otra tierra que no es la que los vio nacer. O, en el mejor de los casos, son las mujeres con hijos pequeños, quienes permanecen en dichos sitios, recibiendo, si aún las recuerdan sus familiares, billetes verdes.
Frente a ésta y otras situaciones, la pérdida de identidad cultural invita a pensar qué es lo que los individuos hacen frente a éstas situaciones. El turismo propone una alternativa para el desarrollo de empleos a través de las bellezas naturales o sitios patrimoniales con piedras que hablan un idioma que muy pocos comprenden.
La clave fundamental para la creación de programas sustentables indiscutiblemente es la cooperación de los propios habitantes del pueblo y no, la inserción de grandes corporativos hoteleros. El llamado all inclusive, es una de las formas de eliminar la economía local debido a muchos factores. Quizá el más importante sea la pérdida de comunicación con los habitantes del sitio que se visita pues, al incluir una serie de comodidades y servicios, el salir de la burbuja all inclusive, puede representar una pérdida monetaria para los empresarios.
Cuando se gestionan proyectos donde la comunidad es la piedra angular de los proyectos, se cuenta con grandes ventajas: reforzamiento de la identidad cultural, valoración del patrimonio, conciencia ambiental y aumento al ingreso económico.
Las nuevas tendencias del turismo del presente siglo, justamente vienen acompañadas de una conciencia ambiental y es ahí donde se menciona al turismo cultural. La importancia de conocer, conservar y valorar el patrimonio ajeno, invita a turistas a preguntarse cómo es que, a pesar del avance de la tecnología puedan seguir casi intactas las tradiciones milenarias de un ecosistema cultural. Por tanto, es tarea de todos aquellos promotores, gestores y autoridades abrirse al diálogo para que se puedan escuchar opciones por parte de los habitantes del ecosistema, para que, en conjunto, se realicen las acciones pertinentes para la conservación y la promoción adecuada del turismo de ésta nueva era que lleva una connotación muy fuerte ante el rescate del patrimonio.
Una colaboración de @lady_shat para @Culturizando
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