La Segunda Guerra Mundial alberga tantas historias que hoy en día continúan saliendo a la luz anécdotas sobre el conflicto; sin embargo, el caso del Titanic nazi constituye la mayor tragedia marítima de la historia y mucha gente no sabe de ella...
Aunque la película Titanic de James Cameron se acerca bastante a la dramática historia real sucedida un día de abril de 1912, existe una tragedia mucho más grande que ha sido opacada por años. Esta historia es protagonizada por el barco Wilhelm Gustloff y fue encargado por Adolf Hitler, en un principio para ser un barco de guerra (es decir, destinado a uso militar); sin embargo, la función luego mutó para servir de hospital y, finalmente, se asignó como barco de la agencia nazi de turismo Strength Through Joy. La agencia tenía como fin entretener a la población alemana y servir para actividades de ocio mediante un sistema de votación.
La estructura funcionaba para el Kraft durch Freude (KdF traducido al español como Fuerza a través de la alegría), una organización nazi dedicada a controlar el tiempo libre de la población alemana. La construcción fue la número 511 de la empresa Blohm & Voss por dictamen del Führer e inició sus actividades mediante distintas modalidades desde el año 1937.
Hasta acá todo bien, por lo que cabe preguntarse… ¿Cómo terminó este proyecto en una tragedia mayor que el RMS Titanic?
Características del barco y sus primeros años
Su fabricación duró muchos meses y requirió de un gran esfuerzo y mano de obra obrera. El barco poseía 208,5 metros de eslora, un calado de 7.0 metros, manga de 23.6 metros y cuatro motores diésel más dos hélices. Fue el quinto bote alemán de mayor tamaño y llegó a transportar, aproximadamente, hasta 1.465 personas en cada viaje.
El primer destino con finalidad internacional fue el archipiélago Madeira, en Portugal, en 1938. El barco participó en la Guerra Civil Española durante la Legión Cóndor y sirvió como hospital en la invasión de Noruega. En 1939 sirvió como barco nodriza para submarinos en ciudades como Danzig (Polonia) y Oslo (Noruega); mientras que entre 1940 y 1943 funcionó como hospital y buque cuartel en distintos enfrentamientos, en lugares de Reino Unido y Gotenhafen.
Operación Hannibal y las consecuencias
Cuando se vio cerca la caída del nazismo, se creó la llamada Operación Hannibal (o Aníbal, en español) para evacuar a la mayor cantidad de personas que estuviesen a la merced (o más cerca) del Ejército Rojo. Además, la operación se creó para salvar la mayor cantidad de naves e instrumentos marinos. Se transportaron a más de un millón de personas a distintas partes de Europa en un período de cuatro meses. El marinero Karl Dönitz fue el responsable de enviar el mensaje a la ciudad de Gdynia (Polonia) para que huyesen al oeste.
Bajo esta premisa, el Gustloff sirvió para esta operación; evacuando desde enero de 1945 a militares y civiles con destino a Gdynia (Gotenhafen). Los rusos se extendían por toda la Prusia Oriental, provocando grandes olas de escapes y migración. Miles de pasajeros abordaban el barco en tiempos de histeria, incluso excediendo su capacidad estructural nueve veces más a la recomendable. Las personas huían en transportes marítimos con vientos de hasta -20 °C.
Embarque a la tragedia
A pesar de la insistencia por parte del capitán Wilhelm Zahn de ir por aguas menos profundas, el capitán Friedrich Petersen insistió en tomar el camino más complejo. Los mares bálticos se encontraban plagados de los enemigos soviéticos. Llegadas las 21 horas del 30 de enero de 1945, los capitanes recibieron el aviso de que cerca se encontraba un dragaminas (barco destinado a limpiar los mares de los restos de minas), por lo que decidieron encender las luces para que la máquina los identificara.
El cohete soviético S-13, comandado por Aleksandr Marinesko, visualizó al Gustloff por sus luces y decidió lanzarle al barco tres proyectiles. Uno dio en la proa, otro en la cubierta baja y el último en la parte trasera. Habiendo recibido los disparos, la tripulación horrorizada corrió hacia las barcas, obviamente insuficientes. Se intentaron montar a niños y mujeres primeros, pero en medio de la desesperación todo el mundo luchó por salvarse. Mediante una maniobra de driza (movimiento de los cabos y las velas), las personas pudieron mantenerse en el barco durante más tiempo.
Ante el desastre acudieron varios torpederos que lograron salvar a 1.239 personas, tanto del barco como del gélido mar. Los capitanes lograron salvarse y algunas enfermeras también. El barco quedó hundido a 44 metros de profundidad y los rusos intentaron, sin resultados favorables, ocultar el ataque. Murieron 9.343 personas en total.
Posterioridad
Este evento se considera la peor catástrofe marítima de la historia, por la cantidad de vidas que se llevó el ataque. El oficial naval a cargo del S-13 Aleksandr Marinesko fue juzgado por el crimen, a pesar de sus alegaciones. Fue forzado a pasar tiempo en un campo de concentración y, al salir, vivió en estado de indigencia hasta que murió de úlcera en 1963.
Al contrario del RMS Titanic, hundido en 1912, esta tragedia ha sido opacada con los años; tal vez por las miles de historias que alberga la Segunda Guerra Mundial. Queda de nosotros honrar y cargar en la memoria a estas personas, que huían de las polaridades y de la violencia.
La historia del Wilhelm Gustloff solo nos recuerda que las guerras, a pesar de las causas que las originen, pierden sentido al llevarse tantas vidas y generar tanto dolor.
Con información de: Wikipedia / ABC / El Confidencial / Foto: Wikimedia
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