El primero en concebir la idea de un cigarrillo sin humo ni tabaco fue el estadounidense Herbert Gilbert, quien diseñó en 1963 un prototipo a pilas que proporcionaba un agradable aire aromatizado al calentar un líquido –él sugería una sustancia que emulara el sabor del whisky–. El invento carecía de los efectos nocivos del pitillo y podía usarse para la administración de fármacos.
Patentado en 1965, llamó la atención de varias empresas, pero por las limitaciones tecnológicas y la falta de conocimientos sobre los perjuicios del humo, nunca llegó a distribuirse. Hubo que esperar a 2003 para que el cigarro electrónico llegara al mercado.
Su creador, el farmacéutico chino Hon Lik, era un fumador empedernido a quien influyó ver morir a su padre –otro gran adicto al tabaco– de cáncer de pulmón. Lik presentó su idea a Golden Dragon, la compañía donde trabajaba, que aceptó la propuesta y comercializó el e-cigarette bajo la marca Ruyan, que significa ‘parecido a fumar’. Desde entonces el grupo ha amasado una fortuna y ha ampliado la oferta con productos como la pipa y el puro electrónicos.
Fuente: Muy Interesante
Culturizando no se hace responsable por las afirmaciones y comentarios expresados por sus columnistas, anunciantes o foristas; y no reflejan necesariamente la opinión de la misma.
Culturizando se reserva el derecho a eliminar aquellos comentarios que por su naturaleza sean considerados ofensivos, injuriantes, fuera de la ley o no acordes a la temática tratada.
En ningún momento la publicación de un artículo suministrado por un colaborador, representará algún tipo de relación laboral con Culturizando.
--
--