Marisela Cuevas • Neuroeconomía para Llevar | El fútbol es más que un simple deporte; es una pasión global que despierta emociones intensas y genera comportamientos colectivos, también, el fútbol desde el punto de vista del marketing y la economía es un negocio que genera aproximadamente $50.000 millones anuales. Este número de acuerdo con la consultora Deloitte, incluye ingresos por derechos de televisión, patrocinios, venta de entradas y merchandising.
«El fútbol no es solo un juego de habilidades y estrategia; es también un espejo que refleja las complejidades y sesgos de nuestra propia mente»
Arsène Wenger
Sin embargo, como todo deporte se ve influenciado por las decisiones que toman los aficionados y los jugadores, entrenadores o árbitros que están profundamente influenciadas por sesgos cognitivos. Estos sesgos, que son errores sistemáticos en el pensamiento, afectan cómo interpretamos y respondemos a todo, pero en este artículo exploraremos algunos de los sesgos cognitivos más comunes, cómo impactan el comportamiento humano dentro y fuera del campo y lógicamente, al negocio del fútbol.
Los sesgos del deporte Rey
El primer sesgo que resulta evidente en este deporte es el Sesgo de Confirmación que se refiere a la tendencia de buscar, interpretar y recordar información de manera que confirme nuestras creencias preexistentes. En el fútbol, este sesgo es indudable cuando los aficionados y los analistas interpretan las jugadas de acuerdo con sus expectativas o deseos. Por ejemplo, un fanático podría justificar una falta cometida por su equipo como un accidente, mientras que percibiría la misma acción por parte del equipo contrario como una estrategia intencional y deshonesta.
Luego, tenemos el Efecto Halo, del que hablamos en otro artículo y que ocurre cuando una característica positiva o negativa de una persona influye en la percepción de sus otras características. En el contexto del fútbol, los jugadores estrella a menudo son percibidos como más talentosos en todos los aspectos del juego simplemente por su fama y éxito en áreas específicas. Esto puede llevar a que se les atribuya un rendimiento superior incluso cuando no lo demuestran en el campo. Su aura de éxito llega a espacios fuera de la cancha y puede afectar hasta los precios del mercado inmobiliario de la zona dónde viven.
Por último, el Sesgo de Resultados que implica evaluar una decisión basada en su resultado en lugar de en el proceso que llevó a ella. Creo que, en el fútbol, este es un sesgo indiscutible que salta a la vista cuando se juzga a entrenadores y jugadores únicamente por los resultados de los partidos, sin considerar las circunstancias o la calidad de las decisiones tomadas. Por ejemplo, una estrategia arriesgada que no resulta en un gol puede ser criticada severamente, aunque haya sido la opción tácticamente correcta. Y más aún, la gravedad varía en función del tipo de torneo o partido.
Por otra parte, los entrenadores y jugadores no están exentos de los sesgos cognitivos. Un entrenador puede persistir en una estrategia fallida debido al Sesgo de Confirmación, antes mencionado, creyendo firmemente en su planteamiento táctico inicial. Los jugadores, por otro lado, pueden sobreestimar sus capacidades debido al Efecto Halo, especialmente si han tenido un rendimiento destacado en el pasado.
En lo que respecta a los árbitros, que son blanco frecuente de juicio por parte de los aficionados y jugadores, tenemos que el Sesgo de Confirmación (otra vez), puede llevar a los fanáticos a creer que un árbitro está en contra de su equipo, basándose en decisiones pasadas que consideran injustas. Además, el Sesgo de Resultados puede hacer que se evalúe a un árbitro por una decisión controvertida que afectó el resultado de un partido, ignorando su desempeño general durante el encuentro.
Asimismo, está el comportamiento de los aficionados que indudablemente también está influenciado por los sesgos cognitivos. La Disonancia Cognitiva, por ejemplo, ocurre cuando los fanáticos experimentan un conflicto entre su lealtad a un equipo y un resultado negativo. Para resolver esta disonancia, pueden culpar al árbitro o a factores externos, en lugar de aceptar las debilidades de su equipo. Estoy segura de que ésta te ha pasado muchísimas veces.
Y para cerrar, como fanáticos, tenemos siempre la conducta aspiracional y sufrimos el llamado Sesgo de Grupo, este se define como la tendencia de las personas a favorecer y dar preferencia a los miembros de su propio grupo en comparación con los miembros de otros grupos.
En el ámbito del fútbol, el Sesgo de Grupo es particularmente evidente. Los aficionados tienden a mostrar una fuerte lealtad hacia su equipo favorito (endogrupo) y una rivalidad con los equipos contrarios (exogrupo). Y lo podemos ver de estas dos formas:
- Interpretación de las Jugadas: Los fanáticos suelen interpretar las acciones de los jugadores de su equipo de manera más favorable, mientras que las mismas acciones por parte de los jugadores del equipo contrario se ven de manera negativa. Nada más darse una vuelta por la red social X en medio de un partido Barça-Real Madrid para ver este sesgo en vivo y directo.
- Cánticos y Apoyos: En los estadios, los aficionados apoyan vigorosamente a su equipo vistiendo la camisa del equipo y apoyando con cánticos y vítores, mientras que abuchean y menosprecian a los jugadores y seguidores del equipo rival.
Negocios y goles
Por último, los sesgos cognitivos juegan un papel significativo en todos los órdenes de la vida y también en el fútbol visto como deporte, afectando cómo jugadores, entrenadores, árbitros y aficionados interpretan y reaccionan ante los eventos en el campo. Comprender estos sesgos no solo nos ayuda a ser espectadores más informados, sino que también puede mejorar la toma de decisiones dentro del deporte. Reconocer y mitigar estos sesgos nos puede llevar a vivir la experiencia futbolística de forma más justa y equilibrada, con más disfrute y menos estrés. Es inevitable, luego que conoces esta información, no volverás a ver un partido de fútbol de la misma manera.
Ahora bien, la intersección de los sesgos cognitivos con el fútbol ahora como negocio, subraya la complejidad de las decisiones y percepciones dentro de este deporte. Los sesgos, como el Sesgo de Grupo, el Sesgo de Confirmación y el Efecto Halo, influyen no solo en la interpretación de las jugadas y las decisiones arbitrales, sino también en las estrategias de marketing, la gestión de equipos, los contratos de los jugadores estrella y la fidelización de los aficionados. El fútbol, al ser una industria tan rentable a nivel mundial, está sometida a estos factores psicológicos y es evidente que los aprovecha para optimizar la experiencia de los seguidores y maximizar el rendimiento económico.
Comprender y mitigar los sesgos puede llevar a decisiones más equitativas y efectivas, beneficiando tanto a los aficionados como a las entidades involucradas en el deporte, porque como dijo Johan Cruyff: “El fútbol es un juego que se juega con el cerebro. Debes estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Ni demasiado pronto ni demasiado tarde”
Referencias:
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Thorndike, E. L. (1920). «A constant error in psychological ratings.» Journal of Applied Psychology, 4(1), 25-29.
Baron, J., & Hershey, J. C. (1988). «Outcome bias in decision evaluation.» Journal of Personality and Social Psychology, 54(4), 569-579.
Festinger, L. (1957). A Theory of Cognitive Dissonance. Stanford University Press.
Cross, J. (2018). Arsène Wenger: The Inside Story of Arsenal Under Wenger. Icon Books Ltd.
Wenger, A. (2020). My Life in Red and White: My Autobiography. Weidenfeld & Nicolson.
Oldfield, T. (2016). Arsène Wenger: Pure Genius. John Blake Publishing Ltd.
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