A pesar de que la era dorada de Hollywood nos brindó lo que hoy en día consideramos joyas cinematográficas, existió una iniciativa capaz de autocensurar e instaurar valores puritanos en casi todas sus producciones. ¡Los desnudos, la violencia y el alcohol estuvieron prohibidos en el cine durante más de 30 años!
¿En qué consistió el código Hays?
El código Hays fue un reglamento que mantuvo vigencia desde 1934 hasta 1968. Esta normativa debe su nombre a William H. Hays, el primer presidente de la Asociación de Productores y Distribuidores de Cine de América; y, adicionalmente, miembro del Partido Republicano de los Estados Unidos.
En el marco de la Gran Depresión, en 1930, una comisión compuesta por publicistas y curas católicos le presentaron a Hays lo que posteriormente se conocería como «el código Hays».
Esta nueva normativa mantendría tres prohibiciones principales: mostrar el aspecto positivo de la ley, penalizar el crimen, los pecados y todo cuanto estuviese, presuntamente, en contra de los designios de Dios; y, finalmente, estimular un modo de vida tradicional fundamentado en valores cristianos y familiares, de acuerdo a lo que se pretendía de la sociedad que perseguía «el sueño americano».
¿Cuál era la finalidad de establecer la autocensura en el cine?
Durante la década de 1920 e inicios de 1930, Hollywood gozó de una libertad casi tan extraordinaria como libertina. Los discursos, narrativas y visiones presentados tanto por cineastas como por actores, iban en dirección contraria a las familias conservadoras y a los tradicionalistas que, siendo católicos o protestantes, comprendían la mayoría de la población norteamericana.
Es por ello que, con la finalidad de «no rebajar el nivel moral de los espectadores», tal y como expresó Hays en su momento, se dio lugar a una de las iniciativas más herméticas y limitativas dentro de la industria cinematográfica más importante del mundo.
En el contexto de una sociedad tradicionalista y puritana, el disfrute de la sexualidad era mal visto. Tanto era el tabú que el acto sexual no era presentado como algo natural en la gran pantalla, mucho menos si se trataba de una relación previa a los sagrados votos matrimoniales.
De acuerdo con el código Hays:
“El adulterio y todo comportamiento sexual ilícito, a veces necesarios para la intriga, no deben ser objeto de una demostración demasiado precisa, ni ser justificados o presentados bajo un aspecto atractivo”.
Las escenas donde la pasión era parte fundamental de la trama, no debía ser mostrada salvo que fuese verdaderamente indispensable. «No se mostrarán besos ni abrazos de una lascividad excesiva, de poses o gestos sugestivos. En general, el tema de la pasión debe ser abordado de manera que no despierte emociones viles o groseras de seducción: la violación», explica el código.
El código Hays y la homosexualidad
Como era de esperarse, el código también dedica una sección destinada a prohibir las “perversiones sexuales”, haciendo referencia a los filmes que sugerían sutil o directamente las relaciones entre personas del mismo sexo.
Adicionalmente, la elección del vestuario a partir de este código comenzaría a replantearse en función de mantener el pudor, hasta el punto de prohibir por completo la presencia de los desnudos frente a la cámara.
La censura incluía escenas de actrices desvistiéndose, incluso quitándose las medias, características de las primeras décadas del siglo XX.
Hollywood y la violencia
A pesar de que muchas de las cintas más icónicas de la era dorada de Hollywood radican en los denominados «westerns» o películas de vaqueros, el código Hays también podía llegar a ser restrictivo en materia de violencia.
En el código se planteaba lo siguiente:
“La técnica del asesinato deberá ser presentada de manera que no suscite imitación. La venganza, en nuestros días, no será justificada. Los métodos de los criminales no deberán ser presentados con precisión”.
Del mismo modo, la figura de los sacerdotes y cualquier involucrado con la religión cristiana no debía ser presentada a modo satírico. El código expresa lo siguiente:
“Los ministros del culto en sus funciones de ministros de culto no serán mostrados nunca bajo un aspecto cómico o crapuloso. Los sacerdotes, los pastores y las religiosas nunca se podrán mostrar capaces de un crimen o de un grupo impuro”.
Asimismo, las blasfemias y obscenidades no estaban contempladas dentro de la norma. Por ello, frases como «Frankly, my dear, I don’t give a damn», traducido como «Francamente, querida, me importa un bledo» de Gone with the Wind (1939), corresponde a una de las transgresiones más famosas en la historia del cine.
Finalmente, en 1967, el restrictivo código sería reemplazado por la clasificación según las edades, lo cual cedió al paulatino resurgimiento de Hollywood, y permitió a nuevas generaciones reinventar el cine hasta explorar a lo que hoy en día conocemos como el séptimo arte.
Por: Gabriela Herrera | @gavahema | Culturizando
Con información de: Valencia Plaza | Hoy Cinema | Espinof |
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