En la historia de la Iglesia católica, no ha habido otro episodio de mayor ultraje que el atentado de Anagni, cuando representantes del reino francés irrumpieron en la residencia papal, secuestraron y abofetearon al sumo pontífice durante una disputa.
Interés económico
Sobre el inicio del siglo XIV, el poder que tenía la Iglesia católica era casi que absoluto en toda Europa. Fue la entidad más importante y poderosa durante la época medieval, pero con el fin de ese período, también llegó la decadencia del poder eclesiástico.
Felipe IV el Hermoso, rey de Francia, mantuvo una enemistad pública con el papa Bonifacio VIII. El santo pontífice expresó en más de una ocasión que poseía poder sobre todo cristiano, incluso si era un monarca o soberano. El monarca galo refutó dichas declaraciones, manifestando que no admitía ningún poder externo a su voluntad.
El conflicto de poder entre ambos gobernantes incrementó cuando hubo dinero involucrado. Felipe IV quiso cobrar tributos a los representantes eclesiásticos para poder sustentar todas las guerras que vivía Francia, sobre todo la disputada contra Inglaterra. Bonifacio VIII redactó una carta papal prohibiendo el pago de clérigos a reyes sin su permiso, pero el monarca francés respondió bloqueando todo el dinero que salía de Francia rumbo a Roma.
Conflicto entre Francia y la Iglesia católica
La enemistad aumentó cuando Bernardo de Saisset, obispo de Pamiers, se negó a pagar los tributos; el rey lo acusó de traición y ordenó su arresto. El papa redactó otra carta expresando que solo él podía realizar juicios sobre los miembros de la Iglesia, pero los representantes franceses la quemaron para falsificar una en donde se muestra a Bonifacio VIII con intenciones de tomar el poder sobre Francia.
Los galos repudiaron toda muestra eclesiástica tras el altercado, pero el papa redactó una nueva carta negando todo lo mostrado por el gobierno de Felipe IV. El monarca lo vio como un atentado a la soberanía y un preludio a una excomulgación.
Representantes de Francia fueron enviados a Anagni, localidad italiana en la que se encontraba el papa. Guillermo de Nogaret y Sciarra Colonna irrumpieron en la residencia papal el 7 de septiembre de 1303 para ultrajar su figura. Bonifacio VIII recibió una bofetada de Calonna, pero hay versiones que explican que la acción fue metafórica: una bofetada a la institución católica.
Varios aliados del papa murieron en el atentado, mientras que el sumo pontífice fue privado de agua y comida por tres días. Los ciudadanos de Anagni intercedieron a favor de Bonifacio VIII logrando así el retiro de los franceses.
El papa murió un mes después del altercado, presuntamente por el desgaste moral que supuso. Tras su deceso, la figura de la Iglesia se vio duramente vapuleada, así inició una etapa de pérdida de poder y respeto hacia la institución católica. Muchas historiadores aseguran que el atentado de Anagni fue el final del período medieval y el inicio de una nueva era.
Con información de EcuRed / Gaudiumpress / Wikipedia / Foto: Shutterstock
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