‘El ángel caído’ («L’Ange déchu», en francés), es una obra de 1847, realizada por el academicista Alexandre Cabanel. Desde la fuerza de su mirada hasta el magistral estudio anatómico manierista, ¡te invitamos a conocer los detalles de este retrato del mismísimo Lucifer!
Alexandre Cabanel, el academicista
Nacido en Montpellier, Francia, el 28 de septiembre de 1823, Alexandre Cabanel fue uno de los más importantes artistas dentro del academicismo. Alcanzó la fama y un éxito considerable cuando, en 1863, ya siendo un artista consolidado, Napoleón III decidió adquirir una de sus pinturas más conocidas, El nacimiento de Venus («Naissance de Vénus», en francés).
Tal y como ocurrió con varios jóvenes talentosos de su generación, su desempeño en la Escuela de Bellas Artes le permitió desplazarse a Italia donde, consecuentemente, le sería otorgada una prestigiosa medalla en el Salón de Roma.
Es precisamente en Italia, donde terminaría por descubrir su particular estilo y el carácter de su pintura. Influenciado por el manierismo -corriente que surgió como transición entre el renacimiento y el barroco-, pero trasladándolo al siglo XIX, Cabanel consiguió la admiración de críticos tanto en Francia, como en el resto de Europa.
No obstante, rechazaba por completo las vanguardias artísticas que emergían, paralelamente, con respecto a su obra. Sentía una gran antipatía por el impresionista Édouard Manet, y fue públicamente criticado por Émile Zola.
Pintura El ángel caído: explicación
A pesar de su dedicación por conservar la tradición pictórica occidental, Cabanel no rechazaba, del todo, movimientos artísticos como el romanticismo. Sus pinturas lo respiran sutilmente, tanto por la elección de sus temas -históricos, mitológicos y religiosos-, como por la desmesura de las emociones en los gestos de sus personajes.
En El ángel caído, Cabanel retrata con firmeza la ira en la mirada de quien, de acuerdo con la creencia judeo-cristiana, habría sido la mano derecha de Dios, al momento de la creación. No obstante, cegado por la ambición, decidió revelarse y, en consecuencia, desencadenar una batalla en la que, finalmente, fue derrotado por el arcángel San Miguel.
Lucifer, magistralmente concebido por medio de un minucioso estudio anatómico, observa con recelo y soberbia a su creador. Cabanel lo retrata con energía, mientras luchaba los últimos momentos de la batalla de los cielos.
Exiliado a una eternidad en la Tierra, El ángel caído corresponde a una mítica escena donde la hazaña manierista del color, la iluminación difusa y el detallado estudio anatómico, exploran la intención de Cabanel por trascender del rígido conservadurismo de las bellas artes.
Con tan solo 24 años de edad, Cabanel introdujo a Lucifer al Salón de Bellas Artes, convirtiéndose en el primer estudiante en presentar una obra inspirada en dicha temática.
Pese a su éxito en Roma, El ángel caído contó con múltiples críticas negativas, que partían desde la “deficiente” ejecución de la pintura, hasta lo “errado” del movimiento en la composición. Ante ello, Cabanel respondió:
«Esa es mi recompensa por todas las molestias que me tomé, para no entregar una pieza de arte promedio», expresó Cabanel en una carta a su amigo Alfred Bruyas.
Con información de: Historia-Arte! / Art History Project / Arte España
--
--