Desde la felicidad más desbordante, hasta la decepción más profunda. Los creadores de las caricaturas más conocidas, debían transformar un concepto básico en más de mil expresiones, para poder ‘humanizar’ a sus personajes. ¿Cuál era la inspiración? Lo más básico: su propio rostro. ¿Cómo lo hacían? ¿De qué les servían los espejos? Aquí te contamos todo.
Con información de Playbuzz
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