“Hijo mío: La felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna”
Groucho Marx
Marisela Cuevas • Neuroeconomía para Llevar | La búsqueda de la felicidad ha sido una constante en la historia humana. Aristóteles fue uno de los primeros y más influyentes en hablar sobre la felicidad de una manera sistemática y filosófica. En su obra Ética a Nicómaco, escrita en el siglo IV a.C. Según Aristóteles, la felicidad no es simplemente un estado emocional pasajero, sino una actividad de la psique conforme a la virtud. Él sostiene que la felicidad se alcanza mediante la realización de las potencialidades humanas, y que es una forma de vivir bien y actuar bien a lo largo de toda una vida.
Y después de él, vinieron la filosofía utilitarista de Jeremy Bentham y John Stuart Mill, pasando por muchos otros economistas, psicólogos y sociólogos que han intentado medir y entender los factores que contribuyen a nuestra felicidad y si el dinero juega un papel crucial en este sentido.
En tiempos más recientes, dos figuras han sido claves en este debate, el recientemente fallecido Daniel Kahneman, psicólogo y premio Nobel de Economía y Richard Easterlin, economista conocido por la Paradoja que lleva su nombre.
La Paradoja de Easterlin
En 1974, Richard Easterlin planteó una paradoja. Su investigación mostró que, a nivel individual, las personas más ricas tienden a ser más felices que las más pobres en un mismo país. Sin embargo, a nivel nacional, los aumentos en la renta per cápita no necesariamente se traducen en un aumento proporcional de la felicidad promedio de la población. Este hallazgo sugiere que, aunque el dinero puede comprar cierta felicidad, su impacto tiene límites.
Componentes Principales de la Paradoja
- Relación Individual: Dentro de un mismo país, las personas con mayores ingresos tienden a reportar niveles más altos de felicidad. Esto es porque los ingresos permiten satisfacer necesidades básicas, reducir el estrés financiero y acceder a más bienes y servicios.
- Relación Nacional: Cuando se observa a nivel de un país a lo largo del tiempo, un aumento en la renta per cápita no conduce a un incremento proporcional en la felicidad promedio de la población. En otras palabras, aunque un país se vuelva más rico, sus ciudadanos no necesariamente se vuelven más felices.
¿Por qué ocurre esto?
Easterlin plantea 3 razones:
- Adaptación Hedónica: Las personas tienden a adaptarse a su nivel de ingresos con el tiempo. Un incremento en los ingresos puede inicialmente aumentar la felicidad, pero este efecto se desvanece a medida que las personas se acostumbran a su nuevo nivel de riqueza.
- Comparación Social: La felicidad de las personas depende en gran medida de cómo se comparan con los demás. A medida que los ingresos aumentan a nivel nacional, las expectativas y el estándar de comparación también aumentan, lo que puede neutralizar los efectos positivos de mayores ingresos.
- Satisfacción de Necesidades Básicas: Una vez que se satisfacen las necesidades básicas (alimento, vivienda, seguridad), los incrementos adicionales en los ingresos tienen un impacto menor en la felicidad. La relación entre el ingreso y la felicidad es más fuerte en niveles bajos de ingresos y se debilita en niveles más altos.
El Estudio de Daniel Kahneman
Tiempo después de la Paradoja de Easterlin, 36 años para ser exactos, Daniel Kahneman, junto con Angus Deaton, llevaron a cabo un estudio que exploró la relación entre el ingreso y la felicidad en Estados Unidos. Ellos encontraron que existe un umbral de ingresos más allá del cual los aumentos adicionales en el ingreso tienen un impacto decreciente en el bienestar emocional. Este umbral fue identificado en aproximadamente 75,000 dólares anuales en 2010.
La teoría de Kahneman y Deaton, fue desarrollada a partir de su estudio de titulado High income improves evaluation of life but not emotional well-being (Los altos ingresos mejoran la evaluación de la vida pero no el bienestar emocional) y ofrece una perspectiva sobre la relación entre el ingreso y la felicidad.
Componentes Clave de la Teoría
- Umbral de Ingresos: Kahneman y Deaton identificaron un umbral de ingresos a partir del cual los aumentos adicionales en el ingreso tienen un impacto decreciente en el bienestar emocional diario de las personas. En su estudio, establecieron este umbral en alrededor de 75,000 dólares anuales en 2010.
- Diferenciación entre Evaluación de la Vida y Bienestar Emocional: Los investigadores distinguieron entre dos aspectos de la felicidad: la evaluación de la vida (evaluación general de cómo está yendo la vida) y el bienestar emocional (experiencia emocional diaria). Descubrieron que el ingreso tenía un impacto significativo en la evaluación de la vida, pero tenía poco efecto en el bienestar emocional una vez que se superaba el umbral de ingresos.
Explicación
- Adaptación Hedónica: La teoría de Kahneman y Deaton está en línea con el concepto de adaptación hedónica, al igual que Easterlin, que sugiere que las personas tienden a adaptarse a los cambios en su vida, tanto positivos como negativos, y vuelven a un nivel de bienestar subjetivo relativamente estable. Una vez que se alcanza un cierto nivel de ingresos, la capacidad del dinero para mejorar el bienestar emocional disminuye, ya que las personas se adaptan a su nueva situación financiera.
- Naturaleza Subjetiva de la Felicidad: Su investigación resalta la naturaleza subjetiva de la felicidad y esto viene a ser clave en esto de estudiar la felicidad, pues mientras que el dinero puede mejorar la evaluación general de la vida, su impacto en el bienestar emocional es limitado. Esto sugiere que factores más allá de los recursos materiales, como las relaciones personales, el propósito en la vida y la salud mental, juegan un papel crucial en la felicidad. En pocas palabras, la felicidad es una percepción individual de la vida.
- Implicaciones Socioeconómicas: La identificación de un umbral de ingresos más allá del cual el dinero tiene un impacto decreciente en la felicidad tiene importantes implicaciones socioeconómicas y esto es un tema que debe ser considerado por los gobiernos y es que sugiere que las políticas centradas exclusivamente en el crecimiento económico pueden ser insuficientes para mejorar el bienestar emocional de la población. En su lugar, las políticas públicas podrían enfocarse en aspectos como la igualdad de oportunidades, el acceso a servicios de salud mental y el fortalecimiento de las relaciones sociales.
¿Cuánto cuesta la felicidad en el 2024?
Ciertamente, la cifra de $75.000 de ingresos al año determinada en la investigación de Kahneman y Deaton en 2010 ya no estaría vigente pues han pasado 14 años. Considerando una actualización del monto para el año 2024, esa cifra se estaría ubicando sobre los $106.534 anuales de ingresos como umbral de felicidad.
Para cerrar, la interacción entre el dinero y la felicidad es compleja y multifactorial. Mientras que el dinero puede comprar comodidad y seguridad hasta, su capacidad para generar felicidad sostenida tiene un límite, máximo y mínimo. La Paradoja de Easterlin y los estudios de Kahneman nos recuerdan que factores como las relaciones personales, el propósito en la vida, la paz y la salud mental juegan roles cruciales en nuestra felicidad.
Así que, aunque alcanzar un ingreso de alrededor de 102,000 dólares al año puede ofrecer una base para el bienestar, la verdadera felicidad no tiene un precio fijo. Se encuentra en elementos intangibles a los que individualmente le damos significado. En última instancia, la felicidad es una combinación equilibrada de factores económicos, sociales y personales.
No olvidemos, entonces, que el camino a la felicidad está pavimentado no solo con dinero, sino con momentos significativos, vínculos profundos y un propósito claro. Porque al final del día, lo que realmente enriquece nuestras vidas no puede comprarse.
Entonces, la felicidad es, a fin de cuentas, una interpretación muy subjetiva, cargada de emociones, recuerdos e interpretaciones, de la vida y sus andares con un precio altamente fluctuante.
Referencias
Easterlin, R. A. (1974). Does Economic Growth Improve the Human Lot? Some Empirical Evidence. In P. A. David & M. W. Reder (Eds.), Nations and Households in Economic Growth: Essays in Honor of Moses Abramovitz (pp. 89-125). Academic Press.
Kahneman, D., & Deaton, A. (2010). High income improves evaluation of life but not emotional well-being. Proceedings of the National Academy of Sciences, 107(38), 16489-16493.
Diener, E., & Seligman, M. E. P. (2002). Very happy people. Psychological Science, 13(1), 81-84.
Lyubomirsky, S., Sheldon, K. M., & Schkade, D. (2005). Pursuing happiness: The architecture of sustainable change. Review of General Psychology, 9(2), 111-131.
Ryan, R. M., & Deci, E. L. (2000). Self-determination theory and the facilitation of intrinsic motivation, social development, and well-being. American Psychologist, 55(1), 68-78.
Stevenson, B., & Wolfers, J. (2008). Economic growth and subjective well-being: Reassessing the Easterlin Paradox. Brookings Papers on Economic Activity, 2008(1), 1-102.
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